★ Estrellas gemelas ★
⋆ ⋆ ⋆ ⋆ ⋆ ⋆ ⋆ 1. Ensangrentado ⋆ ⋆ ⋆ ⋆ ⋆ ⋆ ⋆
Era la clase 07G. Como de costumbre, todos los alumnos estaban esperando en frente de la puerta, cada mañana de cada lunes. La mayoría caían de sueño, estaban apoyados en la pared y mirando a un punto fijo sin mera expresión. El resto, que eran pocos, se ponían en semicírculo para hablar de cómo les fue el fin de semana y cómo de aburrido sería el resto del día. Entre esos, estaba Calvin Wayne. Destacaba entre las demás personas, porque a pesar de su edad, era alto como un universitario. Sus diecisiete años le regalaron, a parte de su notable estatura, un cuerpo voluminoso, acompañado de un cabello marrón liso que hacía juego con sus ojos. Además, solía ir casi siempre con manga corta, hiciera frío o calor, para fardar de su tatuaje a color de su serie favorita, American Horror Story. Podría decirse que era imán de chicos y chicas, todos querían compartir aunque fueran dos palabras con él. Es por eso que él estaba hablando:
—Pues a mí me la suda—se refería a su próximo examen de filosofía—. Creo que he atendido lo suficiente como para aprobar el examen sin abrir el libro.
—Recuérdanos por qué te llamó el director el lunes pasado—añadió Rod, el mejor amigo de Calvin.
Rod estaba casi siempre a su lado, porque si por ellos fuera, harían el número dos juntos en el baño. Fueron amigos desde pequeños, muy pequeños; se enamoraban de la misma chica en preescolar, crecían lejos de los deportes y quedaban para ver las mismas series, desde las de animación cuando eran pequeños niños irritantes (según Jazmín, la madre de Rod) hasta cuando eran grandes adolescentes irritantes (según Blanca, la hermana pequeña de Rod). Se parecían en mucho en el carácter, pero físicamente eran completamente diferentes; pues Rod no pasaba del metro setenta, vestía muy descuidado y de lo delgado que era, tenían que sujetarlo para que en los días nublados el viento no se lo llevara. Llevaba el pelo largo hasta la nuca y sin presencia de flequillo, todo el cabello estaba tirado hacia atrás y casi siempre tenía aspecto mojado por las mañanas.
Todos miraron a Calvin.
—¡Le pusieron un parte a este nene!—alardeó, haciéndose aire con sus propias manos y moviendo el cuello adelante y atrás para aparentar chulería.
—Sí, bueno, de eso nos hemos enterado todos. ¿Pero por qué fue?—Rod hablaba mientras se ajustaba el pendiente y tiraba atrás los pelos rebeldes que se le caían en la cara.
—¡Le pusieron un parte a este nene por haberse dormido más de veinte veces en clase de filosofía!—hizo lo mismo después de un corto parón mirando fijamente a Rod—. La culpa no me deja dormir por las noches...
Todos captaron su pobre sarcasmo.
—Normal, cómo vas a dormir si te pasas toda la biografía de Voltaire sobando, cabrón—añadió otro alumno de su clase.
—¡Por favor, sed más finos!—La frase estrella del profesor Cole de filosofía y matemáticas—. Esta asignatura no es para que después os encuentre en medio del pasillo diciendo esas cosas.
Algún que otro alumno falto de nota soltó una carcajada, mientras Cole abría el aula.
Por la cabeza de todos se pasaba que tenían que soportar una clase de filosofía de buena mañana, cuando treinta minutos antes sus babas filosofaban con sus almohadas. Cole les intentaba mantener despiertos; se traía un silbato que según él, robaba de su archienemigo, el profesor Colby de educación física, cuando nadie se daba cuenta en la sala de profesores.
YOU ARE READING
Estrellas gemelas
ParanormalCalvin Wayne suele dormirse en clase de filosofía, sobre todo los lunes a primera hora. A sus diecisiete años, lo único emocionante que ha hecho es tener una amonestación por su comportamiento. Después de que sus cabezadas se convirtieran en tradici...