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—Sean todos bienvenidos a mi hogar, están en su casa—habló mi padre por medio del micrófono.

Sí, estoy en una fiesta o más bien reunión de negocios, mi padre es un empresario prestigioso y pues siempre estoy metida en estas estúpidas fiestas, de verdad que no entiendo porque coño no me deja en mi habitación.

—Theresa ¿me has escuchado?—preguntó mi madre irritada.

—Ujum—formule para que me dejará en paz.

—Escucha, el socio mayoritario de tu padre vendrá esta noche, ha estado de viaje durante los últimos meses y por fin podrá venir, necesitó que te comportes y que actúes como la señorita educada que te enseñé a ser, no quiero tus muecas y comentarios de mal gusto, ¿entendiste?—habló haciendo gestos con las manos.

—Ya entendí, mamá —contesté para que lo dejé estar.

La noche transcurrió en estúpidos halagos por parte de los socios de papá y regaños hacía mi persona por no saludar adecuadamente, según mi madre. El reloj marcó las 10 y los invitados empezaron a ingresar al comedor, yo por mi parte caminé hacía la puerta principal para llamar a mi mejor amiga.

(Llamada)

Te dignas ha aparecer, Theresa Young —fingio estar en indignada por mi falta de comunicación en las ultimas semanas.

—Ohh nena, sé que me extrañas pero no es para tanto—traté de sonar lo más seductora posible.

Mierda, a mi madre se le olvidó decirme que el pollo estaba en el horno y ahora esta más quemado que la mierda —rio del otro lado de la línea y empecé a reír con ella.

Alguien tocó mi hombro así que giré para mirar de quien se trataba, era un tío, realmente guapo, podría tener unos 27 o menos y estaba para comérselo.

—Disculpe por molestarle señorita, necesitó saber si este es el hogar de los Young—preguntó, su voz era algo ronca y con ese toqué varonil que hacía que se le mojaran las bragas a cualquiera, incluyéndome.

—Ohh, sí, es acá —respondí saliendo de mi trance.

El solo dijo un "gracias" y se marchó hasta la puerta principal.

—¿Quién era ese?, olvidalo me tengo que ir. Te amo estúpida —dijo antes de colgarme.

Caminé hasta la puerta principal y entré nuevamente a mi "hogar", me dirigí al comedor sin hacer mucho ruido y me senté en mi lugar sin que casi nadie lo notará, a excepción del Dios griego que vi afuera que me miraba confundido.

La cena transcurrió de lo más normal, bueno, exceptuando las miradas entre el Dios griego y yo, todos hablaban de negocios y alguna que otra mujer de moda, yo ni prestaba atención. Pedí permiso para ir al baño y salí de ahí lo más rápido que pude, caminé escaleras arriba y me detuve frente a mi habitación, una vez adentro me tiré sobre la cama y me quité el estúpido vestido que me obligó a usar mi madre por unos minutos.

Estaba casi dormida cuándo escuché la puerta abrirse y cerrarse suavemente, pero no me giré ni nada, solo me quedé quieta ignorando la presencia de cualquier persona que estuviera en mi habitación. Pero, pero luego mi cordura volvió y giré rápidamente para observar de quién se trataba.

—¿Qué hace aquí? —pregunté borde.

¿Qué hace este en mi habitación?, ¿Acaso se perdió o que coño?

—Podrías quedarte como estabas, tenía buenas vistas—habló sin responder mi pregunta.

—¿Que..—me interrumpí, recordé que solo llevó ropa interior y que no tengo puesto el puto vestido.

Mierda, mierda y más mierda.

—¿Va por ahí mirando las piernas de las tías o qué?  ¿También se cuela en sus habitaciones?—pregunté molesta.

—Umm no, eres la primera—respondió encogiéndose de hombros.

—Mejor váyase o le diré a mi padre—amenace.

—Adelante. Hazlo, nena—dijo lentamente y percibí como un asentó se marco en su voz, es un asentó sexy.

Un escalofrío recorrió mi espina dorsal cuando dijo la palabra "nena".

Daddy ScottDonde viven las historias. Descúbrelo ahora