#3

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Después de eso, yo subí a mi habitación lo más rápido posible y listo. Media hora después mis padres me avisaron que ya no había nadie en la casa y que mañana temprano hablarían de algo conmigo, a lo que yo respondí un "Esta bien" y me fui a mi habitación.

[...]

Era casi madrugada cuando mi celular sonó, avisando la entrada de una llamada, atendí sin ver quién era.

Llamada;

Melanie deja de llamar a esta hora, joder, estaba soñando con un Dios griego mujer—regañé a mí mejor amiga, medio adormilada.

¿Soñando con papi, princesa?—respondieron con sorna del otro lado.

¿Quién mierda es?—respondí cabreada.

Nadie por más importante que sea debe interrumpir mis sagradas horas de sueño.

¿Ya no te acuerdas de mí, nena?—preguntaron y rápidamente descubrí que se trataba del depravado.

No puede ser.

¿Y ahora que mierda quieres?—pregunté mucho más cabreada.

Creí decirte que hablaríamos más tarde y ese más tarde es ahora—respondío tranquilamente.—Y creo que deberíamos hablar de ese vocabulario tuyo.

—¿Quién mierdas te crees para decirme cómo hablar?, perdón su majestad, no era mi intención ser tan vulgar—burle.

Cuando estés en mi casa no dirás lo mismo—respondió enojado y colgó.

Y pues, yo volví a dormir sin prestarle la más mínima atención a lo que dijo.

[...]
Más tarde ese día me levanté casi a la hora de almorzar, fui al baño hice mis necesidades y baje sin cambiar mi pijama o arreglar mi cabello, total, estoy en mi casa.

Al entrar en el comedor mi mandíbula tocó el suelo, literalmente, mis padres estaban sentados en la mesa junto al depravado.

Maldición, está mierda solo me pasa a mí.

—Theresa siéntate junto al Sr Scott, hablaremos contigo cuando sirvan la comida—dijo mi padre tranquilamente.

Maldita sea.

¿No puedo sentarme en otro lugar, papá?, quise preguntar pero me calle.

Me senté junto al "Sr Scott", mientras trataba de bajar un poco el short de mi pijama, mi padre y el depravado hablaban de negocios, mi madre leía una revista de modas y yo trataba de encontrar la razón de la visita de aquel tipo tan pervertido.

Las señoras del servicio pusieron la comida frente a nosotros, mi madre no les presto atención, mi padre mucho menos, yo en cambio les dije un gracias y les sonreí, ellas eran como familia. El depravado por otro parte me miró con un brillo extraño en sus ojos pero no le preste atención.

Cuándo las señoras del servicio de fueron todos empezamos a comer o bueno yo trate de comenzar a comer justo cuando sentí algo tocar una de mis piernas. Miré hacia mi regazo tratando de identificar que era y encontré la mano de aquel sujeto.

Esto es el colmo.

Trate de quitar su mano pero era algo imposible, él hacía círculos en mi muslo con su mano, era algo incómodo para mí pero él parecía no notarlo ya que estaba muy sereno hablando con mi padre.

Empecé a comer evitando concentrarme en la mano invasora que estaba en mi muslo, cuando mis padres me empezaron a hablar.

—Theresa, queremos hablar contigo de algo y esperamos que lo tomes a bien, y no hagas ningún berrinche—habló mi madre.

—Madre te he dicho millones de veces que odio que me llamas Theresa, pero díganme de una vez lo que me tienen que decir—dije rodando los ojos.

—Nos iremos de viaje a Inglaterra mañana—habló mi padre.

—No irás con nosotros—menciono mi madre al ver que iba a hablar.

—¿Cómo que no iré?—pregunté confundida, ellos nunca me dejaban sola en casa.

—No puedes ir, te dejaremos con el Sr Scott y esperamos que te comportes—informó mi padre.

—¿Pero qué, acaso están locos?, ¿Por qué mejor no me quedo con Melanie?—pregunté sorprendida.

—Sabemos que sí te quedas con Melanie harán lo que ambas quieran y te saldrás de control, Melanie es una buena chica pero muy descontrolada, no podemos permitir que tú también te nos salgas de las manos—explicó mi madre.

—Él Sr Scott se ofreció a cuidarte muestras estamos de viaje, serán solo 6 semanas, tenemos que arreglar cosas de la empresa de Inglaterra—terminó de explicar mi padre.

!¿6 semanas con ese loco?!

No, no, no y mil veces no.

—Me se cuidar sola, padres, no necesito un niñero o algo parecido, siempre me he portado al margen cuando no están en casa, nunca han tenido una queja mía, me parece algo innecesario que me dejen con el Sr Scott, aparte que para mí es un desconocido—traté de razonar con ellos.

—Señorita Theresa la entiendo, pero debería entender que sus padres quieren lo mejor para usted, aún no cumple la mayoría de edad por lo que sé y por esa razón tampoco puede quedarse sola, está bajo la tutela de sus padres hasta los 21 años y muy a su pesar apenas tiene 18—dijo el ingrato.

—No creo que sea de su incumbencia—dije cabreada.

Y mis padres se cabrearon más.

—Ya hemos hablado, Theresa, y por favor deja de ser tan irrespetuosa con el Sr Scott—dijo mi madre.

—Bravo, ¿quieres que te haga un pastel para que se lo piques o mejor te compro uno?—dije burlona mientras quitaba la mano del depravado de mi muslo y salía del comedor.

—¡Theresa vuelve aquí en este instante!—fue lo último que escuche antes de correr por las escaleras y encerrarme en mi habitación.

Daddy ScottDonde viven las historias. Descúbrelo ahora