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Salimos de mi casa juntos, en la entrada estaba estacionado un auto-muy lujoso-, el Señor Scott abrió la puerta de copiloto para mí.

Ese gesto cualquiera lo tomaría como un acto caballeroso, pero yo no.

—Tengo manos y un par de piernas, no tiene que abrir las puertas para mí—menciono cortante.

—Deberías dejar de ser tan cortante, Esa—respondió divertido.

—Mejor cállese, y no me vuelva a tutear que no le he consentido ese derecho—dije tosca.

El simplemente me miró con una sonrisa ladeada, rodeo el auto y subió a el por la puerta del conductor.

Gire mi cabeza con dirección a la ventanilla, quería tener el menos contacto posible con el pedófilo, pero las cosas nunca salen como quiero.

Llevábamos ya como 15 minutos en carretera, el ambiente se sentía incómodo o al menos para mí se sentía así, creo que el silencio lo hacía algo más incómodo, no me gustaba, el aire estaba denso.

—Y bueno, cuéntame de ti—sugirio el pedófilo.

—¿Qué quiere que le cuente?—pregunté.

—Lo que tú prefieras—dijo encogiéndose de hombros.

—Pues, prefiero no contarle nada—dije borde.

—No entiendo la razón de esta actitud cortante hacia mi—dijo mirándome de reojo.

—Déjeme refrescarle la memoria, se coló en mi habitación y me vio en ropa interior, me tocó indebidamente, a parte, tuvo el descaro de decir "Que estaba cómodo con las vistas", me llamo en la madrugada para decirme boberías, me tocó indebidamente nuevamente en presencia de mis padres y se metió en asuntos que no le interesan—dije casi gritando de lo cabreada que estaba.

—Baja la voz—dijo en completa calma.

—Usted a mí no me manda, ni me da ordenes—alce más la voz.

Estaba muy cabreada.

—Te he dicho que bajes la voz, Theresa—dijo nuevamente apretando la mandíbula.

—¡Le he dicho que no me manda!—grité cabreada.

Y sentí un gran ardor en mi muslo izquierdo.

—¿¡Qué cojon—no termine la pregunta cuando volvió a azotar mi muslo.

—Te he dicho que no alces la voz, Theresa. Hazme caso—dijo calmado.

—¿¡Y a usted qué mierdas le sucede?!, ¡A mí usted no me vuelva a poner una mano encima!—grité histérica.

¿Qué mierdas le sucede a este tipo?, ¿Está loco?

Me vuelve a poner una mano encima y se la devuelvo.

Sentí un jalón y en segundos no tenía el cinturón de seguridad, lo siguiente que note es que estábamos parados en medio de la carretera y que el tipo me estaba jalando.

—¿Q—ni siquiera me dejó terminar de preguntar.

Estaba en su regazo, con el trasero levantado y la cara roja de la furia.

Empecé a removerme como loca, a este tío se le fue la olla.

—Serán 5, quiero que los cuentes —dijo bajando mi pantalón.

¿Qué mierdas hace?

Me removí con más brusquedad.

Y me golpeó el trasero.

¡El maldito hijo de su puta madre me estaba dando nalgadas!

—Cuenta, Theresa—ordeno y me dió una nalgada más fuerte.

—¡Quítate, maldita sea!—grite como loca.

Me dió otra nalgada más fuerte.

Mi trasero ardía como la mierda.

—¡Cuenta!—me gritó-ordeno.

No lo hice.

—¡Bájame hijo de puta, le contaré toda esta mierda a mis padres y te denunciaré por agresión a una menor!—grité cabreada.

Me dió 3 nalgadas más y me devolvió a mi asiento.

—No hables hasta que lleguemos—dijo calmado.

Maldito loco.

—¿¡Se te fue la olla o te fumaste algo!?—grité roja de la cólera.

—Silencio—dijo como si nada.

Y yo trate de abrir la jodida puerta.

Pero tenía los putos seguros.

—¡Ábreme la jodida puerta!—grite jalando la puerta como loca.

—Tranquilízate—dijo dando un golpe en mi muslo.

Y encendió el coche como si nada.

Busque mi móvil como loca.

Y llamé a mi padre.

Apagado.

Llamé a Melanie.

—¡Melanie—antes de que terminara de hablar, el móvil ya no estaba en mi mano.

—¿Qué coño hacías?—habló molestó.

¿A este se le fue la olla, verdad?

Es que, joder.

—Devuélveme mi móvil, hijo de mierda—grité.

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⏰ Última actualización: Oct 10, 2020 ⏰

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