#2

8.8K 306 1
                                    

—Necesitó que se retiré de mi habitación —rodé los ojos y señalé la puerta.

—Ummm, nop—respondió y caminó hacía mí.

—Aleje...—callé cuando sentí su mano en uno de mis muslos.

¡Dios!

—¿Te gusta, bebé? —preguntó siguiendo con sus caricias por mis muslos.

—Ummm—fué lo único que puede formular.

—Me gusta que te gusté —acaricio la cara interna de mis muslos y me guiñó un ojo.

—Pa..re—pedí entre jadeos.

—Bien—detuvo sus caricias.

—Vayase de acá, ¡YA!—grité cuando recobre la cordura.

Y salió de mi habitación sin decir nada más, mierda, ¿por qué tuve que jadear?, de seguro quedé en ridículo.

—¡THERESA YOUNG, SAL DE TU HABITACIÓN AHORA MISMO—gritó-susurró mi madre tras la puerta.

¿En serio mamá?, tenias que llegar después de que un depravado entro a mi habitación y me regañas.

Baje las escaleras luego de ponerme la ropa interior y arreglarme un poco el cabello, solo quedaban pocas personas y sentí un gran alivio cuando no vi a el depravado por ningún lado.

—Theresa ven, quiero presentarte a mi mayor socio—llamó mi padre.

Caminé hasta él y me quedé justo a su lado, pero luego el sujeto se giro y prácticamente me puse como un tomate.

—Sr Scott, esta es mi pequeña hija, Theresa este es el Sr Scott mi socio—presentó mi padre.

—Maldita sea—susurré por lo bajo, mi padre no me escuchó pero parece que el "Sr Scott" sí.

—Un gusto señorita Young—tomó mi mano y besó mis nudillos, no se si soy paranoica o lo vi giñarme un ojo.

—Quisiera decir lo mismo—reí pero luego noté que mi padre seguía con nosotros—lo lamentó, quise decir; el gusto es mío, señor Scott—agregué rápidamente mientras mis mejillas tomaban un color carmesí.

—Tranquila, nena—respondio, sorprendida por el "apodó" que escogió, miré a mi lado en busca de mi padre pero este no estaba.

—Mierda, chao—me apresuré a alejarme de él pero fue más rápido y me tomó del antebrazo.

Giré mi rostro para que no notará mi estúpido sonrojo, mierda, esto de estar roja a cada momento no me agrada.

—No tan rápido, nosotros tenemos que hablar—hizo saber.

—¿Hablar?—pregunté frunciendo el ceño.

—Si quieres hacer algo más —se encogió de hombros.

—Se da cuenta de que es el socio de mi padre ¿no?—pregunté.

—Eso no viene al caso, pequeña—sonrió mostrando dos pares de hoyuelos en sus mejillas.

—Tambien se da cuenta que, es casi 10 años mayor que yo ¿no?—insisti.

—Hablemos de mi esto más tarde—dijo rápidamente.

—¿Más tarde?—pregunté.

—¿Más tarde qué?—preguntó mi padre tomándome por sorpresa.

—Nada, me estaba comentando sobre sus magníficas clases en la universidad —respondió Scott por mí, ahora que lo pienso no se su nombre.

Daddy ScottDonde viven las historias. Descúbrelo ahora