Capítulo diecisiete: No hay resignación

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«Lo siento señor Tomlinson de Styles, aunque la operación ha sido un éxito, la médula dañada ha provocado que sus extremidades inferiores se hayan quedado invalidadas»

Las últimas palabras del doctor resonaban aún con fuerza una y otra vez en la mente de Louis.

-Inválido...¡maldita sea!-gritó tirando al suelo de la cocina su mechero-¿Qué demonios haré?...¿Cómo se puede vivir estando así?.

Ya hacía más una semana que el ojiazul había salido del hospital pero este no se resignaba a su nueva condición, ni tampoco había salido del apartamento.

Harry estaba sumamente preocupado pues además de que su marido seguía sin darle tregua, parecía estar entrando una fuerte depresión.

A pesar de haber intentado hacerle las cosas más fáciles, el ojiazul le decía no necesitar de su ayuda, ni tampoco su de compasión pero lo cierto era que cada día que pasaba, el problema iba a peor.

-Por favor amor...deja que te ayude con eso- le dijo el ojiverde acercándose para cogerle el tazón con los cereales y la leche y llevarlo a la mesa.

-¡Déjalo!...¡ya sé que soy un maldito paralitico pero mis brazos aún pueden moverse bien!-le gritó furioso.

-Louis...por favor...no me trates así...yo tan sol...

-¡Vete ya de una vez! ...¿quieres?...¡no necesito de tu lástima!- Louis nuevamente le chilló, agarrando esta vez el tazón con tan mala suerte que todo se acabó al suelo.

-¡Mierda!...¡joder!...¡Esto es una jodida mierda!-Louis furioso se fue rodando en su silla fuera de la cocina-¡mejor hubiera sido que hubiese muerto!...¡Maldita sea!.

Harry sollozando rápidamente se agachó para recoger los trozos.

-No, Louis...no digas eso...Nunca vuelvas a decirlo, porque yo...

-¿Tú qué Harry?...¿tú qué?.

-Yo me moriría también, amor...yo sin ti ya no quería vivir-respondió muy afligido el ojiverde.

Louis incrédulo chasqueó la lengua con fastidio.

-Si claro...no hace falta que me mientas, Harry...yo sé que no soy nada para ti y mucho menos ahora que estoy postrado en esta maldita silla de ruedas.

El rizado caminó unos pasos hasta el pasillo, donde su marido se había detenido y se agachó poniéndose a su altura.

-Eso no es cierto...yo te amo...siempre lo he hecho.

-No, eso es cierto...jodido mentiroso-habló Louis con recelo-el accidente...tú...Niall...

Harry resopló.

-Louis, por favor....olvídate ya de eso...sé que fui un capullo cuando estaba con amnesia... de verdad que no sé porque actúe así contigo.

-¡Me rechazaste!...¡Me repudiaste una y otra vez!... ¡Y además empezaste una nueva relación!.

-No, no es cierto-Negó Harry rotundo.

-¿Có-Cómo?... ¿no es cierto?-preguntó el ojiazul frunciendo el ceño-¿Acaso no te contaron que me lo restregaste?.

-Bueno si pero...la relación...eso no es verdad.

-¡Mientes!...¡eres un hipócrita y estás mal si crees que voy a creerte!-volvió a gritar Louis empujando a su marido.

-Ni-Niall tan solo es un amigo... te lo juro, amor.

-Si, claro-Louis lo miró con fastidio y comenzó a rodar su silla hasta el salón.

-Es cierto, amor...Niall y yo jamás hemos sido novios-continuó explicándole el ojiverde-él es mi amigo y además tiene pareja.

El ojiazul rió con sorna.

-Estás loco si piensas que me voy a creer que entre tú y ese chico rubio solo hay amistad...¡os vi Harry!...¡Sé lo apegados que estáis!.

-Tienes que creerme Louis...es cierto...Niall solo ha sido y sigue siendo, mi mejor amigo.

El ojiazul negó con la cabeza y luego la giró.

-Se te hace tarde, Harry...debes irte al trabajo...tus alumnos te esperan-sentenció cerrando rotundamente la conversación.

-Pero Louis...amor...

-Adiós, Harry.

El ojiverde resopló resignado y cabizbajo caminó hasta el perchero situado junto a la puerta de la entrada, cogió su cazadora y su bolsa y abrió.

-Seguiremos hablando, Louis...te amo mucho-dijo antes de salir y cerrar.

El ojiazul giró entonces su silla hacia la ventana y se echó a llorar pues él no quería tratar así a Harry pero tenía demasiado rencor e impotencia contenidos, los cuales le hacían descargar su frustración con la persona más próxima.

El ojiazul giró entonces su silla hacia la ventana y se echó a llorar pues él no quería tratar así a Harry pero tenía demasiado rencor e impotencia contenidos, los cuales le hacían descargar su frustración con la persona más próxima

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Varias veces por su mente había pasado la idea de acabar con todo aquello.

Louis no quería ser un minusválido el resto de su vida y mucho menos depender de Harry, un hombre al que seguía amando pero en el que ya no confiaba.

Odiaba estar de mal humor y discutir todo el tiempo, eso no era vida.

De repente, recordó las pastillas que Harry tenía en su habitación, de cuando el médico se las había recetado para el dolor y nuevamente rodó su silla hacia allí.

Cuando las hubo encontrado, el ojiazul las tomó en su mano.

-Sólo me dormiré y todo habrá terminado...ya no más sufrimiento.

Louis agarró un puñado y se las metió en la boca, tragándoselas rápidamente y sin remordimientos, luego volvió a rodar su silla y regresó a la ventana del salón donde acostumbraba a quedarse cuando Harry se iba.

-Ya no veré más a este maldito paisaje, ni tampoco a las mismas personas cruzar la calle cada día-dijo mientras cerraba las cortinas con molestia-al fin podré descansar de todo esto.

Y poco a poco, los azules ojos de Louis se fueron cerrando en medio de su vacío y oscuro salón.

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Esta historia está llegando a su fin. Una vez más GRACIAS por vuestros votos y comentarios.

❤❤❤

35. Recuerdos Dormidos- Larry Stylinson. TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora