Capítulo XIII: Sentí miedo

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Nuevamente pasé la noche en vela, pero esta vez estuve despierta pensando en aquella última escena de la fiesta de Guille. Como actriz es importante tratar de mantenerme completamente inmersa en mis personajes, me olvido de Bárbara para ser alguien más, y por esa razón pienso que Macarena está haciendo exactamente lo mismo al interpretar a Valentina. Sin embargo, después de ese momento me encuentro con mil pensamientos contradictorios. ¿Fue Maca o Val quien dulcemente me miró y estuvo tan cerca de mis labios al punto de descontrolarme? No lo sé, porque desde que tuvimos nuestra primera escena juntas supe que es una gran actriz, muy dedicada y profesional con su personaje, ella ha ido moldeando sutilmente la personalidad de Valentina y las dos me han atrapado.

Pero ahí estaba yo, queriendo sacar aquellos pensamientos de mi mente porque sabía que muy seguramente no era Macarena, era Valentina enamorándose de Juliana. Y así debía ser.

Me levanté de la cama y tomé mi celular para despojar de mi mente esa idea, así que llamé a Gonzalo por inercia. Hablamos un par de minutos lo cotidiano, un cómo estás, qué haces y qué harás, colgué sin un rastro de deseos de verlo. A las 10:30 a.m tenía llamado para grabar la escena en la que Valentina y Juliana amanecen después de la fiesta. La ansiedad de verla siempre llegaba puntual a mi cuerpo, una media hora antes de saber que la vería mi estómago se revolvía sin consultarme. Cada día que pasaba la historia entre las dos se iba intensificando, pronto vendría el primer beso y yo estaba emocionada, nerviosa, aterrada; preguntándome si eran nervios por besar a una mujer o por besarla a ella. En todo caso trataba con todas mis fuerzas de desvanecer esos pensamientos, y concentrarme en que todo esto sería algo pasajero, algo que me abrumaba tanto sencillamente por la novedad, algo que pasaría al terminar de grabar la novela.

Llegué a la casa de los Carvajal y ahí estaba Maca, tomando su mate sentada en el césped junto a los camarógrafos, hablando con ellos y riendo. Nuestros encuentros, todos y cada uno de ellos, siempre fueron bonitos y especiales. Macarena me miró y sonrió, siempre con sus ojazos azul brillante, agitó su mano en el aire y gritó: "¡Barbie, ven ya!", me acerqué a paso rápido pero tratando de disimular mi emoción de verla nuevamente. Ella puso su mate en el césped, y levantó su brazo para indicarme que de un jalón la ayudara a levantarse. Tomé su mano y, en respuesta, acarició la mía para luego agarrarla fuerte, en ese momento me enfocó con fijeza.

—Dame la otra, Bar —pidió, con su tono cargado de diversión—. Soy flaca pero no tan liviana como parezco.

Solté una sonora carcajada al tiempo que tomé su otra mano y juntas hicimos fuerza. El impulso logró que nuestros cuerpos quedaran cerca y Macarena aprovechó esa proximidad para depositar un cálido beso en mi mejilla.

—Qué guapa estás —susurró, con voz dulce, y no pude evitar sentirme halagada por aquel cumplido de su parte. Se separó unos centímetros de mí y observó mi rostro con una sonrisa que no quise descifrar, no tardó en añadir—: Como siempre.

Yo le di un empujoncito con mi hombro, ella rió junto conmigo y entramos a la mansión sin decir nada más.

Nos cambiamos con una rapidez calculada y nos acomodamos en la cama mientras esperábamos a que el equipo preparara todo, en ese rato estuvimos conversando animadamente. Maca hizo un vídeo de nosotras dos en la cama, que luego subió a Instagram. Justo después de hacer el vídeo la conversación se enfocó en las escenas que venían.

Macarena volvió a darme el frente, su rostro de repente era serio y cauteloso, pero había algo más en sus ojos que llamaba mi atención en ese momento.

—Yo quería decirte que es posible que vayamos a estar muy nerviosas por la escena de... —su oración quedó suspendida en algún punto, pero si algo sabía yo era que Macarena Achaga es una experta con las palabras, así que no tardó en aclarar su garganta con un sonido más ronco y continuó—: tú sabes, la escena del beso en la piscina. Estuve pensándolo y una buena estrategia es que nos tomemos unos mezcales.

It was real: A love storyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora