Capítulo 12.

61 7 9
                                    

Dejé la camiseta caer a mi lado. Me solté el pelo y miré al espejo.

Yo daba pena y lo peor era que lo sabía. Los huesos de mis caderas poco a poco se notaban más. Mis brazos cada vez estaban más delgados. Casi no tenía muslos y mi mandíbula cada vez se hacía más notable.

Empeze a adelgazar muy rápido hacía un año y cada día iba a más. Aún me acuerdo cuando un día me miré al espejo y odié todo de mí. Me daba asco a mi misma. Me daba pena.

Sigo recordando cuando me cogía la poca barriga que tenía y yo misma me maldecía por estar gorda. Empeze a adelgazar cuesta abajo de forma terrible y en esos momentos no había nadie a mi lado para decirme que era perfecta conforme era.

Y ahora no puedo recuperar todos esos kilos, no tengo dinero por lo que la comida escasea en mi casa y ahora con Marie, tendría que quitarme de comer más para darle a ella.

Cada vez que me miraba al espejo me veía como una miserable, una persona que lo ha perdido todo y no tiene por lo que sonreír pero entonces me acuerdo por quien hago todo esto: Papá. La vida la ha tomado con mi familia y no parará hasta que los tres estemos bajo tierra.

Cogí una pequeña esponja con champú y la pasé delicadamente por mi cuerpo ya que como no tenía ninguna masa muscular, me salían heridas continuamente.

Miré mi cuello y vi una gota de sangre empezar a caer, una lágrima salió de mi ojo izquierdo. No era feliz y nunca lo sería. Mi padre tenía los meses contados y yo también. No tenía a nadie a quien contarle mis problemas ni nadie que me dijera que todo iba a estar bien.

Abroché mi albornoz y salí directa a mi habitación. Marie estaría por el salón, ya que era la única habitación más que había. Vi mi ropa preparada encima de la cama y empeze a ponermela. Me puse unos pantalones muy anchos para no dejar ver mis piernas, una camiseta básica con un jersey ancho encima y una bufanda que me tapara toda la parte de arriba. Fui a maquillarme para darle un poco de luz a mi cara y me dejé el pelo suelto.

Vi a Marie sentada en el sofá de mi casa, al verme se levantó y lucía preciosa. Con ropa muy ajustada que le hacían lucir sus preciosas curvas.

-¿En serio vas a ir así? Pareces un fantoche.- Mantuve mi mirada en el suelo y asentí.

-Ven, te dejaré algo de ropa.

-No.- Dije al instante y ella me miró. Nadie podía verme desnuda. Nadie podía descubrir mi secreto. Yo tenía pena de mi misma pero no dejaría que nadie más la tuviera. Marie hizo oídos sordos y entró a mi/su habitación. Minutos después trajo un vestido largo pero no muy elegante.

-Ponte esto, te quedará genial. Según recuerdo en el instituto, ¡tienes unas curvas de infarto!- Dijo Marie feliz. Me tapé la cara con mis dos manos, no podía soportar toda esta mierda sola.

-Ey cariño, ¿estás bien?- Me saqué el jersey rápido y me quedé con la camiseta interior de tirantes. Marie me miró incrédula pero al instante me abrazó.

-Lo siento mucho cariño.- Susurró pero yo no podía dejar de llorar.

-Tienes que contarme muchas cosas...- Dijo de nuevo y asentí.

-Ojalá hubiera estado a tu lado cuando más me necesitabas.- Dijo otra vez, yo quería responderle pero mis palabras no salían.

Mi móvil sonó minutos más tarde y me lancé a él temiendo la peor de las noticias.

-¿Mamá? ¿Está todo bien?- Dije de golpe.

-Sí cariño tranquila, sólo llamaba para ver como está todo.- La voz de mi madre se veía más preocupada de lo normal y sabía que aunque me dijera que todo estaba bien, las cosas iban cada vez peor. Me senté en la cama y otra vez empezé a llorar aunque no quisiera.

-¿Cómo está mi padre?

-Hoy se ha levantado mejor pero el hospital nos sigue diciendo que la única solución está en Alemania y que aquí no pueden hacer nada.- Sollocé pero muy bajo. Mi padre cada vez estaba peor y yo ni siquiera podía estar a su lado.

-Mamá, ayer te envié 150 euros y mañana hablaré con mi jefe para que me aumente las horas y me dejaré la universidad. Tengo que hacer todo lo que pueda.- Rompí a llorar y aunque intentaba que mi madre no se diese cuenta, se dió.

-No cariño, tú tienes que seguir con tus estudios. Yo cada día llamo a la clínica para ver si nos pueden subvencionar la operación.

-¡No!- Grité.

-Te tengo que dejar cariño te quiero mucho.- Mi madre colgó al instante. Fui al baño y me lavé la cara, tenía que ser fuerte.

Nadaenestavidaesparasiempre, inclusolaspersonasquemásquieresdesaparecerán.

¡Hola bebés!

Mehadadotantapenaescribiréstecapítulo, pobreAlice. Estabaescuchando 18 deFOURyestabasentimental, sorry.

Espero queosgusteymesigáisleyendoyvotandoporque me estoyesforzandomucho.

Sientoquetengáisqueesperarotrocapítulomás para que
Alicevayadeconciertoperolo tenía quehacer!

Capítulodedicadoa @Jessica_2199 queesunagranamigamíaquesiempremeayudaentodoyestáempezandoaleerme. Tequierobabe!

Esperoquetodoosvayabienysiqueréisalgúncapítulodedicado, sólotenéisquepedirlo!

Osquiero, María xXx

Everything has changed. Liam Payne.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora