Everything has changed. Liam Payne.

Capítulo 14.

Pasamos por algunos pasillos, fríos y poco acogedores; como por los que habíamos pasado minutos antes aunque ahora no me sintiera de la misma forma.

Me sentía como cuando una niña ve una piruleta y solo tiene ojos para ella, su sonrisa se torna rosacea y su lengua empieza a hacer círculos a través de ella, sus ojos se iluminan tanto que parecen dos faroles que podrían conducir cualquier barco a la deriva. Y sí, esa fue la sensación que tuve cuando vi a Liam, él era mi piruleta y yo tan sólo era la niña que lloraba por conseguirla.

Mi brazo aún iba cojido al de Marie, el guardia iba delante guiándonos por todos esos pasillos que se asemejaban a los de un laberinto. Subimos unas cuantas escaleras hasta que llegamos por fin a los asientos - si no hubiese llegado, hubiera desfallecido en cualquier momento. - Estábamos rodeadas de chicas, unas lloraban, otras reían y otras tan solo miraban expectantes al escenario. Era divertido porque ni yo misma pensé que hoy estaría sentada en un estadio esperando a ver actuar a mi amigo de la infancia.

Marie empezó a contarme algunas cosas sobre su trabajo, como que lo adoraba porque era la primera que veía cada colección en cada estación de año y a menudo se compraba la ropa antes que nadie, y también me dijo que tenía un jefe que era demasiado jóven para haber llegado tan alto en tan poco tiempo y que además era muy guapo.

-Es alto, moreno de pelo, pero no tanto de piel, sus ojos son marrones pero no muy oscuros y es muy simpático.- Sus ojos cada vez se iban iluminando más con cada palabra que soltaba.

-¡Es muy guapo!- Gritó emocionada y sonreí.

-¿Y a qué esperas para atacar pequeña Marie?- Le pregunté con voz interesante y esta vez fue su turno de reír.

-Me resulta gracioso que digas pequeña Marie cuando por edad yo soy más grande, es decir, tú naciste a finales de año y yo el 1 de Enero... Y sí bueno, el día antes de venir aquí estuvimos toda la tarde juntos, me invitó a su casa y después fuimos a un parque de atracciones.- Sonrió al recordarlo con la misma naturalidad que cuando éramos pequeñas.

-¿Sabes? A veces me gustaría recuperar toda esa ilusión que teníamos cuando éramos pequeñas y soñábamos con casarnos con "un príncipe azul" y tener muchos hijos.- Dijo ella con la mirada perdida. Y estaba de acuerdo, conforme vas creciendo, la vida cada vez se te hace más complicada hasta el punto de no tener ilusión por nada o nada por lo que seguir adelante.

-Yo me acuerdo de eso, una vez, en Navidades, le pedí a Papá Noel un príncipe azul con el que formar una familia.- Dije de forma melancólica.

-No te pongas triste, no eres la única que aún no ha encontrado al hombre de sus sueños.- Sonrió de forma cálida y me abrazó. Apoyé la cabeza en su hombro y todas las luces del estadio, en ese mismo momento, se apagaron. Los gritos de las niñas se hicieron más notables, Marie me miró finjiendo molestia pero a la vez divertida. En la pantalla apareció una cuenta atrás que todas las chicas gritaban a pleno pulmón.

-Es tu único día libre, ¡divirtámonos!- Marie se levantó de golpe del asiento y yo la imité.

-8, 7, 6...- Marie empezó a gritar mientras que arqueaba la espalda a cada número que decía.

-3, 2, 1...- Gritamos a dúo y 5 chicos aparecieron en el escenario de golpe. Distinguí a Liam que jugueteaba animadamente con su micrófono tirándolo repetidamente hacia arriba. Empezaron a cantar una de sus canciones mientras que saltaban por el escenario. Un chico de pelo rizado le susurraba algo al chico de ojos verdes mientras que el chico moreno que antes había visto y el rubio hacían bailes raros en el centro del escenario.

En el escenario habían chicas que llevaban banderas de sus respectivos países mientras que otras llevaban cartulinas con varias frases.

Marie y yo seguimos bailando por un rato más hasta que no teníamos fuerzas para más y decidimos sentarnos. Los chicos mientras respondieron algunas preguntas que se le formulaban en una de las pantallas que había en el escenario.