-Soldados- dijo el general a la mañana siguiente-, hemos decidido avanzar otros cinco kilómetros, esta vez al sur. Desmantelad todo e iniciaremos la marcha. Soldados Smith y Styles- nos miró-, ayudarán con el traslado de comida.
-Si, general- contestamos los dos antes de salir de la tienda con rapidez.En el camino casi no cruzamos palabra y me empecé a acostumbrar a ___. Era una mujer fría cuando quería y quería mantenerse firme a todas sus decisiones e ideas.
-Smith- dije-, ¿ocurre algo?
-Nada, Styles.
-¿Segura?
-Segurísima.
-Smith- añadí-, puedes contar conmigo para hablar de cualquier cosa, no solamente para tener sexo.
-Lo tendré en cuenta.
-No me gusta que te quedes con tus propios pensamientos- me llevé la mano a la cara para evitar que el sol me deslumbrara-. No sería bueno.
-Styles- dijo antes de dejar sobre el suelo una caja lleno de utensilios de cocina-, ¿crees que necesitaré un loquero si no expreso mis sentimientos?
-No. Pero solo digo que estamos en la guerra y que todo el mundo tiene pensamientos sobre ataques, muertes y demás cosas mientras que tú...
-No tengo miedo de lo que me pueda pasar. He sido entrenada para morir antes de que mi bandera sea agujereada por disparos o sea quemada por los talibanes.
-Lo sé.Cogió de nuevo la caja para llevarla unos metros más.
-Solo comparto mis sentimientos con aquellos que signifiquen algo para mí.Noté un pinchazo en mi estómago antes de coger yo otra caja.
-Hagamos un trato: expresaremos todos nuestros sentimientos a la noche. Nada de tapujos. Soltaremos todo lo que tengamos en nuestra mente a las doce de la noche en un papel, luego la otra persona lo leerá y ese papel será quemado. ¿De acuerdo?
-Lo que tú digas, Styles- dijo poco convencida, casi haciendo una mueca.Pasamos varios días con ese método. Arrancábamos las hojas del final de nuestros cuadernos y escribíamos todo lo que se nos pasase por nuestra mente. Al principio, lo que escribía y leía tenía un aspecto frío, como si se tratase de una tortuga que no quería salir de su caparazón por miedo a que nos juzgásemos. Luego prometíamos quemarlos pero yo no quemé ningún papel. Los mantenía todos junto a mí, en el bolsillo de mi chaqueta para, de vez en cuando, echarles un vistazo cuando estuviera solo. Estuvimos así semanas hasta que llegamos a la frontera donde el general Smith nos dio un discurso.
-Soldados, mañana pasaremos la frontera- dijo serio mientras paseaba entre cuerpos rígidos como el protocolo militar obligaba- y allí nuestra misión, la que era suicida, se convertirá en nuestra muerte. Cada kilómetro que avancemos será como cavar nuestro lecho de muerte. Este es el momento en el que pondréis en vuestros cuadernos lo que quereis que vuestras familias pongan en vuestra lápida. Una frase, un símbolo, vuestra bandera- dio la vuelta y volvió a recorrer el pasillo de nuevo-. Una vez que pasemos la frontera no sabremos a qué nos enfrentaremos. Puede que haya minas, puede que nos estén apuntando con proyectiles o puede que vayan en sus todoterrenos con metralletas para evitar nuestro avance- tragó saliva-. Puede que hoy sea la última noche que pasemos como un escuadrón. Puede que ya no volvamos a ver a nuestras familias o, incluso, que no veamos a nuestros compañeros de litera.El general Smith se paró justo en frente de ___.
-Pensé que no llegarías tan lejos, soldado Smith- susurró-. Esta es tu última oportunidad para volver a Inglaterra con tu madre, ___. ¿Lo aceptas?___ miró a su padre sorprendida. Debía de ser la primera vez que él se refería a ella como "___".
Normalmente, en otras misiones en las que he participado, miraba mal a quienes se les daba la oportunidad de ser llevados a casa por ser un estorbo o por ser un familiar de los superiores. Si fueron al ejército fue por decisión propia. Pero, en ese momento me salté el protocolo para mirar al cielo y rezar. "Por favor, Dios, haz que ___ vuelva a su casa." Todas sus notas, aunque estaban escritas de una forma calculada -como suelen hacer las mujeres para evitar que se conozcan sus verdaderos sentimientos-, mostraban a una ___ asustada por lo que pudiera suceder en la guerra.
-Lo rechazo, general Smith- dijo ___.
-___, piensatelo bien, joder. Te estas metiendo en la boca del lobo- susurró su padre.
-Si el lobo lo desea me puedo bañar en salsa de tomate para que disfrute más, general.El general Smith, al ver que su hija había tomado su decisión, dejó que sus hombros se debilitasen pero solo por un segundo escaso. Luego se puso rígido de nuevo.
A la noche ___ no fue a cenar, se quedó en la tienda tumbada en su litera. Yo la observaba desde las cortinas que hacían de puerta.
-Sabes que estás loca, ¿no?- pregunté.Ella simplemente me ignoró, como cuando no le gusta lo que le dicen. Terminó de escribir en su hoja y luego la arrancó para darmela a mí.
-Probablemente esta sea nuestra última noche juntos. Y sino, esta será la última vez que escriba para ti sobre mis sentimientos.
-No digas tonterías. No va a ser nuestra última noche juntos.
-Styles, por favor- dijo antes de abrir su cama y de meterse entre ellas sin quitarse si quiera las pesadas botas.
-___, hazme sitio- dije mientras daba unos golpes en su colchón.
-Tienes tu cama.
-Hoy quiero pasar la noche junto a ti.
-¡Joder, Styles! ¡No quiero sexo!
-Yo no he hablado de sexo, soldado Smith.Su cara se suavizó cuando me miró y se hizo a un lado antes de que pudiera saltar sobre el colchón y tumbarme junto a ella. Pasé mi brazo por su cintura antes de que ella, en silencio, empezase a llorar. Estar en el ejército es duro, muy duro, sobretodo para una mujer que solo está aquí para hacer ver a su padre que cualquiera puede encajar aquí.
-___, mirame.Ella sacudía la cabeza.
-___, dejame verte.
-No.
-Sh, tranquila- susurré-. Soy yo.
-No, dejame dormir.
-sh, tranquila, ___- repetí.La acaricié el pelo y la cara cuando ya se durmió y me di cuenta de lo que había ocurrido. Yo, Harry Styles, había conocido en una misión suicida a una mujer. Al principio nuestra relación se basó en el sexo y luego empezamos a profundizar en nuestros sentimientos haciendo que el otro supiera todo lo que pensábamos y, seguramente por esta misión, nunca podría estar con ella, de quien me había enamorado en unas solas semanas.
Noté que mi palma agarraba algo con fuerza, el papel que me había dado ___ hacía ya un rato. Lo había arrugado mucho asi que, sin despertar a ___, lo aslisé contra mi pecho y luego lo leí a contra luz de la pequeña bombilla que estaba en el techo de la tienda.
"Aún sigo pensando que esto de escribir y luego dar el papel al otro es una chorrada pero a ti te hacía feliz. Ahora es el momento de hacerme a mí, aunque solo sea por un momento, feliz. Entré en el ejército para desafiar a mi padre y nunca llegué a pensar que esta misión sería tan difícil. Una vez estuve a punto de abandonar pero estabas tú y no te quería dejar solo. En caso de que muera en el campo de batalla quiero decirte algo simple: me gustas, Styles. No como amigo, sino como algo más. Pero, como ha dicho mi padre, estamos cavando nuestras tumbas. Prometo que, en el caso de que sufras algún peligro, estaré ahí, junto a ti, sea mi amor correspondido o no."
Sonreía para mis adentros antes de doblar el papel y guardarlo en uno de mis bolsillo.
Luego me dormí.
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Escuadrón {Harry Styles y Tú}
Fiksi PenggemarEl soldado Styles decide escribir un diario durante su estancia en la guerra. Durante ese periodo de tiempo conoce a una chica, __ Smith, que rompe todos sus esquemas. Ambos tienen que realizar todas las tareas juntos y puede que eso haga que ambos...