Hace mucho tiempo dejaste de sentir, dejaste de conectarte con otros, con vos mismo.
Te fuiste perdiendo... alejando.
Dejaste una silueta vacía, una sombra de lo que solías ser. Así es cómo empezaste a buscar personas que te lo devuelvan, pasatiempos que te transmitan algo, o incluso buscaste desahogarte en drogas y alcohol creando una realidad para reencontrarte.
Pasaron días, semanas e incluso meses. Pasó el tiempo y te alejaste cada vez más. Retrocedías en tu propio juego, un juego donde la partida se volvía cada vez más exhaustiva, más larga, más complicada. Donde competías con la ilusión de lo que alguna vez existió dentro tuyo. Estás cansado de extrañarte. No sabes como regresar a vos. Dejaste de reconocerte, el espejo te mostraba un envase donde no podías ver más allá de una imagen hueca, como un rompecabezas al que le faltan piezas.
Buscas regresarte todo lo que te generaba sentir o sentirte: sentirte pleno, vivo. Simplemente sentirte con algo más que con un frío y oscuro vacío con el que ya no podes hacerte el boludo, no lo podes ignorar. Podes tratar de evitarlo, pero sabes que ahí está. Sabes que algo te falta. Que te faltas vos.
Hace mucho tiempo dejaste de sentir, dejaste de conectarte con vos.

ESTÁS LEYENDO
Heridas de un desamor
RomanceCartas nunca enviadas y lo que un sentimiento que ya no es mutuo dejó