Astucia y pureza

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—¿En dónde podría estar?– Se preguntaba el castaño mientras repasaba con la mirada todos los lugares que podía ver mientras volaba.

—Según Palutena, hay un poema hecho hace miles de años que es como un acertijo de la ubicación del templo.- Dijo el de ojos carmesí.– Podríamos parar un momento a descansar las alas mientras lo leemos.

—Supongo que es buena idea.- Respondió el ojiazul con un notable cansancio en su tono de voz, después de todo, llevaban 5 horas seguidas volando.

Ambos ángeles aterrizaron, el de cabello azabache sacó un pergamino que la Diosa peliverde le había entregado, no lo habían leído antes por órdenes de la Diosa, que les dijo que volaran en dirección al sur por un considerable tiempo hasta avistar un manantial dorado, les parecía confusa la indicación pero obedecieron.

—Cómo no sabes leer...– Dijo el de ojos carmesí, mirando al castaño con notable fastidio.– Lo leeré yo.

Carraspeó, se acomodó en el suelo hasta estar cómodo y comenzó a leer el poema que el pergamino contenía:

Más allá de las altas montañas
Que se iluminan por las mañanas
Se alza una gran fortaleza
Que para llegar se requiere destreza
Un manantial de doradas aguas
La verdad revelará en sus gotas

No cualquier viajero al lugar llegará
Sin ser elegido por el bosque con anterioridad
La Diosa de los lamentos aguardará
A quien pureza en su corazón le llevará

Arduas las pruebas serán
Para ser elegido por el bosque sin final
Astucia y pureza
Se unen para llegar a la fortaleza
Ofrecidos por el bosque infinito
Superar los obstáculos será su destino

Astucia y pureza...– Se repetía el de cabello azabache mientras intentaba decifrar lo que el poema quería trasmitir.

—Bueno, yo pienso que quiere decir que el bosque en el que estamos ahora nos pondrá aprueba para ver si podemos entrar al Templo de la Diosa de los lamentos.– Mencionó el castaño mientras miraba el vasto bosque que les rodeaba.

El de ojos carmesí reflexionó en silencio sobre la teoría del castaño, no podía ser así de simple ¿O sí?

A sus espaldas, ambos ángeles escucharon un agudo grito, parecía venir de las entrañas del bosque, ambos se levantaron con presteza de donde estaban para correr hacia la fuente de aquel grito.

Cuando llegaron, vieron a una niña pequeña, de largas trenzas rubias que gritaba en busca de auxilio aferrada a un pequeño y desgastado peluche de un conejito. Frente a la niña se encontraba la razón de sus gritos, un hombre de edad avanzada que trataba de acercarse a la niña para quién sabe que.

Por impulso, Pit se puso delante de la niña para protegerla, mientras sostenía su arco, listo para atacar al sujeto si la situación se complicaba.

—Aléjate de esta pequeña.– Soltó sin más el castaño.

—Yo hago lo que a mi se me da la gana,muchachito.– Respondió el hombre con una arrogante y burlona risa.– Y con ese estúpido vestido tuyo y con ese arco no podrás hacerme nada.

Pit no se molestó en demostrar indignación por la mala observación del hombre, en cambio, se preparaba para atacar, el tipo ya le había sacado de quicio.

—No puedes detenerme, yo secuestré a esta pequeña para mi placer personal y eso a ti no te importa.– Dijo con arrogancia el hombre, sigilosamente sacando una navaja de su bolsillo.

—No tan rápido, anciano.– Dijo el de cabello azabache apuntando a la cabeza del hombre con una flecha.– Un solo movimiento más y despídete de tu cabeza.

El castaño cargó a la niña hacia un pueblo cercano, sabía que su compañero tenía la situación controlada, se tomó la molestia de preguntar puerta a puerta quiénes eran los encargados de la niña, cuando esta volvió con su familia, el castaño regresó a las entrañas del bosque para buscar al ángel de cabello azabache.

—¿Pittoo? ¿Dónde estás?

—Te he dicho miles de veces que no me llames así.– Respondió el de ojos carmesí mientras caminaba hacia su contrario.

—Al final ¿Qué pasó con el tipo?

—La guardia real de Palutena se lo llevó, lo sancionarán por pedofilia.

El castaño soltó un largo y pesado suspiro, estaba realmente agotado.

—Vienes del pueblo ¿Verdad?

—Si ¿Que tiene?

—Puede que tenga una posada, vamos a ver si nos dan un par de camas, seguiremos mañana.- Dijo el de cabello azabache mientras caminaba al pueblo.

El castaño corrió detrás de su contrario para que no le dejara atrás, mañana volverían a su aventura y el castaño no podía dejar de imaginar a la Diosa que buscaban.

La imaginaba, rubia, castaña, con algún color en su cabello, de tez clara, oscura... De todas las formas posibles, bueno, casi todas, porque sus fantasías nunca se acercaron al aspecto real de la chica.

~~~~~~~~~~~~En el templo~~~~~~~~~~~~~

—Y... Mmm... Me falta un cierre para la canción...

A la jóven Diosa le gustaban muchas cosas, había aprendido a distraerse sola debido a su falta de contacto con otras personas, nunca había recibido una plegaria o un sacrificio en su nombre, a veces observaba como habían valientes viajeros que trataban de atravesar las pruebas del bosque para llegar a su Templo, pero si alguno llegaba, era en forma de castigo para ser su sirviente.

_____ era muy hiperactiva apesar de su condición, le gustaba escribir canciones para luego cantarlas y a veces bailarlas, le gustaba hornear y escribir. Había sido educada en casa por su nodriza, Lorena, una sirvienta de su madre que la cuidó cuando era bastante pequeña, por eso sabía leer y escribir, por más que fuera muy básico, pero esta misma nodriza fue asesinada, lo que le causó un gran dolor a la pequeña _____ de ese entonces.

La canción que la pequeña escribía ahora, en parte se había inspirado de como se sintió con la muerte de su nodriza y la otra parte venía de su frustración, su pensamiento de que nunca encontraría el amor, aunque ella no sabía que ya su destino estaba escrito y sus negativos pensamientos se equivocaban.

Asique en la letra decidió imaginarse que amaba a alguien y este alguien la abandonaba, triste, pero hermoso en la dulce canción de la Diosa. Que se decidió a cantar la canción apenas pudo terminarla, tomó la guitarra que su nodriza le había regalado y empezó.

Cuando hubo terminado, sonrió, pero al mismo tiempo derramaba lágrimas de un profundo dolor, algunos sirvientes se presentaron en la sala para ver que le sucedía a la Diosa pero ella rápidamente se levantó y salió de la sala a paso rápido, rumbo a su habitación.

Cuando estuvo en su habitación, recibió una pequeña alerta de un dispositivo que tenía en su pared, unos nuevos viajeros se sometían a las pruebas.
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Créditos a JubyPhonic por el cover de la canción.

La Diosa de los lamentos (Pit x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora