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La niña estaba por bajar al apartamento de las Srtas. Spink & Forcible cuando un derrape se escuchó detrás de ella.
El gato levantó las orejas mirando a sus espaldas con la cola entre las patas. Coraline suspiró con la idea de quién la estaba esperando.

—Hola, perdedor.— Exclamó la niña sin voltear.

—Buenos días, Jonesy— Saludo amablemente el chico, mirándola con ilusión en sus ojos—. ¿Estás ocupada?.

Coraline volteó, viéndolo a la cara. La niña hizo una mueca incómoda.

—No, no lo estoy— Se cruzó de brazos—. ¿Que quieres?.

—Pensé que podríamos pasear un poco por los exteriores del Palacio. Si quieres...— El niño apartó la mirada soltando una risita nerviosa.

Coraline lo pensó dos veces, hasta que se decidió. Se acercó a él con una sonrisa burlona, que era típico de ella cuando estaba ante su presencia.

—Claro— Se relamio los labios—, Justo estaba buscando algo entretenido que hacer.

Wybie elevó una ceja, mirándola fijamente. No hizo nada al respecto de su inoportuna forma de interrumpir el espacio personal.

[05/** -- 09:57 AM -- Desconocido--]

El gato se sujetaba a la chaqueta de Coraline por si llegaba a caerse. Wybie era quien los adentraba en terreno desconocido, aún que quizás para él ya no era tan desconocido. Coraline se sujetaba con fuerza del muchacho mediante un abrazo, que solo era como método de seguridad.

Wybie detuvo su bicicleta en un bosquejo oscuro y con poca luz. Coraline se mordió los labios nerviosa, tomándolo del brazo.

—Hey, estás seguro de dónde nos trajiste?.—Pregunto entre tartamudeos.

—Si Jonesy, yo vengo a cazar insectos aquí la mayoría de veces, es seguro no te preocupes.—Respondió confiado de sus palabras.

El gato movió sus bigotes, dejando ver sus colmillos enfadado. La niña miró al felino confundida.

—¿Que ocurre gato?¿Te sientes bien?.—Lo acarició un poco para calmar sus gruñidos.

El gato bajó de sus hombros, inmediatamente desapareció entre la arboleda. Coraline trago saliva y se puso detrás de Wybie, quien estaba distraído en otra cosa hasta que ella lo tocó.

—Wybie, creo que algo anda mal aquí.—Lo sacudió suavemente con la intención de que la miré.

—¿De qué hablas? Aquí todo está bien Jonesy—Se volteó a verla, con una sonrisa despreocupada—. Solo tienes miedo por que nunca estuviste aquí.

—No, no es eso—Lo abrazó—. Gato se comporta raro...

—Lo mismo que dije antes. Ambos tienen miedo y ya—El niño miró a su compañera y luego a sus alrededores—, hablando de él, ¿Dónde está?.

—¡Eso es lo que te estoy diciendo imbécil!.

Ambos quedaron callados al oír un crujido. Coraline se estremeció, dando un chillido.

—¿Que fue eso?.—Preguntó el niño en susurros.

—No lo sé, y tampoco quiero saberlo...—Respondió la peliazul.

Unos minutos de silencio bastaron para que el autor de esos sonidos saliera de los arbustos. Era el gato, pero en cuánto salió cayó al suelo, retorciéndose del dolor.

—¡Gato!.

Coraline quiso correr hacia el felino pero Wybie la detuvo.
Unos colmillos ensangrentados dejaron revelar el rostro de un perro sin control. El perro gruñía sin cesar bajando la cabeza para comenzar a morder el inmóvil cuerpo del gato.

La niña ovbiamente no permitió que eso pasará y arrojó una piedra a su cuerpo. El perro levantó las orejas y mostró los colmillos nuevamente. Coraline sentía miedo, pero en su interior lo único que le importaba era su amigo peludo.

—¡¿Coraline qué crees que estás haciendo?!.—Gritó desesperado el joven.

—No dejaré que muera, no así.—Respondió la niña. Estaba temblando.

El perro se abalanzó a Coraline, Wybie lo tumbó al suelo haciendo que quedara sin escapatoria. Ovbiamente el animal era más fuerte que un niño de doce años, entonces procedió a morderlo en el cuello o a donde más alcanzará. El chico gritó del dolor qué le causaban los colmillos del
perro al adentrarse en su piel.

—¡Wybie!.

—Yo estoy bien, ve y ayuda al gato.—Apartó la mirada, lejos del osico del perro.

Coraline dudaba de hacerle caso, pero tenía que ayudar al gato, era su única oportunidad.
Corrió hasta el cuerpo del pequeño animal y lo acarició intentando hacer que reaccionara.

—Pronto estarás en casa...—Le dijo con dulzura.

Wybie se soltó de los agarres del perro, como el perro de él.
El animal se sacudió Intentando recuperar el aliento. Volteó a ver a la niña que intentaba ayudar a su mascota, comenzando a ladrar.

—¡Coraline!—La llamo entre cortes—¡Va a por tí!.

Coraline se puso en posición de defensa sobre el gato. Para protegerlo de su enemigo, el problema era que se estaba poniendo en riesgo ella misma.
Cuándo el perro se dirigía a ella intentando embestirla, Coraline tomó una rama, al momento en el qué el can abrió la boca para recibir el impacto y morderla, Coraline atravesó su cabeza con la punta de la rama haciendo que chillara en el suelo hasta que dejara de moverse.

Luego de que los chillidos cesarán, Coraline tomó al gato en brazos y se dirigió a Wybie.

Coraline 2: La Hija Perfecta. [Cancelado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora