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Coraline se liberó de los agarres de aquél hombre que la había atrapado en un intento de susto sorpresivo.
—Coraline, tranquila soy yo.
Le aclaró su padre con una sonrisa burlona.
—¡Papá! ¿Qué crees que estás haciendo? ¿Intentando darme un infartó?
La niña le dió un empujón a su padre como castigo por asustarla, pero parecía no haberle afectado.
—Ya te dije que lo sentía. ¿Dónde está tu madre?—De un momento a otro cambió la conversación.
—Ire a buscarla, debe estar en su habitación.
La niña abandonó el vestíbulo dirigiéndose a las escaleras.
—Te esperó.—Respondio el hombre en susurros.

Coraline llegó a la habitación de sus padres a tropezones, topandose con el silencio de la habitación, sin rastro de vida.
Coraline creía que su madre estaría en el baño arreglándose o cosas por el estilo, pero tampoco estaba ahí.
—Que extraño...

Cuando bajó su padre esperaba pacientemente por una respuesta. La niña negó con la cabeza el echó de que su madre estuviera en la casa.
—¿Dónde crees que pudo haberse ido a estas horas?—Le pregunto a la niña.
—No lo sé, esperemos a que vuelva. Mientras tanto iré a ducharme.
—Esta bien pero recuerda no llenar el baño de jabón, la última vez casi me resbaló solo por tus tontos juegos—Advirtio su padre.
—Okay.

Después del baño, Coraline intentaba limpiar el desorden de burbujas que había creado en el pequeño espacio.
Terminó y se vistió, luego bajó a la cocina en busca de algo para clavarle el diente, pero solo se encontró con un miserio tómate y un jarrón de leche fresca que estaba por terminarse si alguien decidía beberla.
—¡Papá!—Grito a todo pulmón.
—¿Que quieres?—Replico su padre desde su despachó.
—No hay comida, ¿Que se supone que voy a hacer?
—Estas bromeando...
El hombre se levantó, salió de su despachó y fue a la cocina, verificando si la niña mentía pero no era así.
Coraline miró a su padre con una sonrisa ganadora.
—¿Puedo ir a la tienda?—Le preguntó su hija.
—¿Tú?¿A la tienda? Déjame recordarte Coraline...¿Cuántos años tienes?
—Tengo doce—La niña no parecía entender la situación.
—Exacto, no puedes salir sola aún—Charlie sonrió levemente—. ¿Sabes que? Eso significa que yo tendré que hacer la cena entonces.
—No—Respondió Coraline—, no me gustan tus recetas.

Charlie paso por alto su comentario y se preparó para hacer otra de sus obras "comestibles". Coraline suspiró y se fue a su habitación hasta que la cena estuviera lista.
A las 23:30 ambos se sentaron en la mesa, aunque Coraline no parecía querer hacerlo.
—Oh, vamos anímate Coraline ¿Quieres que te cante nuestra canción?
—No, no quiero—La pequeña se cruzó de brazos.

#Oh, mi nena linda es
que consentida estás...#

Coraline se sonrojó avergonzada, según ella ya no tenía edad para esas cosas.
Su padre le servía una porción de comida mientras le cantaba con emoción.

#...Te doy siempre tu avena y helado va después, ¡Si!#

Charlie sonrió y se sentó en su silla, saboreandose los labios hambriento. Coraline tocó su comida con las manos a escondidas. Un «Ehem» la interrumpió.
—Perdón— Se disculpó la pequeña—, ¿Qué es?
—Es guiso de papas con guarnición de estragón y queso gruyere derretido—Confesó el hombre.
—No suena muy rico...—Coraline saco la lengua disgustada.
—Si no lo pruebas no sabrás si te gusta—Repusó Charlie.

La niña aceptó probar de la comida solo por el hambre que tenía, aunque sabía que probablemente lo hiba a vomitar después.
Los minutos pasaban y para Coraline comer el primer plato era eterno, no quería dejarlo, porque sabía que su padre se molestaría. Entonces... en cuestión de segundos, la niña sintió algo cortando su paladar y lengua, lo escupió, y notó pedacitos de vidrio brillando a través de la luz.
—Um...—Dudó la niña.
—¿Qué ocurre, hija?—El hombre le dirigió la mirada.
—No, nada.

Coraline siguió comiendo hasta no poder sentir nada. Terminó y sin un "provecho" se retiró de la sala con la boca ensangrentada.
Fue al baño y se limpió, no le causó impresión ver su propia sangre en el fregadero, es como si fuese algo de todos los días.
A las 00:14 AM, la niña se encontraba dormida cuando algo la llamó por su nombre.
«Coraline...»
                   «Coraline...»
                                     «Coraline...»

Tres veces fueron necesarias para que la niña se levantará, una figura femenina la observaba desde la puerta de la habitación. Sus ojos brillaban, tenía una sonrisa extrañamente alucinante, movía sus dedos a su dirección dándole a entender a la niña que fuera con ella.
Coraline lo dudó, se puso una sábana alrededor de sus hombros y fue con la mujer, ambas bajaron a la cocina.

La luz se encendió, la mujer reveló unos ojos de botón al mirar a la niña. Coraline soltó un jadeó, pero eso no significaba que estaba asustada.
—Bruja...—Le llamó Coraline.
—Cariño, es un gusto vernos otra vez...¿Me extrañaste? dí que si—La mujer se acomodó el cabello con naturalidad.
—No, no lo hice—Coraline se le acercó sin sentirse intimidada—. ¿Dónde está mi mamá?
La mujer sonrió maliciosamente.

 ¿Dónde está mi mamá?La mujer sonrió maliciosamente

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Coraline 2: La Hija Perfecta. [Cancelado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora