[ 03 ] Cielo brillante

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Estornudo dejando en libro sobre la mesa blanca de metal, froto su nariz con la manga de su sudadera, alzó la mirada viendo como los pétalos de las rosas se movían por las ráfagas del viento, era un día soleado, algo fresco, estaba en el jardín estudiando un poco, bajo la sombra de una gran sombrilla puesta para que no se quemara su piel, una taza de té estaba sobre la mesa, al lado de los otros libros.

Llevó la taza hasta sus labios, bebiendo un poco de la bebida caliente mientras sus ojos se movían entre las palabras impresas en el papel.

Sus ojos se cerraron un momento cuando el viento volvió a soplar, miro hacia atrás donde estaba todas las rosas que había plantando con la ayuda de los demás, era un espectáculo de colores cuando sus pétalos volaban, sonrió un poco, cubriendo sus labios con el libro cuando Fong atravesó la puerta llegando hasta donde estaba él.

—¡Buenos días! — saludo moviendo su cabeza, nuevamente los mechones de su cabello rozaron sus mejillas

Quizás un corte no estaría mal.

Fong alzo la mirada devolviendo el saludo y la sonrisa, tomo lugar en el regazo del castaño, bebiendo algo de té que una de las chicas acababa de servir. Tsuna rara vez estaba completamente solo, incluso dentro de la mansión, había alguna personas haciéndole compañía, estaban paranoicos y algo temerosos, lo admitían, pero, era demasiado felicidad para ellos, por experiencia propia, sabían que esos momentos desaparecían, y él no debía desaparece, nunca.

Cada uno exigía su tiempo, hasta cierto punto, pensaban que lo estaban asfixiando con sus presencias, pero Tsuna nunca les dijo algo parecido o se negaba a la compañía, siempre estaba ahí con ellos, aunque no hablarán, bastaba que estuviera a su lado.

El aprendizaje fue más rápido de lo que creía, al menos para el italiano, porque en el chino le estaba costando un poco, pero él se negaba a rendirse, quería llegara a tener una conversación en la lengua madre del maestro del Kenpo.

Solía levantarse temprano, pero el castaño le ganaba, estando ya en el jardín leyendo mientras comía algunas galletas, siempre dándole el buenos días, era una bella vista, ver cómo los pétalos de las rosas volaban cerca de su cielo, mientras él leía.

A veces tenía ganas de esconderlo de la vista de todos, no dejar que nadie aparte de ellos lo tocaran, que estuviera solo para ellos, pero esos pensamientos eran desechados cuando el castaño les sonreía, se daba cuenta que él era capaz de atraer a las personas, muchos de la servidumbre eran demasiado amables con Tsuna, para el disgusto de ellos.

Pero sabían cuando irse y dejarlos solos, muchos de esos momentos, aprovechaban para robar uno que otro beso, de los labios de fresa, varias veces le preguntaron si había comido fresas, pero él negaba, diciendo que rara vez las comía, la dulzura de sus labios era algo natural.

¿Todo su cuerpo sería así de dulce o solo sus labios?

El llamado del castaño lo saco de sus pensamientos.

—No logro entender esta frase — señaló al libro mientras hacia un puchero

Sonrió riendo un poco mientras le daba un beso en los labios, ya era algo habitual, pero él seguía sintiendo vergüenza y sus mejillas adquirían un lindo color rojo.

—Mi corazón sigue rompiéndose por ti.

Lo tradujo tal como era, haciendo que el castaño mirara hacia arriba mientras pensaba, antes de que preguntara, Tsuna sonrió diciendo una frase que hizo que sus mejillas estuvieran rojas.

Cuando dices que me amas, camino sobre las nubes¹ 

Fong dejo salir un jadeo de sus labios sin saber exactamente que hacer, ¿Aún seguía vivo, verdad?

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