Parpadeó inclinando su rostro mientras estaban en medio de todo y todos, su mente no lograba analizar o entender en qué tipo de situación se encontraba, no supo exactamente qué hizo que avanzarán hacia ellos, ¿Instinto? ¿Voluntad? ¿Decisión?La respuesta estaba ahí.....
[~•~]
Hace tan solo unas horas se encontraba en la esquina de la habitación dibujando con la punta de su dedo, líneas imaginarias en la pared agrietada frente a él.
Su mano se detuvo cuando el mismo adulto jalo con fuerza su brazo, parpadeó obedeciendo sin decir nada, cuando una píldora fue puesta en la palma de su mano, era de un color gris, sabía amarga, su cuerpo se sentía extraño cada vez que la tragaba.
Pero sabía que era peor no obedecer, bebió algo de agua, y las palmadas en su cabello le hicieron sentir querido.
—Buen niño.
Esas palabras lo hacían feliz, asintió volviéndose a sentar en el frío y sucio suelo, volviendo a dibujar, ignoraba lo que los adultos hablaban, y las cosas que anotaban cada vez que le daban un chequeo.
Trazaba imágenes y rostros que no había visto, las mismas que dibujaba cuando le daban papel y lápiz, eran persona adultas, todas con diferentes expresiones, cada uno grabado sin razón alguna en su mente.
Movió sus pies mientras la luz de la ventana tocaba su piel, sintió algo caliente querer salir de su boca, camino hacia uno de ellos, jalando con su pequeña mano el pantalón del otro, llamando su atención.
Cuando abrió la boca con intención de hablar, vomitó algo de color rojo, manchando el suelo y su ropa. Retrocedió unos pasos, dándose cuenta que también había ensuciado sus zapatos, cubrió su boca con sus pequeñas manos cuando la sustancia roja volvió a salir, de a poco, cada vez más, la garganta le dolía.
Los adultos corrieron por toda la habitación tomándolo en brazos, o más bien, tomándolo del cuello de su sudadera, corrieron por los pasillos, llegando a una parte que estaba bien decorada y nada deteriorada como la anterior.
Comenzó a llorar tanto que pensó que su cuerpo se iba a secar por toda el agua que sus ojos dejaban salir, sentía que todo su ser ardía, llamo a su padre a gritos, rogando que viniera a tomar su mano, lloro y gritó hasta quedarse dormido.
Cuando sus orbes color miel se abrieron, solo pudo distinguir la luz de la luna y las estrellas através de la ventana sin cortinas, intento sentarse sobre la cama, pero sus extremidades dolían mucho, se quejó, llamando a cualquiera que estuviera cerca, al no tener respuesta, se arrastró como pudo fuera de la cama, soportando el dolor que eran como pinchazos de muchas agujas.
Sus brazos perdieron la fuerza, quedando tan solo a unos cuantos centímetros de la puerta, la cual se abrió, desde su perspectiva, era un hombre muy alto, con mala cara.
—¡Maldito mocoso, deja de quejarte!
La gruesa voz del hombre hizo que temblara, soltó un quejido cuando lo tomo del brazo, tirándolo sobre la cama, golpeando su cabeza contra la cabecera de la cama, llevo sus manos hasta el lugar donde le dolía.
Quería decir que Tsuna no era un mal niño, había hecho lo que ellos querían, ¿Porqué lastimaban a Tsuna?
El primer golpe llegó cuando una lágrima se deslizó sobre su mejilla, los movimientos se hicieron repetitivos, y en algún punto dejo de sentir todo, se sentía ausente, tocó sus mejillas sin saber ya porque lloraba, o porque estaban húmedas.
Abrazo sus piernas encorvandose, intentando hacerse más pequeño de lo que ya era, cerrando los ojos sobre la cama, mientras el hombre volvía a ponerse la ropa, cubrió sus oídos cuando él empezaba a hablar, le daba miedo, todo le dolía, sus piernas temblaban y no sabía que pasaba.

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Save Me
FanfictionCuando un cielo sufre, es deber de sus elementos el alejar todo el dolor. Después de lo que parecía ser una eternidad, finalmente encontraron a su cielo, uno que había sido cruelmente herido, si él se los pedía, ellos podían acabar con el mundo que...