Mi tío Javier era agente de policía y, como tal, estaba siempre expuesto a peligros como el de ser alcanzado por una bala en un tiroteo. Trabajaba en el departamento de homicidios y le apasionaba su profesión. De pequeño, siempre quiso ser policía, ya que admiraba a esas personas que valientemente velaban por la seguridad de los ciudadanos. Sin embargo, éste no fue el único motivo que llevó a mi tío a meterse en el cuerpo de policía...
Alfonso, el padre de mi tío, se había visto envuelto en un caso de homicidio y, tras un juicio, a pesar de la falta de pruebas, lo declararon culpable. Fue condenado a 60 años de cárcel por un asesinato que no cometió, por el homicidio de una chica a la que ni siquiera conocía. Para investigar minuciosamente el caso, se introdujo en el departamento de homicidios. Cuando mi tío Javier reabrió el caso, su padre ya llevaba 20 años en prisión.
Naturalmente, lo que más deseaba Javier en el mundo era descubrir la identidad del asesino de la chica para poder sacar a su padre de la cárcel. Mi tío creía que, fuera quien fuese el asesino de la chica, le había tendido una trampa a su padre para hacerlo parecer culpable a todos los efectos. Investigó incansablemente, analizó pista tras pista... todo sin perder la esperanza de que podría sacar a su padre más pronto que tarde del agujero en que se encontraba.
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La vida y sus extrañas manías
De TodoNacho, un chico de 17 años, ha pasado por mucho en estos últimos meses, sin embargo, verá cómo las cosas pueden volverse a tu favor. "Debe existir una armonía entre lo malo y lo bueno, ninguno de ellos podrá nunca gobernar sobre el otro"