Tras la reciente muerte de mi tío, quedé consumido por una profunda tristeza: mi mayor confidente ya no estaría más a mi lado, mi felicidad se había esfumado casi por completo al darme cuenta de que una de las personas que más quería en el mundo había muerto. Todo esto me llevó a pensar que, si bien la muerte es inevitable, la injusticia de que la vida te sea arrebatada por otra persona es completamente inaceptable, por lo que el asesino de mi tío debía pagar por lo que había hecho... Y yo haría eso posible, costara lo que costase.
Así, decidí tomar cartas en el asunto y tratar de investigar por mi cuenta, con el único objetivo de encontrar a la persona que asesinó vilmente a mi tío y de hacer justicia. Para ello, necesitaría de la ayuda de alguien que pudiera proporcionarme valiosa información acerca de la investigación del caso y de las pistas a seguir ya que, al ser un caso interno, la policía guardaba con máximo secretismo todo lo relacionado con el caso y, ni siquiera los medios (siempre entrometidos en los asuntos ajenos), tenían información acerca del ciertamente comentado caso. En ese momento, sólo se me vino un nombre a la cabeza: Geneviève.
Geneviève era una chica francesa que se había mudado a España junto con su padre hacía ya algunos años (de hecho, ella y su padre viven en la casa de al lado). Desde entonces, su padre pertenece al cuerpo de policía de la ciudad y trabaja en el departamento de homicidios (al igual que mi tío). Ella quería seguir los pasos de su padre y, por ello, éste la llevaba a su trabajo algunos días por las tardes (para que no interfiriese con sus estudios).
Era pelirroja, de ojos verdes y, dado que su piel era muy blanca, tenía unas graciosas pecas en la cara.
Sin embargo, lo que más la caracterizaba era su inteligencia y su afán por resolver todo aquel misterio que se le ponía por delante.
Tenía 18 años (uno más que yo) ya que, debido a sucesivas mudanzas, no había dispuesto del tiempo ni de la concentración suficientes para dedicárselo a sus estudios y había repetido un curso . Además de vivir justo al lado de mi casa, estaba en mi misma clase, por lo que íbamos andando juntos al instituto todas las mañanas.
Así que decidí pedirle ayuda a ella para que me contara todo lo que escuchase acerca del caso, quería que fuese mis ojos y mis oídos dentro del departamento de homicidios ...
A la mañana siguiente, en el camino hacia el instituto, decidí que era el momento de preguntárselo.
Era uno de esos últimos días del curso en los que el insoportable calor se aferraba al cuerpo como una sanguijuela, absorbiendo hasta la última gota de agua que pudiese mantener el cuerpo a una temperatura medianamente constante. Debido a ello, Geneviève y yo buscábamos hasta la más mínima sombra para conseguir refrescarnos aunque fuera un poco.
-"Geneviève, ¿me podrías hacer un grandísimo favor por el que te estaré eternamente agradecido?"-le dije con cierto tono de inseguridad.
-"Claro, dime, ¿qué necesitas?"-dijo ella con expresión interrogante.
-"Pues... verás... sabes de la reciente muerte de mi tío, ¿verdad?"-le dije con la pretensión de encauzar la conversación hacia donde yo quería.
-"Sí... ha tenido que ser un golpe muy duro para ti, siento mucho tu pérdida... Pero no sé todavía qué tiene que ver eso con el favor que necesitas que te haga, Nacho"-dijo ella con tal preocupación que incluso se notaba en su voz.
-"En realidad lo que necesito es que trates de reunir el máximo de información posible acerca de la investigación del caso cuando vayas al trabajo con tu padre"-dije verdaderamente impaciente por escuchar su respuesta.
-"No sabes lo que me estás pidiendo, es un caso interno y no creo que me dejen obtener información sobre un caso clasificado como éste así como así"-me respondió dubitativa.
-"Créeme, sé lo que lo que te estoy pidiendo no es nada fácil, pero lo necesito de verdad"-repliqué con nerviosismo.
Geneviève se mantuvo en silencio durante unos 5 minutos que me parecieron eternos y, poco antes de que retomáramos la conversación, me di cuenta de que me había estado mordiendo las uñas hasta tal punto que casi me quedo sin ellas.
-"Bueno, está bien, haré lo que me pides"-contestó al fin con cierto pesar.
-"Muchísimas gracias, no sé cómo podré agradecerte esto"-dije realmente agradecido por su ayuda.
-"Podrías empezar por invitarme a merendar en tu casa para comer los increíbles brownies que hace tu madre"-dijo ella entusiasmada con la idea.
Y continuamos con nuestro camino hacia el instituto...
Eran las 8:30 de la mañana, acababa de sonar el timbre y a primera hora había clase de historia. Geneviève y yo habíamos llegado 15 minutos antes de que sonara el timbre (como de costumbre) y, tras mi petición, no habíamos vuelto a hablar del tema. Nos dirigíamos al aula de historia cuando nos topamos en el pasillo con 3 policías del departamento de homicidios que estaban hablando con el director, uno de ellos era el padre de Geneviève.
-"Hola papá, ¿qué haces aquí?"-preguntó ella extrañada.
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La vida y sus extrañas manías
אקראיNacho, un chico de 17 años, ha pasado por mucho en estos últimos meses, sin embargo, verá cómo las cosas pueden volverse a tu favor. "Debe existir una armonía entre lo malo y lo bueno, ninguno de ellos podrá nunca gobernar sobre el otro"