Estaba caminando mirando hacia el piso, cuando escucho un ruido, levanto la cabeza y lo veo otra vez.
El hilo rojo del destino.
Ahora sabia su nombre y su historia gracias a Google, este estaba muy enredado.
Lo segui por pura curiosidad y me llevo hasta un edificio bastante elegante.
Entre por la puerta giratoria y vi en donde terminaba una parte del hilo.
Habia un hombre de unos 30 años entrando al ascensor, que estaba apunto de cerrar sus puertas cuando en eso entra corriendo una mujer, de unos 20, por la puerta giratoria por la que yo pase.
El hombre puso una mano en las puertas del ascensor antes de que estas cerraran para que la mujer pudiera entrar.
Y ahí me di cuenta que en el dedo meñique de la mujer estaba la otra parte del hilo rojo que yo habia seguido.