El día en la escuela fue de lo más normal, extrañamente no vi ningún hilo pero lo peor fue cuando salí.
Ver tanta gente corriendo desesperada por salir del infierno que era la escuela no fue anormal, lo anormal fue el hecho de que empezaron a aparecer hilos rojos a medida que pestañaba.
Había tantos que ni siquiera podía ver en donde empezaba uno y terminaba otro. Me estaba doliendo la cabeza.
Un chico se me acercó con cara de preocupación.
-¿Estas bien? Tu cara perdió todo su color.
Aparte mís ojos de la multitud y mire al chico a los ojos algo desconcertada.
-¿Eh? Eh si. Todo perfecto.