Una extraña vida amorosa

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La casa/departamento que habían comprado Midoriya y Uraraka a lo largo de esos tres años, Midoriya ahora ejercía su oficio de manera independiente, había tenido varios pacientes extraños últimamente, Nejire Hadou era un claro ejemplo, y también su extraño amigo, Mirio Togata, el único que parecía normal era Tamaki Amajiki, pese a que parecía normal, era un psicópata en potencia, cada día que regresaba del trabajo, podía ver la luz de la cocina encendida, al llegar al comedor, podía ver a su amada esposa, se acercó y la abrazó por la espalda y le beso el cuello, Uraraka disfrutaba de estas caricias, luego se separaban y se fundían en un beso, pero ahora no fue así, un pequeño niño castaño interrumpió aquel beso, Midoriya lo cargó y le sonrió cálidamente, este niño tenia por nombre Yamato Midoriya, sus ojos eran verdes y tenia la misma complexión de Uraraka (es decir, era rellenito) tenia tan solo 1 año y medio pero demostraba una gran capacidad intelectual, solía elaborar diversos planes para realizar sus travesuras, afortunadamente Midoriya podía sabotearlos a tiempo, en esta ocasión tenían una importante cena y era el trabajo de Midoriya hacer que ese niño luciera presentable para las visitas, esas eran nada mas y nada menos que los padres de Uraraka, después de treinta minutos de intensa pelea con los brazos y cabeza de Yamato, logró poner la camisa y el chaleco, cuando bajaron, el timbre sonó, Midoriya entro en pánico, nunca en su vida había tenido que conocer a los padres de sus parejas, y ahora que lo iba a hacer, estaba aterrado, inhaló profundamente y esbozó una sonrisa, en el comedor la cena ya estaba lista y Uraraka también, Midoriya la volteo a ver y se relajo, una sonrisa de complicidad apareció en los labios de la castaña, Midoriya abrió la puerta y dio la bienvenida a sus suegros, en cuanto vio la cara de pocos amigos que tenían ambos, sabia que en esa casa iba a correr sangre, pero fue lo que dijo el señor padre de Uraraka lo que le dijo que no iba a correr cualquier sangre, iba a correr su sangre.

-Soy el padre de tu esposa y te odio.

Amor CaníbalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora