Te fuiste diciendo que volverías como se le dice a un niño que la magia existe. Luego descubrí la mentira. Ojalá no me hubiese crecido nunca el corazón. Ojalá los años no fuesen más que días tachados en el calendario. ¿Cómo se puede querer a alguien con vistas al pasado? Si me miran a los ojos te ven, sin saber que eres tú, porque no te conocen. No soy tan inteligente como para cerrar las puertas. A veces te olvido pero no del todo, dejo un trocito de ti para juguetear con él en momentos como este, cuando han cambiado la hora, anochece más temprano, yo empiezo a echarte de menos antes. Y no sé salir de aquí. No sé sacarte sin sentir que además estoy vaciándome de lo más bonito que podría tener: el haberte querido, el que quizá vuelvas pronto, el que la poesía eres tú a través de mí. Y eres tan hermoso como cruel, como triste, como un trueno aterrizándote entre las costillas, calcinándote y acelerando tu respiración al mismo tiempo.