Capítulo uno

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"Cuando piensas en un buen libro, automáticamente piensas en BlackSnow, la editorial con más Best Seller publicados hasta la fecha" Rezaba la primera línea del artículo publicado por el NEW YORK TIMES online.

La voz de Robbins llegaba con sano placer a los oídos de los presentes trabajadores de BlackSnow. Todos lucían una sonrisa agradecida en los labios, y es que no era para menos, tantas horas de esfuerzo y trabajo por fin estaban dando frutos, el haber renunciado a ciertas cosas por fin estaba valiendo la pena.

Levi Ackerman, por ejemplo, un joven de aspecto saludable y estatura mediana –algo baja para su gusto–, se vio en la obligación de renunciar no solo al sexo duro de una noche, sino que también a su adorado tequila. Había aprendido de muy mala manera que la resaca no es la mejor amiga del trabajador madrugador.

Hanji Zoë, una chica delgada con piernas tonificas y cabello largo, morena y de bella sonrisa –para todos, incluso para Ackerman–, con una tristeza que le partió en dos el corazón, renunció a la placentera compañía de Beyoncé, quien debió ser trasladada a Denver con su madre. Casi no tenía tiempo para cuidarla, y al estar tan viejita necesitaba cuidados especiales.

Nanaba Robbins en cambio... fue poco o nada lo que se vio obligada a dejar, puesto que su novio trabajaba junto a ella, y una que otra salida al baño relajaba la tensión sexual entre los dos. Sí, pervertidos.

La sala se llenó de aplausos apenas Nanaba terminó de leer el artículo. Los trabajadores comenzaron a darse la mano y cortos pero apretados abrazos, Levi se apresuró a escapar de todo ese contacto físico antes de que cualquier idiota se atreviera a acercarse más de lo estrictamente necesario.

–¡Lo logramos al fin! –gritó Nana cuando llegó a su lado– ¡Lo logramos, Levi, lo logramos!

Dio pequeños saltitos en su lugar antes de lanzarse a abrazarlo. Genial, había escapado de la zona "ositos cariñositos" para venir a meterse a la zona "abrazo de gol", contuvo las ganas de rodar los ojos. Pero bueno, ¿de qué se quejaba? Robbins era especial, era su mejor amiga, y dejar que lo abrazara estaba escrito en el acuerdo internacional de mejor amigos de por vida. El cual había sido creado por Nanaba en una servilleta de navidad.

–¡Aquí! –se distanció con brusquedad.

Una de las cosas que había sido agregada con los años en el acuerdo internacional de mejores amigos de por vida, más específicamente en la sección "cosas a considerar/ datos curiosos" de esa fea y arrugada servilleta, era que cuando Nanaba sufría emociones fuertes debías tener cuidado con tus huesos, pues ella perdía control total de su fuerza. Eso bien lo sabía Levi, quien en una ocasión cuando eran pequeños, Nana lo jaló con tanta fuerza para que se apresuraran a llegar a la piscina que terminó luxándole el hombro.

A pesar de estar usando tacones, Nana se puso de puntitas para alzar la mano. Levi seguía frente a ella, por lo que no tenía idea de a quién estaba haciéndole señas, y cuando intentó voltear, Nana se apoyó sobre su hombro en un desesperado intento por no caer.

–Ten cuidado, tonta.

Nana pasó totalmente de él.

–¡Ey, eeeey! ¡Por aquí! –siguió gritando– ¡Hanji, aquí!

¿Qué? ¿Era una broma, verdad? Buscó a tientas la mirada de la rubia, pero nuevamente pasó de él.

–¿Qué estás...? –susurró.

–Oh, esto es fantástico –interrumpió Hanji, Nana la esperó con los brazos abiertos. Ambas se abrazaron con fuerza–. Estuviste maravillosa, lees muy bien.

–Gracias, Hanji.

La castaña le dedicó una linda sonrisa –de esas con las que inocente e ignorantemente embobaba por completo a los hombres–, sin embargo, rápidamente se desfiguró a una mueca cuando notó la presencia del azabache. La desagradable presencia.

PERVERTIDOS //LeviHanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora