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—¿Porqué no?— preguntó el menor después de haber seguido a Anthony atravesando el bosque. Ahora se encontraban entre los árboles totalmente a obscuras.

—No entiendes cómo son las reglas de aquí— advirtió

—Entonces explícame

Anthony bufó frustrado y tomó el rostro de Peter entre sus manos para verlo fijamente.

—Este mundo se llama Nunca Jamás por una razón; cuando permaneces suficiente tiempo aquí... Dejas de ser humano... Te conviertes en un ser de la isla... Para ti eso significa que dejarás de crecer— Lucía nervioso y frustrado— quedarte aquí significan dos cosas; la primera es un "Para siempre", vivirás aquí toda la eternidad —suspiró— la segunda es un "Nunca", jamás volverás a crecer, permaneceras en esta edad, con estas facciones toda la vida... Para mí fue fácil tomar la decisión, yo era mayor cuando decidí no crecer, pero tú... Tú apenas estás viviendo.

Las lágrimas se amotinaban en los ojos del menor.

—No me gusta vivir— admitió con dolor aferrándose a las manos de Anthony— crecí sabiendo que mis padres no me querían y por eso me abandonaron, fuí más pequeño que el resto de mi edad y por ello me golpeaban... Aún lo hacen... Y el padre Frédéric, el pastor de la iglesia del orfanato... Él toca mis piernas de maneras que no me gustan, él toca mi cabeza, mis hombros, mis brazos, el besa mis manos... Odio cuando se acerca a mi... No quiero volver Anthony, por favor, no lo soportaría —se quebró de dolor— Tú eres el único que me ha tratado con cariño desde el día que nací, dejame quedarme contigo, por favor— imploró.

—Estarías para siempre conmigo... "Para siempre" es mucho tiempo.

—Es todo lo que quiero— respondió el menor desbordandose.

Anthony abrazó al chico, quien se acurrucó entre sus brazos. El pirata entendía el infierno por el que Peter pasaba, pero el hecho de que el menor se quedara no dependía de él.

—Barbanegra es quien otorga el permiso para quedarse.— explicó—  hablaré con él.

Esa noche Peter permaneció encerrado en el camarote de Anthony, calló dormido tras pasar largas horas en la espera de que el Pirata regresara con noticias sobre su conversación con Barbanegra acerca de la petición de quedarse en Nunca Jamás.

A la mañana siguiente, descubrió por la ausencia del mayor, que Anthony no había llegado a dormir.

Salió de donde dormía y paseó un rato por cubierta, encontrando al Capitán Anthony afilando de manera celosa la espada que siempre cargaba con él.

—No llegaste a dormir— susurró Peter acercándosele. —¿Cómo fué su conversación?

—Él dijo "No" — respondió Anthony de manera agria

—Entonces yo...

—Entonces tú no irás a trabajar hoy, te quedarás conmigo hasta el atardecer... He retado a Barbanegra a un duelo, si gano podrás quedarte

—¿Y si pierdes?

—No es una opción ¿Confías en mi?

—Por supuesto— aceptó el menor sentándose junto a él mientras observaba su caja con todo tipo de armas. Tomó un garfio con su mano y observó la fina plata con la que había sido forjado. —¿Esto qué es?

—Un garfio, los piratas pierden manos todo el tiempo, también hay patas de palo, parches... Un montón de herramientas que suplen partes del cuerpo, quizás también hay ojos de vidrio.

Peter dejó de usmear y tomó al capitán Anthony de la mano y depositó un tierno beso sobre esta.

—Gracias— susurró— Por todo

—No agradezcas, la vida ha sido ingusta contigo, aquí serás más feliz.— acarició la mejilla del joven.

—Aquí en el barco, contigo— afirmó.

—No— respondió con media sonrisa— aquí en la isla

—Pero yo...

—La vida de un pirata es dura, y he visto cómo tus ojos se iluminan con las pequeñas maravillas de esta isla... Será tu hogar.

—Pero quiero estar con usted capitán Anthony

—Estaremos juntos— aseguró tomando el rostro del joven y depositando un beso sobre su frente.

Cuando el atardecer calló, todos los piratas estaban rodeando la cubierta del barco, al centro se encontraba Anthony, valiente y decidido, acariciando su espada con cautela mientras esperaba a Barbanegra.

Cuando el Capitán se hizo presente todos guardaron silencio. Sus ojos negros podían lucir rojos cuando el sol los tocaba, recordatorio de todas las muertes que arrastraba. Su rostro lleno de cicatrices, evidencia de múltiples batallas ganadas, y su boca manchada y sin dientes, provocaba miedo y desagrado en partes iguales pero más imponente sobre su rostro, se mostraba su abundante barba, aquella por la que se había ganado la fama.

Anthony no se intimidó, no bajó la mirada ni se notó menos valeroso a pesar que Barbanegra era el más temido de todos los piratas

—Voy a apostar cien doblones de oro a que va a morir el capitán Anthony— susurró un hombre de baja estatura

A Peter se le congeló la sangre.

—¿Morir? ¿Porqué alguien debería morir?— Preguntó Peter y el hombre rió al escucharlo

—No lo sabes ¿Verdad? Cuando alguien va en contra de la voluntad de Barbanegra y lo enfrenta a un duelo, nadie gana hasta que el otro muera. Y por respeto al difunto se cumple su última voluntad. Pero nadie se queda con ganas de volver a retar al capitán.

Peter comprendió todo, y su corazón dolió ante la idea de una eternidad sin Anthony.

Nunca Jamás (STARKER) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora