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El primero en atacar fue Barbanegra, quien de manera presurosa y ágil blandió su espada más larga y ostentosa contra el cuerpo del pirata Anthony quien detuvo el ataque con su espada, y después contraatacó directamente hacia el cuello del primero al mando.

Se movían de manera ágil, como las olas del mar llegando a la costa, ambos sabían cómo combatir y cómo defenderse de los ataques. Cientos de años en combate se mostraban de manera gloriosa.

—Te enseñé todo lo que sabes— gruñó Barbanegra con un ápice de orgullo en el tono de su voz.

—Algún día iba a pasar; el alumno superaría al maestro— advirtió Anthony colgándose de una soga para embestir al capitán y provocar su caída sobre cubierta.

—Esta isla no es para niños, tú lo sabes.— Barbanegra había caído junto a los cañones y la pólvora, pero se mostraba inquebrantable.

—Él no puede regresar a su mundo, ya te lo dije.— respondió Anthony acercandocele.

Barbanegra arrojó un poco de pólvora sobre el rostro del contrario para cegarlo momentáneamente.

Anthony no pudo ver nada, sus ojos ardieron y pronto su cuerpo se vió violentado por el capitán del Jolly Roger quien de manera intrépida apuntó al abdomen del retador Anthony, sin embargo falló por un movimiento brusco que hizo el navío. Lo siguiente que experimentó Anthony fue el crudo dolor de su mano izquierda siendo cercenada por Barbanegra provocando que soltara su espada y que su izquierda reposara sin vida sobre las tablas del navío mientras de su brazo inmensos charcos de sangre salían sin control.

El dolor que experimentó Anthony fue atróz, sin embargo su rostro no reflejó más que la furia; Había aprendido, después de cientos de combates con piratas enemigos, que mostrar debilidad era perder la batalla. Y tragó su dolor, sepultandolo, dejando sólo relucir el odio hacia Barbanegra por tal acción.

Peter había palidecido, su rostro reflejaba desespero, y las lágrimas corrían rebosantes por sus mejillas mientras un pirata lo detenía para que no se entrometiera en el combate.

La vista de Anthony se aclaró lo suficiente como para ver a Barbanegra acercándosele para un nuevo ataque. De manera presurosa tomó su espada con su diestra y de un movimiento simple y ligero, trazó un corte horizontal perfecto sobre el cuello del Capitán Barbanegra.

El corte había sido preciso y profundo, lo había dejado sin habla y sin aliento. Pronto, su abultada barba se vió opacada por los ríos de sangre de rojo obscuro que parecían emanar de su cuello. Anthony había ganado el combate.

Barbanegra calló de rodillas, sintiendo a la muerte llegar por él.

Peter se safó del pirata que lo detenía y se acercó a Anthony llorando y desesperado al ver la sangre que continuaba brotando de su brazo.

El mayor, rápido y presuroso sujetó una soga alrededor de su brazo para detener la salida del vital líquido.

—Capitán Tony— susurró Peter olvidando utilizar todo su nombre completo, nombrandolo con el cariño que siempre resonaba en su cabeza— cuanto lo siento— susurró— Es mi culpa

Anthony sonrió al verlo tan vulnerable; sus pestañas más obscuras debido al llanto, con los rizos aún más rebeldes deslizándose por su rostro, y con las mejillas rojas por todo el esfuerzo físico que había hecho al intentar infructuosamente safarse del agarre del pirata para auxiliar a Tony.

—Gané— susurró Anthony hacia el menor, y con su diestra lo tomó de la mandíbula y se inclinó un poco para celebrar apoderándose de los labios carmín.

El beso fue profundo, Anthony era demandante en su toque, osco y experto, sin embargo Peter era tímido, deseoso pero sin experiencia, sin embargo se dejó avasallar por el mayor mientras con sus pequeñas manos acariciaba la barba del pirata que le provocaba cosquillas al besarle.

Los demás piratas le celebraron con orgullo. Era un nuevo jefe quien se proclamaba dueño de los mares de Nunca Jamás. Comenzaron a sacar los barriles de cerveza y demás alcoholes que guardaban para celebrar. Iba a ser una noche gloriosa.

Más tarde, cuando ya había anochecido, Anthony había introducido su brazo amputado a las aguas de las sirenas. Quienes de manera coqueta se encargaron de curar la herida, cerrarla y sanarla.

Un par de horas más tarde el brazo de Anthony ya no sangraba, y en donde antes estaba su mano, ahora sólo había una cicatriz platinada. Al regresar al barco, en su camarote, encontró a Peter aún acongojado. Mantenía de manera cuidadosa un garfio entre sus pequeñas manos.

—¿Es para mí?— preguntó Tony haciéndose presente.

—Yo... Pensaba que... No... Quizás... Yo...

Anthony se sentó junto a él y le mostró su brazo convertido en un muñón. Peter de manera cuidadosa le colocó el garfio hecho de bella plata y lo sujetó al brazo con unos arneses propios del instrumento.

Al terminar, Peter tomó el garfio que ahora era parte del cuerpo del hombre y lo besó con dulzura divina. Anthony sonrió, y acercó su nuevo garfio a la mandíbula del joven y con este levantó su rostro, para poder apreciar con claridad su impoluto cuello. Peter respiraba con la boca, era extraña la manera en que le estimulaba sexualmente la forma en que lo tocaba con el letal garfio.

Anthony vió una curiosa chispa en los ojos del joven, acarició su mejilla con la plata, y después con la punta del garfio acarició el cuello del joven. Peter comenzaba a respirar entrecortadamente, y una pequeña molestia se hacía presente en sus pantalones. Anthony fue consciente de dicha molestia, y con sonrisa feroz se inclinó hacia el chico y lo hizo acostarse sobre la mullida cama.

Nunca Jamás (STARKER) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora