Capítulo 3

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Brian miró fijamente los ojos azules de Doreen.

Lo había dicho fría y malditamente en serio. Él, por supuesto qué temía morir... no por el dolor que causara ello, si no por el dolor de dejar a sus amigos; su familia, aquí en la mortalidad. Doreen se dio la vuelta para seguir preparando el café después de su frío -aunque no del todo-pequeño comentario como si nada hubiese pasado. Ambos no dijeron nada más hasta que el café estuvo listo. El cómodo silencio inundó la pequeña cocina de aquel pequeño departamento que por lo mismo era bastante acogedor, mientras ella esperaba el café se frotaba las manos esperando desaparecer el frío. Brian la observaba dos pasos atrás, imaginó que se incomodaría si lo tenía cerca, pero no, ella ni siquiera se inmutaba o intimidaba por su presencia, ¿qué demonios pasaba por su mente?, pero tal vez sólo era una persona amable y considerada y muy, muy dentro de los pensamientos de Brian imaginó a una madre y un padre educando perfectamente a esta preciosura de mujer, pero solo echaba a volar la imaginación y eso lo intrigaba más, quería oír lo que ella tenía que decir.

—Toma —dijo ella después de vaciar el café en dos pequeñas tazas azules, ahora con otra sonrisa. ¿Porque sonríes tanto? Se preguntó Brian al verla mostrar esos perfectos dientes que demostraban una más que bella y sincera sonrisa, aun así no se lo iba a preguntar directamente. Aceptó el café con ambas manos—. Acompáñame al sofá —Soltó ella haciendo un gesto con la cabeza, pensando en que Brian después del café terminaría agotado y durmiendo en el sofá.

Brian caminó detrás de ella viéndola de arriba abajo, su escultural figura que ahora sin abrigos se podía apreciar bastante bien, sacudió la cabeza queriendo despejarse de todos esos pensamientos lujuriosos que se empezaron a acumular dentro de su gran cabeza y finalizando con un corto comentario hacia sí mismo sobre él, huyendo a Alemania por la culpa de una mujer... no quería relacionarse de nuevo con otra. Brian se sentó justo como lo había hecho Doreen, con las dos piernas cruzadas como pretzel.

—Yo... yo aun no sé tu nombre —soltó Brian un poco incómodo y tímido después de un largo silencio, la sonrisa de Doreen se había desvanecido desde hace ya varios segundos y Brian se imaginó un gran vacío y una tristeza infinita al no hallar esa sonrisa ahí, ¿qué podía hacer? para revivir de nuevo... aunque sea sólo unos segundos esa sonrisa llena de vida... y justo como él lo había querido, ella sonrió.

—Doreen —mostró los dientes y sus dos pómulos rosados por el frío se levantaron haciendo que sus ojos se alargaran a los costados. Brian automáticamente sonrió. HERMOSO la palabra rondó por su cabeza mientras no dejaba de ver esa parte de su cara, ni tampoco de sonreír.

Después de unos minutos charlando, Brian término perdido en el sofá justo como Doreen lo había predicho, y ahí estaban los dos... Brian, quien llegando a los extremos le había querido asaltar, y Doreen quien le dio hospedaje...

Ella no le temía a nada, mucho menos a éste pobre hombre el cual no tenía ni siquiera una botella vacía a su lado. Aun tenía tiempo de huir... ¿pero cuál de los dos?....



Tu Maldita Pesadilla [Synyster Gates]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora