Capítulo 5

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La última mesa sucia y era turno de Brian, la limpiaba distraídamente mientras veía a Doreen conversando muy a gusto con Sarah, se reían melodiosamente. Parecía música para los oídos del chico pero no se podía distraer, parecería demasiado tonto e irresponsable pero era un poco aceptable, no había limpiado una mesa en años ya que acostumbraba a tenerlo todo por dinero.

Él se preguntaba por qué no dejaba de verla ni un solo segundo desde que pudo apreciarla mejor, temía que por lo mismo William lo despidiera al primer día ya que no prestaba atención a cualquier cosa que estuviera haciendo, para fortuna de él, el lugar de William estaba en la cocina y Doreen cerca de él.

¿Qué tenia de especial?, y ¿por qué no dejaba de maravillarse con todo lo que tenía que ver con ella? Parecía el mejor trabajo del mundo, pero eso sonaba realmente como una estupidez. No podía comparar el subir a un escenario con sus mejores amigos y hacer lo que siempre había querido; Tocar música. ¿O si? ¡Demonios! Brian dio un golpe a la mesa, frustrado gracias a los recuerdos que llegaban a su cabeza, las chicas en la barra dieron un pequeño salto. Sarah y Doreen se dijeron algo con la mirada y Doreen automáticamente entendió. Se acercó lentamente a Brian quien seguía con el puño en la mesa sacando aire por la nariz lastimosamente.

—¿Está todo bien? —preguntó ella desconcertándolo un poco.

-Eh... ¿Qué?... Si...Yo... —el nerviosismo del chico hizo sonreír a Doreen y eso mismo ponerlo a un más nervioso. No podía decirle qué se sentía muy confundido respecto a lo que sentía por ella con tan solo dos días de conocerla, y aunque así fueran años era algo que le atemorizaba, tampoco podía decirle que ya no sabía si aquellos chicos con los que subía a tocar música frente a miles de personas seguían siendo sus mejores amigos. Todo por una mujer...

—Está bien —sin más ni menos Doreen se retiró con una linda sonrisa dejando a Brian muy confundido. ¿Eso es todo? Brian hubiera preguntado más, insistido más... No pudo evitar sentirse decepcionado, a ella no le importaba tanto como a él. Vaya mierda...

Siguió limpiando su mesa ahora enojado.

Tal vez... tal vez Doreen no se sentía atraída por él, tal vez solo era una buena chica... ¿Como demonios podría fijarse en mi? Tal vez no era su tipo, pero lo que él no sabía era que todo eso era una gran mentira. Era muy lista, solo eso... prefería mantener distancia, sabía que si se acercaba a él en todo el sentido de la palabra, no sólo daría dos pasos lejos... si no que Brian desaparecería de su vida. Aprendió muy bien durante los últimos años y prefirió quedarse callada, no arruinaría las cosas con Brian, él figuraba ser diferente, parecía el tipo de persona "Víctima fuerte" al igual que ella, sabía sin conocerlo que había pasado por cosas difíciles y debía mantenerse de pie, tal como ella.

El día finalizó, las chicas guardaron las cosas y junto con Brian limpiaron el lugar, al último estaban los cuatro afuera del local sujetando sus abrigos hacia sus cuerpos para mantenerse calientes mientras miraban atentamente como William lo cerraba.

—Hasta mañana chicos, fue un gusto Brian... —Sarah se despidió de todos pero en especial de Doreen y Brian ya que William siempre acostumbraba acompañarla a su auto. Los dos se fueron despidiéndose con la mano pero Will sin antes darle una mirada de recelo a Brian, tenía tantas ganas de ponerse en medio de los dos y acompañarlos al lugar que se dirigieran, tantas ganas de besar a Doreen aquí mismo y demostrarle que ella era suya pero nada de eso era posible, ella no era de nadie, parecía que ni de ella misma, aparte... no podía abandonar a Sarah por un estúpido capricho. Brian agradeció el momento a solas con Doreen pero cuando volteó a verla no estaba, miró hacia atrás y ella iba caminando, la decepción lo embriagó hasta que ella miró hacia atrás.

—¿Qué haces?... ¿te quedaras ahí parado o me acompañarás "Pesadilla"? —rió burlesca y Brian sólo suspiró aliviado, pensó que era el fin. La chica rió un buen rato hasta que él se le unió—. Esa frase quedaría muy bien en una canción —Comentó ella aún riendo para hacer un poco de platica antes de llegar. Brian no pudo evitar contagiarse y parecía que la sonrisa se la habían soldado a la cara.

—Es gracioso que lo menciones...

—¿Por qué? —preguntó ella.

—Es una canción... —él sonrió.

—¿¡Ah si!? —sorpresa y emoción en sus ojos. Su risa era tan contagiosa que parecían dos locos en medio de la calle—. ¿De quién? Definitivamente tengo que escucharla.

—Lo sabrás algún día —respondió rápidamente, se encogió de brazos y no mencionó nada más... ni de su antigua banda, de que esa canción era de ellos, de sus amigos o cualquier otra cosa acerca de ellos... prefería no decirle ya que eso sacaría millones de preguntas que definitivamente no quería responder.

—¿Y por qué no cuando entremos? —Doreen se paró enfrente de la puerta de su casa señalándola con la mano, no quitaba esa sonrisa característica.

—¿Quieres que entre? Yo... No puedo, te he dado muchísimas molestias, permitirme dormir en tu casa... el trabajo... ¡A un desconocido! No, ya has hecho mucho por mi... —negó con la cabeza.

—Oh, no me hagas rogarte, eso no se me da chico bonito... —dijo ella con una expresión vacilante.

No pudo evitar sonreír, pero se mantuvo firme—. Antes de conocerte dormía en un albergue... Puedo ir ahora mismo... y...

Dejó de hablar cuando notó la decepción en su cara, no... no estaba siendo lo suficiente firme—. Doreen, yo traté de asaltarte... ¿recuerdas?

—¿Con una botella? Si claro... —ella rió ocultando esa decepción y fue cuando se dio cuenta de todo. ¿Por qué más le insistiría que se quedara? Ella sentía algo y el vacío que se veía en sus ojos cuando la conoció desaparecía cuando estaban juntos, o tal vez era un espejismo y eso lo confundía, al ver esos ojos no sabias lo que significaba.

Había algo en especial que le llamaba mucho la atención... algo que lo volvía loco. Detrás de esos ojos sonrientes a la fuerza, había una historia, tal vez varias y aunque no quería incomodarla o hacerla recordar tenía que saberlo todo. Sabía que lo que él había pasado jamás se podría comparar y eso que ni siquiera se daba una idea.

Al último no le quedó más remedio que subir los tres escalones que daban a la puerta ante la insistente mirada de la chica.

Se sentiría sola, tal vez vacía si se iba... Aunque no lo conocía en lo absoluto sabía que no era una mala persona, o eso esperaba. ¿Pero y qué si lo era? Si él trataba de hacerle algo malo... algo que jamás pasaría, claro,... no tendría importancia, ella lo suplicaba en forma de susurros que ni siquiera ella misma podía escuchar... quería irse y estar con 'ellos' allá arriba, no tener que sufrir más en este mundo lo suficientemente cruel, por eso no temía morir... ¿Acaso valía la pena llorar? No, por qué eso jamás le regresaría lo que perdió, y aun así malgastaba el tiempo haciéndolo por algo que jamás volvería. Es tan fácil llegar aquí, duele el mantenerse... ¿pero y después qué? solo serás polvo en una caja larga y lo único que hará saber quien fuiste tu es una estúpida placa con tu insignificante nombre, no harás una diferencia... no haría diferencia si ella se iba, ellos no dejaron nada aquí, tampoco ella lo haría.

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Tu Maldita Pesadilla [Synyster Gates]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora