Mising

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Hola ¿Cómo están? Tras un largo hiatus finalmente regresa Monster.

El infierno comienza para Tsubasa e Ishizaki.

Disfruten la lectura.

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Al ver a aquel sujeto con parte del cerebro a la vista Tsubasa emitió un potente grito que se oyó por todo el hotel seguido de otros menos fuertes. De repente el pasillo es inundado por risas terroríficas y acto seguido aparece el mismo joven que vio esa tarde, con el cuero cabelludo del otro en sus manos ensangrentadas.

– ¿Te gusta? Lo hice yo mismo – se jactó.

Al no obtener respuesta el joven se acercó a las corridas hacia Tsubasa como al mismo tiempo el adulto huía asustado del lugar.

– ¿Dije te gusta? – le enseñó el cuero cabelludo.

– ¡Eres un loco! – dijo –. ¡¿Cómo puedes hacer algo así?!

– Querido, comparado con el resto de las personas en este horrible mundo soy un amor – rió –. ¿Quieres tocarlo?

– ¡Nunca! – intentó darse vuelta pero el contrario lo tomó del brazo.

– ¿No quieres pasar algo de tiempo conmigo, bebé? – acarició su mejilla con la parte mutilada de su víctima.

– Suéltame.

– Lo siento, no lo haré – acercó su rostro –. ¿Cómo te llamas?

– ¿Vas a matarme?

– Mmmmmm, tal vez sí, tal vez no – titubeó –. Ese tipo a quien acabo de matar no era muy complaciente que digamos, quizás tú sí puedas darme una buena ronda... Si sabes a lo que me refiero – guiñó su ojo.

– ¡No!

– Wakabayashi – al oír el llamado, el mencionado se dio la vuelta.

– ¿Qué ocurre, Yukari? – preguntó sin soltar al castaño.

– El señor Katagiri te llama, dice que es urgente.

– Ya veo – fijó su vista en Tsubasa –. Tuviste suerte esta vez, pero para la otra no te será tan fácil.

Tras decir eso besó salvajemente al castaño, quien estaba en shock. Luego de eso lo soltó y se fue con la joven.

A la mañana siguiente.

Tsubasa abrió los ojos y se incorporó de golpe, respirando agitadamente. Tras unos segundos se dio cuenta de que se encontraba en su cama, cosa que le pareció extraña ya que cuando aquel sujeto se había ido perdió el conocimiento en ese mismo pasillo. ¿Había sido una pesadilla?

– ¿Te sucede algo? – preguntó Ishizaki.

– No, nada – respondió.

Se levantó y fue al baño. Abrió el grifo del lavamanos y echó una gran cantidad de agua en su rostro. Todavía no lograba entender lo que supuestamente pasó la noche anterior, había un hombre con la mitad de su cerebro expuesto y luego vino aquel sujeto que se le insinuó con la parte faltante. Empezaba a pensar que fue un error venir y que lo mejor sería regresar.

Levantó su cabeza y de inmediato sintió su corazón latir más rápido. Al verse en el espejo pudo ver el reflejo del pelinegro, quien mostraba una cara de pocos amigos.

– ¿Cómo amaneciste?

– T-tú... ¿Qué haces aquí? – se dio la vuelta asustado.

– Solo vine a ver como estabas luego de lo de anoche, te veías muy asustado y me preocupaste – rió.

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