Capítulo I "Un día normal".

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Noah.

Pi-Pi-Pi-Pi.

Sonó mi despertador.

Tras soltar un bufido utilicé mi mano derecha para estirarla y rápidamente lo apagué ya que deseaba que aquel quisquilloso sonido tuviera fin. Me estiré en la cama y con los ojos aún cerrados, debido al sueño que sentía en aquellos instantes, decidí que era tiempo de irme a arreglar para poder ir al instituto.

Gracias a la gran oscuridad que existía en aquellos instantes, los brillantes rayos del sol no lograban molestar mi vista. Amo a las cortinas, lo juro.
Me levanté lentamente de la cama, enderezándome en el camino, y di un paso hacia adelante. Mala elección, muy mala. Caí al suelo como si se tratara de una manzana que cae de un enorme árbol. Como la flojera se extendió por mi cuerpo decidí arrastrarme por el suelo hasta llegar al baño.

Eché agua en mi rostro para intentar poder abrir mis ojos, por lo que después de unos cinco minutos por fin lo logré. Me paré y me metí en la ducha mientras tarareaba una canción de una banda Británica-Irlandesa muy conocida por el mundo, One Direction. Los había conocido hacía cuatro años, cuando estaban el The X Factor, y había quedado totalmente enamorada por sus voces. Terminé de bañarme y lavarme el pelo y salí de la ducha con dos toallas puestas de color gris, una en el cuerpo y una en el cabello. Fui a mi clóset para ver que podría ponerme, así que opté por unos shorts de jeans, una blusa azul eléctrica y unas converse del mismo color que mi blusa. Bajé a la cocina y me encontré con mi madre, mi padrastro y mi hermanastro desayunando. Los ignoré por completo, ya que no me llevaba bien con ninguno, y con algo de rapidez preparé un desayuno simple y me senté lo más lejos posible para comer mis tostadas en paz.

-Se dice buenos días Noah Storm, ¡no seas maleducada! -Me replicó mi madre entre dientes mientras sonreía con enojo. Desde que mi padre nos abandonó ella había cambiado completamente. Me culpaba de su desaparición, y me odiaba con toda su alma. Ahora sus intereses cambiaron, antes era una dulce mujer que me entendía y me contaba historias para dormir, ahora solo le importa que me porte bien para que su nuevo esposo no le pida el divorcio o no se asuste y se vaya.

-¿Y crees que me importa lo que digas?-pregunté encarnando una ceja. No me crean mala, solo que así como ella cambió yo lo hice por igual. Si ella se digna a hablarme es solo para causar una buena impresión a la sociedad de: Madre perfecta. Créanme, me duele tratarla así, tratar a la persona que me dio la vida y que me cuidó desde pequeña, que me abrazaba y consolaba cada vez que me raspaba la rodilla, que me alimentaba y cuidaba cuando me enfermaba, completamente mal... Era algo desagradable para cualquiera. Pero las cosas habían cambiado, y yo con ellas.

-¡No me hables así! ¡Soy tu madre y merezco respeto!- y ya se enojó.

-¡Dejaste de serlo hace tiempo! ¡Así que a mí no me jodas! -me levanté furiosa de la mesa, tomé mi mochila, la cual era igualmente azul, y salí de la casa.


Ahora que lo pienso, creo que tengo un serio problema con el azul.

Llegué al instituto y a lo lejos pude ver a mis tres mejores amigas recostadas de una pared, hablando animadamente. Crucé por el portón y las tres me miraron al mismo tiempo, algo sorprendidas y emocionadas.

- ¡Llegaste! -dijo una Nicky aliviada- Pensé que me ibas a dejar con estas... Locas -esa era mi mejor amiga, a la cual conocía de pies a cabeza mejor que nadie, incluso mejor que ella misma. Mejor las describo a todas:

Nicky: es alta, y tiene la piel algo pálida. Sus ojos son plateados como la luna; tiene el pelo castaño oscuro que le llega por la cintura, el cual se lo pinta constantemente poniéndose mechas de colores y eso. Es una chica totalmente cerrada y fría. Es clasificada como "La chica mala" del instituto. Adora las motocicletas, andar en Skateboard, comer, dibujar, leer, y por supuesto los animales.

Cami: Mide 1.65. Tiene el pelo azabache con mechas de varios colores como el arco iris, es "piel canela" por así decirlo, tiene unos hermosos y grandes ojos de color café oscuro con pequeños destellos grises, no es muy gorda ni muy flaca. Ella ama escribir y dibujar. Su animal favorito es la pantera negra (daah no va a ser la rosa, sigamos) al principio cuando la conocí era un poco desconfiada y tímida, pero en cuanto agarró confianza es muy alegre y chistosa, pero su problema es que es algo callada.

Kari: es de estatura baja. Su cabello es castaño claro con mechas rubias, ondulado en la parte de arriba y con rizos en las puntas. Es de tez trigueña y ojos café con destellos dorados en ellos. Cuando la conocí era tímida, pero cuando agarró confianza.... Uff ¡habla un montón! No se calla ni un segundo, pero igual la adoro con todo mi corazón. Como todas ella ama dibujar, escuchar música y escribir...

-¡Por Zeus! Ni que estuvieran tan mal...-dije con algo de duda para seguirle el juego. Por si se preguntan... Sí, amamos la mitología.

-No me lo puedes negar, ellas están locas -dijo señalándolas de una manera asustada mientras retrocedía unos pasos. Las tres soltamos una carcajada por las suposiciones de Nicky. Ella no es normal, y muchos se alejarían, pero es muy buena persona, muy en el fondo.

-Chicas, ya vamos a la clase que va la campana ya va a sonar -dijo Cami en tono cansino para luego tomarnos del brazo, forjando una cadena humana, y caminando hacia la clase. Cuando llegamos nos sentamos juntas, como siempre. Yo con Kari, y Nicky con Cami.

La clase estaba aburrida, el profesor apenas había llegado hacía tan solo unos minutos.

Historia. Soy mala recordando fechas y la dislexia no ayuda a intentar leer o aprender las exposiciones. Me puse a molestar a mi fiel acompañante que estaba a mi izquierda, Kari. Empecé a lanzarle pequeñas bolas de papel. Y ella solo me miraba mal, o me las devolvía. Js, esto empieza a ser divertido. Su cara era todo un emblema, amo hacerle enojar.
Seguíamos con nuestra intensa guerra de papeles, hasta que una de las bolas que me lanzó me cayó en la boca y me atraganté. Empecé a toser como desquiciada mientras que Kari me daba pequeñas palmadas en la espalda, al mismo tiempo que se burlaba de mi desgracia. Para el bullying, Kari. El bullying es malo. DILE NO AL BULLYING.


Ya cuando logré expulsar la dichosa bola de papel, la cual estaba completamente mojada con mi saliva [N/A: IUGH, IIIUUUUUUUGH. "Ya sigue la historia -.-*" Okay :c], fulminé con la mirada a Kari y decidí quedarme quita. Muy quieta para mí gusto.

Iba cerrando los ojos poco a poco, ya que el sueño me estaba ganando, cuando siento que me tocan el hombro. Pf, malditos que interrumpen mis sueños de belleza, ¿no entienden que las mujeres bellas como yo merecen dormir?

"Pero cuanto ego". Dijo una voz en mi cabeza haciendo que me sobresaltara.

¿Quién eres?

"Tu conciencia, duh. Me voy, que andas re pendeja ahora".

Si yo soy pendeja, tú eres pendeja. Piénsalo.

Ya cuando no sentí la presencia de mi conciencia, a la cual decidí llamar Pancracia, me volteé para ver lo que quería la persona que me había tocado el hombro.

Nota:

¡Espero que les haya gustado! Uf, esto de editarlo es re difícil. Las adoro y si les gustó comenten y voten, y si no... Comenten y voten. El punto es que comenten y voten. Las quiere más que a la nutella... Bueno, no tanto, pero algo así:

-TWWM.

EDITADO.


¡¿SOY UNA SEMIDIOSA?! ¡¿Y MÁS?!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora