II

15 0 0
                                    

Llegaba tarde a la clase de contemporánea y David no me lo perdonaría. Hace quince minutos que ya había comenzado y yo aún estaba en pijama, suerte que me alojaba en un edificio que se encontraba dentro de la Academia y sería cosa de minutos en llegar.

Terminó de vestirme, anudo mis zapatillas y salgo corriendo de mi habitación. Cinco minutos serían suficientes de aquí al salón y eso sí me apresuraba, nunca había llegado tarde y si lo hacía debía tener una excelente excusa como para que me dejasen entrar.

¿Que diría?

¿me raptaron los alienígenas?

¿me secuestraron?

¿me robaron?

Robarme que, ¿la dignidad?

Tonterías.

La única verdad aquí era que me había quedado dormida y la alarma no había sonado, y no porque no la hubiese puesto, simplemente porque mi teléfono se había descargado en la madrugada. Así que para variar iba tarde y sin teléfono.

¡Diablos!

Ni siquiera tuve tiempo de desayunar.

Me apresuro a entrar en el salón pero David me detiene con la mirada y me quedo congelada en la entrada.

-Creí recalcar ayer Camille que la puntualidad sería relevante para hoy. -habla David.

Estoy frita.

-Señor yo... -balbuceo.- en realidad.. lo lamento.

-¿Lo lamentas? De todas las excusas que podrías haberme dicho sólo dirás lo lamentas.

-David no volverá a pasar, sólo me quedé dormida y la alarma no sonó y...

-Claro que no volverá a pasar porque la próxima vez no te dejaré entrar Camille, reglas son reglas, pero hoy haré una excepción. -y bajando más el tono me dice.- sólo porque se de tu esfuerzo Camille y desperdiciar a una alumna como tú sería como desperdiciar a una de mis mejores recetas de comida al basurero. -me guiña un ojo.- pero no te creas tanto.

Lo que acaba de decir me hace sonreír y siento un alivio inmenso al saber que me dejará estar en está clase, mi impulso quiere lanzarse a abrazarlo pero me contengo y me quedo en mi lugar sonriéndole.

Leo aparece por detrás de David levantando las cejas en forma de interrogación, yo sólo me encojo de hombros mientras siento que se me acelera el corazón.

-Ahora necesitas una pareja para el ensayo de esta clase. -aplaude dos veces y mira a su alrededor, todos en par menos yo, se da la vuelta dirigiéndose a Leo.- ¿Leo? ¿Podrías acompañar a Camille como su pareja en esta clase? Practicaran Salto en el aire y por lo visto eres el único que puede ayudarla.

-Claro señor, sería un gusto. -clava su mirada hacia mi y la desvió hacia David.

Por favor que no me deje con él, no es que Leo no me agrade es sólo que... me pongo un poco nerviosa. Ya saben es el tipo de chico que cuando está cerca no puedo concentrarme y no es que me guste ¡por favor! En está clase ya cuenta con admiradoras suficientes, es sólo que su manera de acercarme hacia mi me incomoda, o eso creo.

-Señor yo...

-Nada de excusas Camille. -dicta David.

-Esta bien. -me resigno caminando hacia mi lugar en el fondo, después de todo tampoco es tan malo, Leo es sólo mi instructor.

Miró a mi alrededor tratando de localizar a Mónica pero no la encuentro ella siempre es mi pareja en clases, quizás estaba enferma y se habrá quedado en su departamento. Tendré que ir a visitarla más tarde, después de todo es viernes y los viernes me quedo en casa de Mónica a ver pelis.

Cuando te conocíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora