Cuando te conocí

IV

La música suena en lo alto y bailo con Mónica hasta no poder más. Acabo con el trago de un sorbo mientras Mónica se distrae con un chico al que me ha dicho que conoce de la academia.

Voy en busca de otro trago.

No tengo idea de cuanto he tomado ya, siento el alcohol en mi sangre y podría jurar que estoy tan borracha que ya ni siquiera recuerdo con exactitud mi nombre completo, me río de camino a la barra y vuelvo a ver al chico de ojos verdes que me atendió hace un momento.

-¿Otro? -dice sonriendo, mientras llena la copa.

Estiró el brazo mientras sonrió, me bebo la mitad en un segundo y vuelvo a mirarlo a los ojos. Sus ojos son verde esmeralda como los de Leo, por un momento pienso en él, en sus facciones y en ese cuerpo irresistible que tiene. Me pregunto que estará haciendo ahora mismo y mientras vuelvo a la pista siento unas irresistibles ganas de besarlo, ojalá estuviera aquí para hacerlo pero no lo está.

Comienzo a bailar con ganas mientras levantó las miradas a mi alrededor, soy consciente que mi vestido deja mucho que desear pero no me importa, he perdido a Mónica desde que fui hacia la barra y ya no encuentro rastro de ella, quizás se ha ido a enrollar con ese chico. No es la primera vez que me deja sola en una fiesta aunque no la culpó yo también lo he hecho. Debe haber dejado un mensaje en mi telefono.

-¿Necesitas compañía? -habla un chico castaño a mi lado.

Le sonrió mientras lo tomó de los brazos arrastrandalo al centro de la pista y comenzamos a bailar euforicamente. La música cambia a una más lenta y me pego a su cuerpo con las manos en su cuello, su aliento huele a alcohol al igual que yo, es atractivo y estoy segura, al ver su aspecto, que es un chico con dinero y lujos.

-¿Cómo te llamas?

-Nathan -Me guiña un ojo.

-No pareces de por aquí.

-En realidad sólo vine de viaje, y esta noche un amigo me arrastró hasta aquí.

-Deberías agradecerle a tu amigo. -digo sobre su oído, por un segundo pienso que es Leo quién esta junto a mi, pierdo los estribos y sin saber lo que estoy haciendo comienzo a besarlo mientras pego mi cuerpo aún más a él. Empieza a recorrer mi cuerpo con sus manos, profundiza más el beso y antes de saber lo que he hecho en realidad me doy cuenta que no es lo que necesito, quiero apartarme de él pero no puedo, ya es demasiado tarde y comienza a arrinconarme sobre un pared mientras toca mi cuerpo con descaro. Lo empujó pero se resiste.

Estoy perdida.

No debí hacer esto pero estaba tan borracha que me dejé llevar.

-Sueltame imbécil. -mascullo.

Sus manos siguen viajando sobre mi cuerpo y presiona en las curvas de el, me causa asco y no es lo que necesito ahora, no es quien quiero que sea, por un segundo desearía haberle hecho caso a Mónica y quedarme en su departamento.

-No te libraras de mi tan fácil.

Vuelve a besarme esta vez en el cuello mientras presiona su cuerpo hacia el mío contra la pared.

-Te juro que si no me dejas...

-Sueltala. -habla una voz tras nosotros, Nathan se da la vuelta lentamente sin apartar sus manos de mi cintura, pero al fin alejando sus labios de mi cuello.- Ha dicho que la sueltes.

No recozco al chico que lo esta enfrentando pero doy gracias a Dios que haya venido en mi rescate.

-¿Quien eres tú? -Pregunta el chico de pelo castaño.