Capítulo 4: Quizás...

1.2K 98 23
                                    

Se sentí totalmente apenado, Yugi no podía cree que ahora sus amigos sabía que le gustada Yami, no quería ir a el colegio, ¡NO DEBÍA!, ¿cómo iba a esta tranquilo sabiendo que Tea lo puede odia?, se dice que el chico que le gusta a tú mejor amiga es IMPOSIBLE DE MIRA.

Pero ciertamente...

Si no fuera por Yugi, Tea de seguro ni sabía de la existencia de Yami.

—Yugi, sal de tú habitación—golpeada la puerta Salomon intentado hacer que su nieto abrieran la puerta.

—¡No quiero! —se quejada como un niño pequeño, no podía tener mucho estrés.

—¡SALES O TE JALOS DE LOS CABELLOS!.

—No me siento nada bien abuelo.

—Mira, te perdone una semana de que no fueras, ¡PERO DEBES IR!.

—¡Obligarme!.

Unos segundos después...

El tricolor menor era arrastrado por su abuelo hacía su colegio, literal gritada intentado hacer que el mayor se detuvieran, nada logró a excepción de que la gente los mirará como si fuera un loco.

La tortura termino cuando llegaron.

Claro que empezaría una nueva.

—Voy a esta todo el día en la casa, ¡Si veo que saliste de la hora que no era te quitaré tú baraja jovencito!.

—Abueloooo.

El Muto menor hacía un puchero viendo como su abuelo se iba, dejó escapar un suspiro para levantarse y limpiar el polvo de su ropa, apenas entró, se encontró con Anzu, quién en cierto modo, lo miró con algo de enojo, un escalofrió recorrió su espalda, por lo que antes que su amiga se le acercará.

Se fue corriendo a el salón.

Sin olvidar, que hizo una parada en el baño para vomitar.

—Ay bebé—acariciada su estomago entrado a el salón—No hagas que me sienta así... espera que llegué tú padre para que sufra la tortura—dejó escapar una risita.

—¿Con quién hablas?.

—¡¡Jo-joey!!.

Quedó con el rostro lago pálido, el rubio junto con el albino lo mirada confundidos, trajo en grueso mientras que miles de pensamientos llegada a su mente.

"A el demonio".

"¿Qué dijo?".

"Ya valí verg*".

"¡Mamiii! A espera no tengo".

—¿Y bien Yugi? —la voz de Ryou lo hizo raciona, dejó escapar una risa algo nerviosa.

—¿Pio?... —sin razón dijo eso, aunque se le entendía ya que estaba empezado a sudar.

—No si, el pollito Yugi—sonó sarcástico Joey.

—...¿Qué hacer solos en el salón? —cambió de tema sonriendo divertido, de inmediato las caras de sus amigos pasaron por varios colores hasta llega a el rojo.

—¡¡NO NOS VOLTEES LA TORTILLA!!.

—¡¿Tortilla?! —miró a todos lados como si fuera un niño—¡¿Dónde?!, ¡tengo una hambre que matar!, y todo por esté bebé.

—¿BEBÉ?.

—Usp...

Había metido la pata, miró con la cara pálida a sus amigos, los cuales parpadearon sorprendidos, sin olvidar que sus bocas formada una "o" perfecta, se notada a mil que estaba en shok.

Volverás por... ¿nosotros?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora