Cuando Jisung se levantó de la cama, literalmente sentía como si un camión hubiese pasado por encima de su cuerpo, tenía un dolor horrible en la espalda, la cabeza le palpitaba, además, le dolía un poco el estómago.
Se miró al espejo y arrugando el entrecejo se acercó un poco más, mirando cómo se formaban unas pequeñas cuencas debajo de sus ojos. Estaba estresado.
-Que noticias, ¿No?-sonrío cínico-Han Jisung estresado, otra vez.
Suspiro largamente, mientras se miraba sus delgados pies. Lo cierto, era que en una semana ya no estaría en la ciudad, se mudaría al que sería su nuevo departamento.
Por supuesto, estaba estresado, su madre no lo había dejado solo en todo el fin de semana, además, de tener a su hermano menor cambiando sus cosas para la que en una semana sería su antigua habitación.
Seungmin era un chico que podría muchísima confianza en todo lo que decía, afirmaba que la habitación de su hermano tenía el doble de espacio que la suya, aunque para Jisung eran casi iguales en cuanto a tamaño, pero para su hermano era una calamidad pensar como lo hacía. Así que con sus "sabias" palabras sacadas de Internet convenció a su madre de darle la que sería ahora su antigua habitación.
Así que con una sonrisa algo forzada, miro a su hermano y a su madre asintiendo amablemente, dándoles a entender que no había problema, porque al fin y al cabo, esa casa ni siquiera era suya. Era de sus padres, así que eran ellos los que tomaban las decisiones con respecto a ella.
Con otro suspiro, se arremango las mangas de su pijama. Hoy, era su último día en el jardín, estaba nervioso y un poco angustiado, a decir verdad. No por los profesores, ni por las cuidadoras, sino por los niños, a quienes los consideraba parte importante de su vida.
Volviendo su mirada al espejo, se dio ánimos, después de todo, estaba cumpliendo uno de sus sueños y dejándose llevar por ellos. Debía crecer y madurar. No podía seguir al alero de su madre toda su vida.
Se vistió rápidamente, con esa idea en la cabeza. Nada ni nadie le haría arrepentirse nunca más de sus decisiones. Era un adulto, inteligente y con muy buenas ideas, aunque un poco sentimental e indeciso, pero eran cosas que podía superar con el tiempo y la determinación que sentía en ese mismo momento, mientras se acomodaba los zapatos para salir rumbo al que sería su último día en el jardín infantil.
Y vaya que lo esperaba un duro día. Tendría que ver a Jeongin por última vez. Sabía con eso que Minho se enteraría de la verdad.
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-¿Pasa algo?-Minho observo a su hijo de reojo mientras dejaba el libro en la mesita de noche-¿Por qué aun no te duermes?
-Teno algo que contate
-¿Qué es?
-No te enojes, papá.
-¿Hiciste algo malo en el Jardín?-preguntó sentándose en la cama.
Jeongin negó mientras sus mejillas se teñían de un ligero color rosa.
-¿Entonces?
El pequeño observo a su padre por unos segundos, para luego sentarse en la cama y acercarse lentamente hasta donde estaba Minho observándolo atentamente. Cuando sintió las pequeñas y suaves manos de su hijo que se posaban en su rostro, Jeongin le beso la mejilla.
-Te quelo
-¿Y eso?
-Me lo enseño, Jinnie.
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•◦✿ Pequeños Pasitos - 《Minsung 》
Fanfiction•◦✿ Minho es un padre soltero, que da todo por su pequeño hijo, Jeongin. Después de su gran fracaso amoroso decide irse a vivir a la casa de su hermano mayor, Woojin para terminar sus estudios y que Jeongin se integre al jardín infantil. Pero la vid...