Mi aliado es un panda.

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Hayoung se encontraba con Saerom quien se había convertido en su nueva compañera a la hora de almorzar. Tiempo que por lo general lo compartía con Gyuri, pero había decidido evitarla por completo y compartírlo con la pelinegra. Al menos hasta que lograra conseguir comer como una persona normal frente a su amada Gyul.

Saerom tomaba un reloj y la veía atentamente.

—¡Ahora!— decía mientras apretaba el botón que daba inicio para contar el tiempo en que Hayoung comía su almuerzo.

—Listo.— Saerom le mostro el tiempo que el reloj marcaba y prosiguio a tomarle una foto para enseñarsela.

—¡Genial! 5 minutos y como unas tres manchas.

Sin duda Hayoung estaba agradecida con su nueva compañera de almuerzo y su fiel confidente sobre su amor a Jang.

—¡Pueden ser menos ruidosas por favor!

Ambas voltearon a ver la voz que las había interrumpido. Se tratataba de una pequeña pelinegra con un rostro cansado. Tenía una oscuras bolsas debajo de sus ojos y un caracter bastante malo.

—Oye hay tantas mesas alrededor, no tienes porque estar aquí. — Dijo la castaña enojada.

—De hecho ¿desde cuando estas aquí?.
—pregunto ahora curiosa.

—Desde que comias como un cerdo. Ahora guarden silencio y dejenme ver como aquel poste me roba a mi bella hada.

Ambas chicas dirigieron su mirada hacia donde la malhumorada pelinegra veía.

Y de pronto el mundo de Hayoung se vino abajo cuando visualizo a su Gyul platicando con quien era Jisun, Roh Jisun, Roh perfecta Jisun, ¡que va!. Era Roh perfecta toda femenina Jisun.

Se veían tan bien juntas, parecian una pareja de esas historias bonitas en donde ella no encajaba. En donde los protagonistas si saben comer como personas normales, es más comen como  si fueran de la realeza.

Y de pronto su corazon comenzo a doler, todo dentro de ella le dolía. Su corazoncito parecía querer ponerse en huelga y detenerse ahí mismo para nunca más tener que trabajar.

Y es que no podía culpar a Gyuri de que le gustaran chicas como Jisun. Ella era preciosa y encantadora. Toda un hada como la había llamado la chica malhumorada con voz ronca.

Y sin darse cuenta ya estaba a lado de la pequeña pelinegra observando a sus amores imposibles con lagrimas amenazantes en sus ojos.

Saerom vio la escena con mucha tristeza. Y es que el par de chicas frente a ella le daba lastima.

—¡Que jodido era enamorarse!—pensó.

Por que aunque para ella ese par de chicas eran hermosas y divertidas no eran correspondidas.

Quería ayudarlas y de pronto una idea vino a su cabeza.

—¡Tres son mejor que una!— les dijo con emoción.

Hayoung entrecerro los ojos y la pelinegra fruncio el seño.

—¿A que te refieres?— preguntó.

—Creo que se como pueden gustarles a sus chicas.

—A mi Gyul le gustan las chicas femeninas.— dijo Hayoung triste para posar su cabeza sobre la mesa.

—Y a mi hermosa hada es obvio que le gusta ella.— dijó la pelinegra repitiendo la acción de Hayoung.

—No importa por que ellas todavía no son novias, esto no esta perdido aun.

Ambas chicas se quedaron mirando

¿Que ayuda podían ofrecerse? si las dos estas muy lejos de que esas chicas se fijaran en ellas.

—No lo se, no creo que pueda ayudarles  y sinceramente... — observo a Hayoung detenidamente.— No creo que puedán ayudarme.

—No se trata de ayudarse se trata de sabotearlo.

Dijo Saerom decidida como si tuviera idea de lo que harían cuando en realidad solo quería dejar de ver a ese par de chicas tristes.

La seguridad fue tanta que les paso esta a ambas chicas y así las tres se sonrieron entre si como si estuvieran de acuerdo mientras por sus mentes pasaban pensamientos completamente  diferentes.

—¡Sabotear, sabotear, sabotear!.—
Esa chica es un genio penso la pelinegra malhumorada.

—¡Mi aliado es un panda! — pensaba Hayoung.

—¡Demonios!, otra vez vuelvo a conversar con alguien sin tener idea de cual es nombre. —penso Saerom.






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