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Soltó un suspiro mientras se quitaba la toalla de encima, tirándola sobre la cama. Sus manos pasaron a los cabellos mojados, dando pequeñas caricias, sonrió por sí mismo, mientras, desnudo iba caminando por la habitación. No sabía qué ponerse, observaba cada rincón de su armario, nada, absolutamente nada, pensó en quedarse desnudo, pero Mark seguramente entraría para ver si todo estaba bien. Sin más, cogió una de sus tantas mudas, colocándosela, y dirigiéndose hasta aquel espejo de cuerpo entero, realmente, portaba bien, sus jeans junto a una camisa negra, se le marcaba bien sus muslos, aquel cuerpo. Echó sus cabellos hacía atrás, casi nunca se peinaba, le era irrelevante hacerlo. Chasqueó la lengua al escuchar las voces ajenas que provenían del salón, dando entender que ya estaban todos. No tardó tanto en colocarse los zapatos, para por fin salir de su guarida y cerrar la puerta.

Observó, caras conocidas, ninguna nueva o eso creía. Aquel joven con el cabello azabache claro, era alto, bien formado, una buena cintura, sus ojos permanecían atentos a cada uno de los movimientos del chico. Preguntándose, el cómo es su nombre.

Un toque, ahora está fuera de sus pensamientos.

— Jaebum, ¿estás bien? — Preguntó con aquella voz tan sonora, portaba una sonrisa amplia mientras lo observaba, el pequeño y lindo Youngjae tenía un vaso de plástico en sus manos, ¿cerveza? Seguro.— estás ahí parado, deberías reunirte con los chicos, hay un chico nuevo, es lindo.— De nuevo, el chico en sus pensamientos. No dijo nada, una sonrisa pequeña, y asintió. Dejando que el adversario se fuera a pocos metros. No me había visto el rostro, pero su cuello y cabellos eran fascinantes, seguro su rostro es sublime.

No quiso acercarse, se notaba que aquel individuo estaba captando la mayor atención, le molestaba bastante. Ya que, nadie le dejaba ver el rostro del joven, ¿será tan guapo para que no me dejen un jodido minuto? O, ¿tan horrible? ...Sus pensamientos ya eran confusos, él mismo estaba entrando en pánico. Qué mierda le pasaba.

Miró por todos lados, Bambam ya estaba algo ebrio, los demás se habían ido a bailar, o charlar por ahí después de preguntarle la mitad de su vida en esa hora de fiesta. Se levantó dejando a su joven amigo en el sofá riéndose solo, fue camino hacia la barra donde se encontraban las bebidas, quería algo sin alcohol, algo suave. Después tenía que llevar a su amigo a casa, sano y con sus prendas completamente puestas. Notó como una presencia se acercaba, giró su rostro encontrándose con el mayor que nunca tuvo oportunidad de al menos saludarse.

— Hey. — Su voz era profunda, ronca debido a las copas que se notaban en su aliento, de igual manera no perdía la compostura. La música no era tan fuerte, podía escucharla a la perfección. La mirada de él, he de decir que era penetrante, se podía decir que escondía miles de secretos en esta, un nuevo mundo.— ¿buscas algo para beber en especial? — Su mirada estaba fija en él, sintió un pequeño escalofrío recorrer su columna, pero simplemente asintió.

— Busco algo que no tenga alcohol, quiero estar bien para llevar a mi amigo a casa.— sonrió, dedicándole la mejor sonrisa sin alguna razón al mayor que se encontraba al lado. Escuchó la pequeña sonrisa que salió de sus labios mientras toqueteaba algunas botellas.

— Lamentablemente, aquí no hay nada que no contenga alcohol, aunque te puedo dar algunas opciones para que bebas, no te sentirás tan mal a la primera. Cosas suaves, bebé. — ¿Le había llamado bebé? Ni él se lo creía, apenas conocía al chico y ya le estaba poniendo apodos tiernos, culpaba al alcohol por sus atrevimientos, aunque no se arrepentía.

— Bebé... ya. — bufó en bajo, carraspeando la garganta. Estaba dudando en aceptar, se notaba que igualmente el alcohol estaba controlando sus impulsos y le podía servir cualquier cosa indebida. — Bien, sorpréndeme.

Había aceptado.

One night, nothing more. - Bgyeom. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora