Meng Yao había empezado a trabajar en la Compañía QingheNie dos años atrás.
Después de la muerte de su madre, el joven de 18 años había ido a la Torre Jin para conocer a su padre, presidente de LanlingJin. La mala suerte había querido que se presentara el día que Jin GuangShan presentaba a su hijo y heredero como CEO de la empresa, por lo que se celebraba una fiesta descomunal. Meng Yao solo tuvo tiempo de pronunciar el nombre de su madre y extraer del bolsillo la carta que le diera la pobre mujer antes de ser arrastrado por dos gorilas y arrojado a la acera cual si portara una enfermedad contagiosa. Uno de los agentes de seguridad lo amenazó con golpearlo si volvía por el edificio.
Por ese entonces, Meng Yao no tenía adónde ir. El departamento en que viviera con su madre había tenido que entregarlo: SiSi había sido más que amable al dejarles quedarse dos meses sin pagar renta; pero la mujer necesitaba los ingresos y Yao había pensado que después de no haber dado un céntimo para la manutención de su hijo, Jin GuangShan se dignaría al menos darle una mesada. La realidad fue que el chico se encontró en la calle y sin medios para sobrevivir. En los primeros días acudió a un refugio y allí tuvo la buena suerte de encontrarse con Wei Ying, que a pesar de estar algo tocado de la cabeza tenía un corazón enorme. No solo resultó que Wei Ying conocía a Jin GuangShan y a Jin ZiXuan – el medio hermano de Meng Yao – sino que conocía a alguien que precisaba un camarero en su cafetería y ofrecía alojamiento. Fue así como Meng Yao se encontró trabajando para Wen Qing y medio compartiendo alojamiento con Wen Ning. Con un empleo y un techo, el chico pudo dedicar un tiempo a reconsiderar sus opciones de futuro. Empezó a estudiar en la escuela nocturna y gracias a su amistad con Wei Ying, conoció a la familia Jiang. Los Jiang no eran tan ricos como los Jin; pero tenían gran influencia en el mundo empresarial y Jiang FengMian, un hombre que dedicaba la mitad de su tiempo a obras sociales para desesperación de su pragmática esposa, le aseguró al chico que podría contar con ayuda siempre que la precisara. También gracias a Wei Ying, Meng Yao había conocido a los hermanos Lan.
Meng Yao se había enamorado de Lan XiChen a primera vista. Casi cuatro años después de aquel primer encuentro, Yao comprendía que su propia inseguridad había apartado cualquier posibilidad de una relación entre ambos. XiChen había estado gratamente impresionado por él y todavía conservaba sentimientos de afecto que iban más allá de la simple amistad; pero ante las constantes retiradas de Meng Yao, el joven heredero de la familia Lan acabó por darse por vencido y concentró su atención en alguien más asequible – si es que Jiang Cheng podía ser considerado asequible en algún momento del día o de la noche. Había sido Lan XiChen, no obstante, quien sugirió a Meng Yao que optara por un trabajo que le permitiera acercarse más a sus aspiraciones en abogacía y lo recomendó para el empleo de secretario de un amigo suyo. El amigo de Lan XiChen había resultado ser Nie MingJue, CEO de la compañía QingheNie y uno de los más fuertes competidores de Wen RuoHan en la industria del entretenimiento. De hecho, el más fuerte competidor.
A la primera semana de trabajo, Meng Yao había estado dispuesto a renunciar y hasta se acurrucó llorando en el sofá de Wen Ning. Solo el recuerdo de su madre – hábil y cruelmente esgrimido por Wen Qing – le había obligado a no rendirse. Y aquí estaba, dos años después, viajando en el asiento del copiloto de un Mercedes Benz del año, rumbo a la casa familiar de Nie MingJue... para pasarse el fin de semana revisando notas e informes.
Meng Yao echó un vistazo de reojo a su jefe.
Nie MingJue conducía como hacía todo en su vida: con el ceño fruncido y los músculos tensos. En ocasiones, Meng Yao pensaba que más parecía un guerrero de las antiguas leyendas que un hombre de negocios de la era moderna. Durante un tiempo, el joven había considerado incluso que tuviera algún vínculo con el crimen organizado. La gente respetaba y temía a Nie MingJue, quien era un jefe justo y un rival despiadado. Sin embargo, en ese tiempo como su subordinado, Meng Yao había aprendido algo fundamental sobre el CEO de QingheNie: los principios lo eran todo. Nie MingJue nunca se vincularía a una organización criminal. Yao admiraba ese aspecto de su carácter – como admiraba casi todo de ese hombre – y uno de los motivos por los que lo hacía, era por tener la certeza de que él nunca sería tan recto. Había crecido teniendo que enfrentarse a disímiles situaciones, al abuso en la escuela y al rechazo de su padre. La rectitud, los valores... eran cuestiones que Meng Yao había relegado a un segundo plano mucho tiempo atrás. Pero eso no hacía que considerara menos a un hombre capaz de regirse por tales normas.
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Momentos para coleccionar
Fiksi PenggemarNie MingJue tiene que ir a cuidar la casa familiar mientras sus padres están de viaje. Para adelantar trabajo, invita a su secretario a que le acompañe. Nota aclaratoria para todos (Mo XuanYu y Nie HuaiSang): esto NO es una cita. Sin embargo, los pl...