3. Un pequeño malentendido.

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El móvil vibró encima de la mesa de noche y los acordes de 'Sit Still, Look Pretty' se derramaron por la alcoba. Yao corrió fuera del baño rodeándose las caderas con una toalla y agarró el teléfono.

—¿Qué hiciste? – preguntó a modo de saludo.

—Auch — se quejó XuanYu con tono ofendido del otro lado —. Me ofendes. Pareciera que solo te llamo cuando estoy en líos.

—Nueve de cada diez veces... así es.

Siguió el silencio a su comentario; pero Yao sabía que su hermano menor no se rendiría tan pronto.

—Bueno, ahora solo llamé para saber cómo habías llegado. Pensé que me llamarías en cuanto estuvieras instalado; pero parece que algún asunto ocupó tu atención. ¿Qué? ¿Ya entraron en confianza?

—Llegamos hace solo hora y media.

—¡Wao! Eso es muy lejos. Como... girar en la segunda estrella a la derecha y volar hasta el amanecer.

Meng Yao alzó una ceja, intentando recordar dónde escuchara esa cita.

—Estoy bien, A-Yu, así que ya puedes seguir en lo que estabas antes de llamarme... Fuera lo que fuera.

—Estaba en un ensayo. Estamos montando 'Peter Pan' para nuestra visita del mes a la Sala de Oncología. Pero volviendo a ti, supongo que no trabajarán esta noche. HuaiSang dice que la casa es enorme. ¿Tu cuarto está muy lejos del de MingJue?

—No. A dos puertas en realidad...

—Oh.

—Su padre está aquí —. Cortó cualquier especulación.

—¿Uh? ¿No se supone que tenían...?

—El señor Nie se torció un tobillo y se quedó en casa mientras su esposa viajaba. No estaremos solos, así que ya puedes dejar de planear una boda.

—Aguafiestas —rezongó el menor.

—Como sea. Recuerda darle una vuelta a A-Ling. Estaré de regreso el lunes en la tarde. No rompas nada y no hagas una fiesta en el departamento. Y no incendies nada, por favor. Y llama a Madame Jin y avísale del día de la obra para los niños: sabes que le gusta apoyar esas cosas. Y no tengas sexo con HuaiSang. No todavía, al menos. Apenas hace dos meses que terminaste con Xue Yang.

—Sí, papá — respondió Mo XuanYu con fingido tono infantil —. Solo te falta mandarme a quedarme con ZiXuan y YanLi para que no duerma solo.

—No con ellos; pero sí que podrías quedarte con Wen Ning y su hermana si no quieres quedarte solo. Puedes darle una vuelta al departamento durante el día.

—¡A-Yao, tengo diecinueve años, no diez! Ahora, ve a conquistar a tu suegro. Estoy seguro de que va a adorarte.

—No es...

El tono de colgado le pitó en el oído. Meng Yao apretó los labios y dejó el móvil para regresar a la ducha.

Una hora después, el joven se sentaba muy erguido en el sofá en la salita contigua al comedor.

Nie MingJue se encontraba cocinando, habiendo rechazado el ofrecimiento de su secretario de ayudarle. El señor Nie, por su parte, ni siquiera se había molestado más allá de decir: 'sabes dónde encontrar todo' y ahora ocupaba un sillón frente al televisor que ocupaba buena parte de la pared encima de la estufa apagada.

A los pies del hombre dormitaba un pastor belga, alzando las orejas cada vez que su amo vitoreaba a uno de los competidores en la televisión.

Meng Yao intentaba prestar atención a la competición de patinaje artístico sobre hielo; pero cada nervio suyo estaba atento a la cercanía del dueño de la casa y a los sonidos provenientes de la cocina.

Momentos para coleccionarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora