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Se levantó a primera hora de la mañana, se dio un largo baño para calmar sus pensamientos y poder desempeñar su deber de manera apropiada para alguien que pertenecía a la mafia.

Ocho en punto y ya estaba listo, en el auto para recorrer el largo camino a las afueras de Yokohama donde se encontraria con su mentora.

No le tomó más de treinta minutos llegar, desde los lejos pudo ver el campo verde rodeado del muro de concreto para evitar que los niños se vieran amenazados por alguien del exterior pero también para  evitar que los mismos menores huyeran antes de completar su entrenamiento

Golpeo la puerta un par de veces, no paso ni un minuto cuando uno de los subordinados de la pelirroja abrió, el lugar era sencillo pero amplio, adecuando para los quince niños que vivían en ese lugar.

-Chuuya llegaste -  la elegante femina bajaba las escaleras seguida por dos pequeños de cuatro y cinco años de edad

- anee san- se acercó sosteniendo su diestra de forma delicada al mismo tiempo que depositaba un dulce beso sobre sus nudillos

- vamos Chuuya debes conocer a los niños están en el jardín, te encantará este lugar- los infantes que la acompañaban salieron corriendo a toda prisa para jugar con quienes consideraban sus hermanos mayores - Hikari e Ian ellos llegaron hace un par de días

- parece que se adaptaron rápidamente a este lugar - abrió la puerta corrediza observando el enorme patio trasero y ahi al resto de los menores

- poco a poco podrás conocerlos a todos, son muy agradables y les gusta cuando llega personal nuevo - la mujer se sentó sentó junto a una mesita dedicada a la hora del té, lugar donde un nuevo sobre de mayor tamaño reposaba - cada uno llego por motivos diferentes pero con ayuda de las maestras han logrado sentir este lugar como su hogar

- ya veo, a todo eso, ¿que debo hacer yo? - se sentó a su lado analizando el lugar, quizás su deber era enseñarles a defenderse, el combate cuerpo a cuerpo era indispensable para los mafiosos pero eran aún muy pequeños para eso, quizas debía encargarse de la seguridad el problema era que parecía un orfanato cualquiera, no estaban en peligro

- toma, es la lista de nombres de todos los niños y niñas, tu deber es cuidarlos- le entregó la documentación cruzando sus piernas sin borrar la sonrisa de su rostro - estas aquí para olvidar, quiero que te distraigas después de tu encuentro con Dazai

- ¿que? - ella lo sabía, quería mantener ese hecho en secreto nadie debía saber que volvio a ver a su alfa - ¿como sabes eso?

- me dijeron - una joven beta de cabello negro se acero colocando dos tazas delante de ellos junto una charola con aperitivos - pero eso no es importante, pedí que te permitieran estar aquí por que esos niños necesitan una figura materna y eres el único omega en el que puedo confiar

- anee san yo no puedo hacer eso, sabes bien el motivo - bajo la mirada comenzando a jugar con sus manos

- si lo se, pero hazlo por ellos, para que se desarrollen con normalidad antes de que Mori los use- sostuvo su barbilla con levedad para que le viera a la cara - por favor Chuuya

No podía negarse, no le quedaba alguna otra opción pues ella era la mujer que le dio todo desde que entró a la organización.

- lo haré - dio un largo suspiro observando a su alrededor, todos reían y jugaban a excepción de un pequeño castaño que llamo su atención, se encontraba sentado bajo la sombra de un árbol mientras leía un libro en total silencio, ese niño le hacia pensar en Dazai.

Por Mi Familia  >>Soukoku<<Donde viven las historias. Descúbrelo ahora