La novia de papá (primera parte)

1.3K 18 1
                                    

Habían transcurrido ya al menos dos meses desde el famoso suceso. Las cosas dentro de mi pequeña familia habían cambiado ligeramente: mi hermano redujo el nivel de sus bromas luego del castigo ejemplar que le dió mi padre (del cuál jamás supe detalle alguno, pero vaya que debió ser estupendo), lógicamente Franco jamás se enteró de lo que causó su ridícula broma. Y sobre mi relación con mi padre... En realidad nada cambió mucho, a excepción de la mutua vergüenza que sentíamos al vernos y pensar en lo «cercanos» que fuimos. Todo iba relativamente bien, hasta que nos lo contó:

—El sábado vendrá a cenar una amiga mía —dijo mi padre durante el desayuno. Su tono fue bastante serio, no es muy habitual que alguien hable con tanta frialdad sobre la persona de la que está enamorado, jamás era tan serio ni siquiera cuando recordábamos cosas de nuestra difunta madre.

—¡Dios mío, ha pasado al fin! ¡Tienes una novia! —exclamó Franco, escupiendo pedazos masticados del desayuno sobre la mesa.

—Bueno, así es. Me gustaría que se llevaran bien con ella, es una mujer verdaderamente amable.

Eso fue todo lo que capté de la conversación antes de dejar de escuchar, preferí dedicarme a desayunar en silencio, no tenía idea de qué decir o hacer. Una pequeña chispa de furia se encendió en mi interior pero ni siquiera lograba explicarme a mí mismo la razón.

El sábado llegó más pronto de lo que me hubiera gustado. Los tres colaboramos para preparar una cena deliciosa, aunque yo hubiera preferido no hacerlo. Todo ese tiempo tuve que soportar el parloteo de Franco. Mi padre no lucía muy emocionado. Empecé a creer que no tenía ningún interés emocional hacia esta mujer, en su lugar creía que probablemente se había apresurado a buscar una mujer para así olvidar lo que ocurrió entre él y yo. Sí, sé lo que pueden estar pensando «el mundo no gira a tu alrededor», pero en ese momento me hacía sentir bien pensar aquello, además, desde mamá jamás tuvo a otra mujer importante en su vida, sin mencionar que no le ilusionaba en absoluto hablarnos de su nueva chica. Era demasiada coincidencia.

Luego de presentarnosla cordialmente, papá sirvió la cena. Entonces allí me encontraba yo, sentado a la mesa sin decir una sola palabra, como días antes durante el desayuno. Me dediqué solo a observar a esta mujer sin siquiera prestar atención a la charla banal y a las preguntas tontas y fuera de contexto que hacía mi hermano. Su nombre era Patricia y efectivamente era amable, además de atractiva y joven, parecía apenas unos diez años mayor que yo, así que cuando Franco preguntó su edad, papá y ella se miraron algo incómodos.

—Tengo 26 años, querido —dijo ella luego de aclararse la garganta—. Probablemente soy algo más joven de lo que se esperaban, pero no creo que eso...

—Genial, seremos como hermanos —la interrumpió mi hermano sin siquiera dejar de masticar el bocado de carne que tenía en la boca, ganándose así una mirada contundente de mi padre. Incluso yo no pude evitar mirarlo con desaprobación, verdaderamente era un idiota.

Una vez mas miré a Patricia, estaba sonrojada, es duro admitirlo pero se veía adorable en esa apenada situación, tanto que casi dejaba de desagradarme. Casi.

Al terminar la cena, papá nos avisó que ella pasaría la noche en casa. «Genial», pensé con irritación.

Lo siguiente que diré es un poco cuestionable, espero que mantengan su mente abierta.

Ya todos nos habíamos ido a la cama, esa Patricia con mi padre, como era de esperarse. No pude dormir a causa de los pensamientos que me invadían sobre lo que estaría pasando en esa habitación. En algún momento de la noche tuve que levantarme a buscar un vaso con agua. Al llegar a la cocina la ví, allí estaba ella, también se había levantado a beber agua. Estaba parada dándome la espalda, miraba por la ventana mientras sostenía un vaso en su mano izquierda. Vestía una playera vieja y holgada que le quedaba hasta un poco debajo de las rodillas, probablemente se la había prestado mi padre, lo cual me hizo pensar que la idea de haberse quedado a pasar la noche en casa surgió de pronto, quizá ella se lo propuso a mi padre. Había soltado su cabello negro, era lacio y largo, casi llegando a su trasero. Su silueta era delgada y frágil, con una estatura mucho menor que la mía.

Viéndola así, tan sola e indefensa y con nada más que la luz que entraba desde afuera, el odio sin razón que sentía por ella se desvaneció. Caminé con sigilo hasta encontrarme justo detrás de ella. Me sentí como un depredador acechando a su pequeña presa. Ya he mencionado que me gustan tanto hombres como mujeres, ¿cierto? Pero algo que no dije es que los hombres me hacen sentir como la presa, pequeño e inocente. Y las mujeres por otro lado me hacen sentir todo lo contrario.

Una brisa entró por la ventana, permitiéndome disfrutar del dulce olor de su perfume. Curiosamente olía igual a como imaginaba.

Tomó un sorbo de agua, en ese momento me arriesgué a acariciar su cintura con suavidad, colocando mis manos sobre sus costados. Dió un respingo y se giró hacia mí. No le di tiempo de hacer nada más, sujeté sus muñecas y la besé, dándome el gusto de saborear al completo sus labios. Sorprendentemente puso resistencia únicamente al principio, pronto relajó su cuerpo y aunque no puso de su parte en el beso, sí que me permitió continuar. Poco a poco solté sus muñecas creyendo que trataría de golpearme entonces, pero tampoco trató de hacer nada. Siguió sosteniendo el vaso, lleno hasta la mitad de agua. Tan pacífica, tan sumisa y tan pequeña, «¿quién diría que eres ocho años mayor que yo?», pensé. Fue en ese momento que caí en cuenta de que se trataba de una mujer ocho años mayor que yo y además la novia de mi padre. «¿Qué demonios estoy haciendo?», me dije, pero ya era tarde para arreglarlo.

Me separé de ella, aún preguntándome por qué actuaba de esa manera tan despreocupada... O mejor dicho, tan rendida.

La tenue luz de afuera me permitía mirar su rostro, así que ella también podía ver el mío, eso descartaba la posibilidad de que me hubiera confundido con mi padre.

¿Qué ocurría con ella?

(...)

Holaaa, perdón por tardar literalmente años en subir este capítulo, espero que aún haya al menos alguien que quiera seguir con la historia, porque ya la he retomado y esta vez no creo irme de nuevo.

En fin, en el próximo capítulo vienen más cosas pervertidas, ¡Sí!

Deseos Prohibidos (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora