A veces la vida no es cómo esperabas

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Me faltaban dos años para terminar la preparatoria, mi novio Edward, iba a entrar al último año. Fue un verano precioso, tardes en la playa, fogatas, paseos a caballo. Tal y como te imaginas una historia de amor perfecta, además del mar y el sol.

Una semana después de entrar a la escuela, todo se vino abajo… o en realidad empezó una nueva etapa de mi vida. Estaba embarazada, apenas había cumplido 17 años y ya esperaba un bebé. Edward ya era mayor de edad, por lo cual mi padre, Charlie, casi lo mata.

Hubieron gritos, reprimendas, quejas, acusaciones pero al final, luego de sentarnos todos a conversar terminé comprometida. Mis padres y los de Edward estaban decepcionados de nosotros pero no nos dieron la espalda. Yo soy hija única así que mis padres sufrieron más. Ellos soñaban con enviarme a la universidad, no esperaban tener una adolescente embarazada. Mucho menos ser abuelos tan jóvenes. Mi madre apenas tenía 35 años.

Nos casamos en una sencilla ceremonia. No hubo una gran fiesta, ni un vestido espectacular. Apenas un pequeño almuerzo. Y sólo nos acompañaron los amigos más cercanos. A todas luces era un matrimonio apresurado para encubrir la falta cometida. Eran otros tiempos, no como ahora que salir embarazada a los 17 te hace ver interesante.

Edward y yo empezamos una nueva vida para la que no estábamos preparados.

Tuve que dejar la escuela. No se permitía a una joven embarazada asistir a clases. Y mi esposo tuvo que dejarla por un par de años mientras trabajaba para poder mantenernos. Ninguna de nuestras familias era adinerada, mi padre es policía y mamá profesora de pre escolar, pero están separados y ella vive en otra ciudad. No podía encontrar apoyo por ese lado. Los padres de Edward tampoco tienen mucho. Carlisle es médico y Esme decoradora pero tenían otros dos hijos menores que mantener, un par de gemelos, Rosalie y Jasper.

Nos instalamos en una pequeña casita a las afueras del pueblo, Edward entró a trabajar en una de las pequeñas fábricas de muebles de la zona. Tenía una jornada de 8 horas y regresaba cansado. Yo me quedaba sola todo el día, mientras mi vientre crecía. Fueron meses muy tristes a decir verdad. Había vivido años muy felices antes de embarazarme, me sentía en la cima del mundo, con tantos proyectos y de pronto me vi entre cuatro paredes con una enorme barriga.

Di a luz a nuestra pequeña Renesmee en la siguiente primavera. Era preciosa, la cosita más hermosa que había visto. Los primeros meses fueron duros, me encargaba de ella yo sola, pues mi marido trabajaba mucho. Afortunadamente mi pequeña era fuerte y no se enfermó ni una sola vez.

Pero el tiempo pasaba, mis amigos de la escuela terminaron de estudiar y se fueron cada uno a seguir la universidad o con becas de deportes. Jessica se convirtió en abogada, Lauren estudió marketing, Ángela fue a estudiar Literatura y Emmett obtuvo una beca en la universidad de Seattle. Edward entró en la escuela nocturna para terminar la preparatoria pues lo necesitaba para poder acceder a algún otro puesto mejor que cortar maderas.

Y yo… yo seguí siendo madre. No sé cómo pasó, a pesar que nos cuidábamos, me embaracé nuevamente. Volvieron los sermones, las críticas y las decepciones. Mamá me llamó "idiota", papá se decepcionó aún más y mis suegros se molestaron con Edward.

Así, unos meses después, tuvimos a Anthony, un pequeñito de ojos verdes como su padre. Mi felicidad parecía estar completa, aparentemente.

Ya con dos hijos, el dinero escaseaba, el alquiler de la casa aumentó y eso nos llevó a pasar algunos problemas.

Comprendí aquel viejo dicho de una de mis abuelas: "Cuando el hambre entra por la puerta, el amor se va por la ventana"

Yo sé que no podía exigir más que el sueldo básico de mi marido, pero en ese entonces quería tanto vestirnos bien. Y me frustraba llevar siempre ropas compradas en tiendas de segunda mano. Apenas nos alcanzaba para alimentarnos, no podíamos darnos lujos. Y las discusiones comenzaron, Edward intentaba explicarme la realidad pero yo no comprendía. Terminaba gritándole mis frustraciones, muchas veces enfrente de los niños.

EXPIACIÓN -Terminado-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora