Masacre

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Sujeto mi arma con firmeza, mientras trato de mantener la calma. ¿Por qué tiemblo tanto? No es la primera vez que sostengo un arma entre mis manos. Debería de ser fuerte. Un soldado no puede templar. Ya tranquiliza tus nervios, hombre. Miro fijamente a los campesinos frente a mi. Sus rostros asustados conmueven mi alma. ¿Cómo pudo ser que llegamos a esto? Nunca creí que tendría que matar a alguien. Jamás lo había hecho.

Lamentos se oyen por doquier y la cuidad tras nuestro se incendia. Espero la orden del general, pero dudo si obedecere. No podría matarlos. Pronto visualice entre la gente a la persona que menos esperaba ver en estos momentos; mi hermano Alek se encontraba entre ellos, abriéndose paso hasta llegar al frente de todos. Su temor me transmitió un sentimiento de culpabilidad y miedo; mientras trataba de convencernos de no disparar, unos se rendían, arrodillándose pidiendo piedad, en cuanto a otros reacios a afrontar las consecuencias de su rebelión, erguían sus cabezas como si estuvieran dispuestos a morir por su objetivo. La orden se dio. No sé en que momento accione el gatillo, solo recuerdo ver a mi hermano caer delante de mí, sin vida, al igual que todos los que le acompañaban. La masacre fue extrema un mar de sangre nos rodeaba. Nunca podré olvidar la mirada perdida de mi hermano, quién fijaba sus ojos en mi con un brillo singular, un brillo que solo el poseía.

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