Vacío

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Olivia era una chica normal de 17 años de edad. No era muy distintas al resto, tiene cabello castaño, largo, ojos negros y piel un poco palida, es una chica tímida, inteligente y ordinaria, llegaba a la escuela temprano y siempre sacaba sobresalientes calificaciones, hoy empezaba una nueva jornada en la escuela, llegando mas tarde de lo habitual, abrió su casillero y sacó sus libros, mientras marchaba a su sala sonó la campana detrás de si, se sentó en su puesto y miró la pantalla de su celular, un nuevo mensaje había llegado. una publicidad

"¡Hola! soy tu nuevo ayudante virtual ¿quieres simplificar tu vida al instante? ¡pulsame! y lo conseguirás ¡no esperes más!"

-- Buenos días Liv -- Tamara se sentó frente a ella y la miró con una sonrisa, la saludó con su mano y la clase empezó, hoy empezaba matemáticas a primera hora, el profesor Martínez, daba sus clases lentas y exhaustas, sus palabras estaban tan llenas de información que cada dia que pasaban con él era una tortura, finalmente la clase termino y el recreo empezó para los más impaciente.

el instituto Don Bosco era conocido por tener reconocimiento internacional, en el cual iban los hijos de empresarios famosos formaban personas dedicadas al gobierno pero no se lo tomaban muy enserio, por eso la mayoría de sus alumnos no están interesados en lo que leen, no le gusta tomar atención ni mucho menos participar en las clases, después de todo no lo necesitan si ya tienen a alguien que pague por ellos, así, el instituto se transformo en una guardería de juegos y competencia, , en donde todos pueden hacer lo que quieren dañando integralmente al otro. en el caso de Olivia era una chica de recursos regulares ingresada gracias a una beca y los sobornos de sus padres, debido a su conducta pacífica nada sospechaba, muchos la nominaron como la null girl, la cual era molestada regularmente, pero no a llegar el extremo de golpearla o burlarse de ella, sobrepasar aquella fina línea es lo que ella teme más que nada, por eso mismo se esforzó por alejarse lo más que podía y centrarse en lo suyo al mismo tiempo, por otro lado se sentía aliviada de tener a Tamara como su compañera y amiga, ella era una chica agradable, entusiasta pero también manipuladora cuando no está de humor, a vista profunda puede ser un arma de doble filo, pero para Olivia eso era mejor que no tener a nadie con quién confiar.

Al terminar las clases, guardó sus cosas y exhalo con descaro, atrayendo la atención de su compañera

-- ¿Que pasa Liv? no te vi muy bien en las clases -- Preguntó ella.

-- No, no es eso, solo estoy cansada, anoche no dormí muy bien, supongo que por los fuegos artificiales -- Contesto de vuelta

-- ¿Los viste? ¿eran hermosos verdad? -- pregunto ella entusiasmada

-- Si, pero estaban muy cerca, no me dejaban dormir

-- Lastima, ¿no quieres que te acompañe al baño?, para que te puedas lavar...

-- No no, tranquila, puedo ir yo sola, la campana puede tocar en cualquier momento, y no quiero que llegues tarde por mi culpa

--  Que terca eres, esta bien, ten cuidado

-- Si, gracias

Se retiró de su sala y emprendió su viaje hacia el baño mientras pensaba en ciertas cosas desagradable. Esta mañana se levantó más tarde de lo habitual y no alcanzo a desayunar, su madre se preocupo pero no le dijo nada, seguramente los fuegos artificiales no la dejaron dormir tampoco, sus ojos estaban con ojeras negras, que siempre se le formaban en las noches y más cuando se tiene que desvelar, ellos viven cerca de la torre de antenas, en donde se lanzaron los fuegos artificiales por eso mismo, las luces y los ruidos fueron muy fuertes y no pararon hasta las 2 de la madrugada.

Se detuvo cerca de la puerta de acceso,  escuchando levemente un ruido que provenía del interior del baño, la puerta estaba junta por lo que no tardó en darse cuenta que estaban golpeando a alguien, a una chica mas bien, solo se escuchaba el ruido de unas pisadas y una que otra risa, no se atrevió a entrar por miedo a que le suceda algo a ella, no pudo reconocer las voces pero presumió que se trataba de las chicas de Élite, las que siempre están detrás de uno. Se alejó rápidamente del baño y busco otro para entrar bajando las escaleras, llegando al puente del edificio principal, cuando iba a dar la vuelta para entrar al segundo baño fue interrumpida por el maestro de deporte quien se acercó a ella con un saco de pelotas en su espalda

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