Intruso

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Sentía algo incómodo en mi cuerpo, algo molesto y sobrante, como un misterioso cortocircuito, durante las clases me sucedió, muchas veces, no podía calmarme, mis horas parecían lentas y tortuosas, justo después de que me entregaran un examen sorpresa, no pude concentrarme en toda la hora no pensaba que era lo importante. Tenía miedo, si, tenia miedo, pero no le tenía miedo al profesor de matemáticas que me castigo por llegar tarde, ni a Ana y su discreta amenaza, no le tenía miedo a Alex o a Tamara, no sentía ese miedo

¿Entonces a quien?

¿A quien le tenía miedo?

-- ¡Chicos, recuerden que tienen que traer el afiche para este viernes, si no, tendrán puntos menos para el examen final! dejare el folleto de las notas faltantes en la pared por lo que quieran verlo antes de salir a vacaciones. Ya pueden irse

Si, si.Lo recuerdo, ese afiche ya lo había hecho, debería de entregárselo ahora

-- Olivia, permíteme hablar contigo por un momento... -- El profesor se acerco a mi con el rostro opacado. Yo aun estaba sentada en mi pupitre

-- ¿Que pasa?

-- Hay algo que me preocupa, tus notas están empezando a decaer, sobre todo en esta materia, no se si te haz dado cuenta pero tu última nota llegó a cuarto de lugar, siempre eres la primera del curso y eres bastante inteligente y responsable. si tienes algún problema...puedes decírmelo con confianza -- Sentí una corazonada emerger de mi interior y mis ojos se desviaron discretamente hacia el marco de la puerta de la sala entre abierta, me pareció escuchar un pequeño zumbido, un pequeño clic

-- Descuide, estoy bien. últimamente me siento muy agobiada -- Volví mi vista a mis libros -- lamento las molestias.

-- Tranquila, tranquila, hay muchos en esta clase que son buenos en matemáticas, puedes pedirle a uno de ellos que te enseñe lo que te falta, sobre el trabajo del afiche ¿ya lo tienes hecho?

-- No aun no -- Mentí

-- Esa nota puede subir tus calificaciones, puedes consultarme lo que sea en la sala de profesores de ello, siempre estoy disponible sobre eso por ahora, buena suerte...

-- Gracias...

El profesor de matemáticas era alguien carismático, tenía entre 30 a 36 años de edad. era más joven de lo que aparentaba ser y atrae a muchas chicas de aquí. no obstante, es un desgraciado cuando tiene que poner las notas en el libro de clases, no tiene piedad con nadie...aun así es amable y está disponible para todos los alumnos, incluyéndome...

-- Recuerdale a tus compañeros sobre la prueba de esta otra semana, es de gran relevancia para las notas finales

El profesor se enderezó y puso sus manos sobre sus caderas

-- Les daré el recado, no se preocupe -- Volví a mentir

-- Gracias -- Contestó el.

Cuando se fue me delate ante un corto suspiro personal, sin saber hacia quién estaba dirigido, sentí la corriente de aire emitida por el ventilador de luz en el techo que a esa hora daba sus corridas rutinarias cuando se supone que debería no haber ningún alumno en la sala. Me levanté del asiento y mire por la ventana de la sala, abajo se veía la cancha y los jugadores entrenando, habían mucha gente allí, seguramente Tamara también

-- No quiero verla -- Dije afirmando mi cabeza e inclinándose en el pupitre -- Quiero irme a casa.

Agarre mis cosas, y me dirigí a mi casillero.

Lo único que menos esperaba ahora es encontrarme a alguien en el camino, alguien como a Alex. Aquel sujeto es el origen de todos estos males y aun no se por que me sigue, ¿su apuesta aún no ha concluido? me apena saber que soy parte de un juego, pero ya no puedo hacer nada para evitarlo.

LazosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora