Disclamer: Todos los personajes, lugares y partes de la trama pertenecen a Rumiko Takahashi y no a mí. Escribo estas historias para divertirme, sin ningún ánimo de lucro.
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8.
La Rendición del Héroe
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Akane tampoco le dirigió la palabra cuando Ranma apareció por fin en la casa.
Se tropezó con ella en la entrada nada más llegar, junto al pequeño armario de los zapatos, pero la chica se limitó a lanzarle una larga mirada seria, como de sospecha y después a darse la vuelta y desparecer escaleras arriba.
Akane... pensó él, un poco irritado. Pero resopló dejando ir ese sentimiento No, no tengo derecho a disgustarme.
Sin embargo, la mirada que le había lanzado ella se quedó dando vueltas por su mente. En realidad, no le pareció realmente molesta, quizás solo estaba horrorizada por las pintas que traía el chico; cojeando, con nuevas heridas en las piernas que asomaban entre los desgarrones de sus pantalones a la altura de las rodillas y ese aire meditabundo que arrastraba debido a los acontecimientos del día.
Ranma había decidido no pelear, si quiera molestarse por la actitud de la chica. Ahora sentía que no tenía derecho. Por eso, se dedicó a cenar a su lado en silencio, sin mencionar lo que le había ocurrido o hacer alusión a sus heridas. Y quizás por orgullo o porque le daba igual, la chica hizo lo mismo.
Fue un alivio para él cuando al fin pudo retirarse. Estaba agotado, dolorido y le provocaba gran incomodidad estar en presencia del resto de la familia. Sobre todo de Nabiki que de vez en cuando le miraba de reojo desde su puesto en la mesa con una chispa divertida en la mirada. Ranma la ignoró cuanto pudo, así como las pocas palabras que los demás le dirigieron durante la cena. Solo quería levantarse e irse para terminar de tragar la vergüenza que sentía a solas.
Por supuesto su madre intentó detenerle, pero él la miró de un modo lo bastante significativo como para dejarle claro que no quería hablar de nada esa noche. Ya daría todas las explicaciones necesarias por la mañana.
Subió las escaleras con lentitud y desánimo, dejando atrás el barullo de platos y los pasos quedos de las mujeres que se disponían a recoger la mesa. Fue dando tumbos hasta el baño y se encerró en él.
Dejó que su malherido cuerpo flotara en el agua un rato, observando con desidia como la sangre reseca se desprendía de su piel en finos hilillos y se mezclaba con el jabón. Aguantó el escozor, aguantó el calor y los vapores que se pegaban a la piel de su rostro y rumió ese extraño vacío que le pesaba por dentro.
Ranma no estaba acostumbrado a sentirse avergonzado de sí mismo.
Se tenía por una buena persona, incluso por alguien generoso. Como artista marcial siempre se tomó muy enserio su deber de ayudar y proteger a los que eran más débiles... Pero no dejaba de torturarse con la idea de que, en realidad, era un ser egoísta y vanidoso. Lo era, siempre lo había sido y... quizás descubrir los auténticos sentimientos de sus prometidas había sido el castigo por comportarse así.
Pero a pesar de aceptar ese hecho se seguía sintiendo mal.
Ni siquiera sabía si tendría el valor para contarle a su madre lo que había pasado. Lo que había estado dispuesto a hacer. No quería que ella le mirara de forma diferente debido a la decepción que iba a sentir.
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A quien más quiero
FanfictionFanfic de Ranma 1/2 Ranma está más que harto del modo en que le tratan sus prometidas y le gustría librarse de todas ellas de una vez por todas, pero no es tan facil. Le persiguen, le apalean y tratan de intoxicarle con su comidas. ¡No puede más! Qu...