2. ¿En qué pesadilla me

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Mi rostro mostró un horror inmenso.

Abraham Mateo está parado enfrente de mi, uno de los asesinos más timido de la historia, de echo, creo que le falta poco para ganarle a Jack Stalison. Una vez, ví en las noticias que él y su pandilla habían matado a unos adolesentes y tiraron sus cuerpos al lago, hasta ahora nadie encontró sus cuerpos. Nadie pudó atraparlos o saber como iban de país a país o de continente a continente. Abraham, fue pedido muchas veces en muchas mafía, pero él solo quería trabajar solo junto a su pandilla. Los Preior. Me pregunto donde estarán los otros.

Una mano levantó mi cabeza tomándola de la barbilla. Era Abraham, claro está. En sus ojos, solo trasmitian a una persona sin piedad y sádico, a la vez, eran unos hermosos ojos marrones que trasmitian curiosidad y sorpresa. Claro, que lo último solo era imaginaciones mías. Está persona es de lo peor.

—N-no me-me hagas da-daño, po-por fa-favor.—dijé llorando y a la vez temblando.

Abraham sonrió maléficamente, y cada vez tenía más miedo y lloraba más. Jamás en mi vida había tenido tanto miedo.

—Creo que ya sabes por qué estás aquí.—dijó con su voz gruesa. Yo negué con la cabeza.—Tu padre es uno de los grandes millonarios, si tú papi me da el dinero que le pido, yo no te mato.

Temblé cuando escuché ese Yo no te mato. Obviamente mi padre dará el dinero del mundo solo para tenermé a su lado. Pero estando con Abraham Mateo, nunca se sabe cuando te pueda matar. Por el amor de Dios, ¡es la persona más peligrosa! Empecé a llorar más aún, apuesto que ya tengo los ojos rojos y hinchados. El limpio unas cuentas lágrimas con su dedo pulgar por lo que me causó un escalofrío.

—Sht, sht. Ya no llores más—dijo sonriendo. ¿Acaso disfrutas de cómo sufró pedazo de animal?—Cuanto más antes tu padre nos suelta el dinero, menos vas a sufrir.

Menos vas a sufrir. Esa frase no paraba de sonar en mi cabeza. Eso segnifica que tengo que sufrir y mucho. ¿Cómo pasó esto? ¿Cómo mi vida dió un giro de 360°? Si solo ayer, era una joven de diesiséis años que disfrutaba de la vida. ¿En qué pesadilla me metí?

—Ya no llores princesea.—dijó mientras acariciaba mi pelo.—Las mujeres no deben llorar ni sufrir.

—¡Si no tenía que sufrir, entonces, ¿para que coño me secuestrastes pedazo de animal?!—dije con toda mi ira. Cerré mis ojos al notar la mano de mi secuestrador en mi mejilla. Los abrí y le miré con todo el odio del mundo. Cojones, esto duele.

—Si quieres seguir viviendo, te aconsejo que me hables bien.—dijó levantandosé. Me lanzó una mirada asesina.—Y ahora levantate.

Me cogió del brazo haciendome gemir del dolor pero caí. Idiota, que tengo los pies atados. Gemí de nuevo, pues seguro que cuando me quitó está mierda de mis brazos e pies, aparecerán muchos maratones. El se agachó y me quitó está mierda. Salimos de la habitación y fuimos caminando por un largo pasillo oscuro. En nuestro bonito recorrido solo hubo un silencio, incómodo. A mi siempre me gusta hablar, si hiceran un concurso quien habla mucho, ganaría el primer puesto.

Llegamos a una habitación donde había una cama individual, un baño asqueroso y dos ventanas, que estaban tapadas con cortinas de color rojo vino. Miré el sitio con asco.

—Bievenida a tu nuevo hogar, Isla Brown.—dijó Abraham tirandomé al suelo. El cerró la habitación con condado y oi unos pasos por lo que segnifica que se retiraba. Abracé a mi débil cuerpo y empecé a llorar. Me imaginaba de todo, menos esto.

Mi secuestrador. [Pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora