Inoportuno reencuentro

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No estaba contenta de verlo. Ni bien lo vio llegar en la carroza con dos extraños hubiera querido cerrarle la puerta en la cara. No lo hizo porque no quedaba bien y debía ser cortés con sus invitados. Que ni siquiera sabía quiénes eran. Solo que al parecer los conocía. Da igual. Era darles refugio hasta nuevo aviso.

La lluvia había comenzado de nuevo. ¿Cuándo dejaría de llover? Odiaba que su hermoso jardín se llenara de barro. Era molesto porque no podía salir. Y tener que ver el rostro de su amado Mitsuki no le agradaba. Bufó al quedar enfrentados. Hizo un puchero. Le quería demostrar lo molesta que estaba con él. El le sonrió como siempre y se sentó a su lado, sobre el tatami, mientras el diluvio continuaba.

—¿Por qué estás enojada?

—Porque eres un mentiroso. 

—No lo soy.

—Lo eres—resaltó—. Prometes algo y luego no lo haces.

—Uhm—notó su voz pausada—. Creo que eres la que no entiendes mi situación. ¿Cuándo dejarás de ser tan cruel conmigo? Hago lo que puedo. Sabes que es difícil para mí y que la situación del país no ayuda. 

Ella sigue molesta. El albino hace una mueca. ¿Cómo podía conformarla? Se notaba que no lo quería cerca y tenía sus motivos. No era muy claro con sus sentimientos. Pues era imposible para él demostrarlos. Sabía que sus estatus eran un dolor de cabeza y como le había dicho, la situación política no era muy buena. Debía estar atento a lo que pasaba en la ciudad capital y no podía continuar con sus coqueteos. No era que fuera poco importante, todo lo contrario, pero ¿cómo se lo hacía saber?

—Chouchou, creo que me malinterpretas.

—No lo hago. Sé muy bien que debes ser un mujeriego.

¿Ahora era mujeriego? Suspiró buscando calmarse. Se inclinó hacia ella y sujetó su mentón, la obligó a que lo viera, ella arrugó su nariz molesta. El esbozó una leve sonrisa y acercó su rostro, apartó unos mechones y entonces rozó sus labios. Ella se tensó, no se apartó, deseaba tenerlo a su lado y él parecía querer someterla. Siempre lo hacía. Siempre terminaba cayendo en sus encantos. ¡Lo odiaba! 

Se dejó llevar y le devolvió el beso, suave, profundo, placentero. Fue como besar algo adictivo, sus labios lo eran. Cerró los ojos para crear una mejor sensación y sintió mariposas en su estómago. Estaba feliz por ese beso. ¿Por qué era así con ella? Era injusto. Se alejó de él y sobó sus labios, molesta.

—Eres injusto.

—No me digas eso—besó su frente—. Volveré pronto. Mientras ayúdalos. Gracias. 

Y con esas palabras se fue. La dejó sola una vez más. 

Lo odiaba, lo amaba. ¿Qué más podía pedir? Era el hombre que más feliz la hacía, a pesar de su irremediable enojo y su incorregible actitud. 



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NOTA:

Al fin actualizaciooon!

Perdón la tardanza :c

Estuve algo bloqueada con la historia.

Ahora volví c:

Ojalá les guste

Disfruten

A esta historia no le está quedando mucho 

Estamos en un poco más de la mitad c:



Doncella Mariposa (MitsuChou)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora