Aleteo

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El batir instantáneo de una mariposa es lo más lento que uno pudiese contemplar.  Ni siquiera se compara a los movimientos de un caracol. Es lo más hermoso de la naturaleza.  Libre, hermosa, fugaz como una estrella.  Su vida es corta y en ese período deja una huella imborrable.  Así retrató Mitsuki a Chouchou.  Una hermosa mariposa que se fue como la noche. Y a pesar de que su amor creció para transformarse en algo mucho más hermoso, supieron que no estaban destinados a terminar juntos. Lo percibieron así, en el último reencuentro, cuando al declarar sus sentimientos entendieron que sus intencioens eran diferentes. 

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La mañana en la que escuchó a los caballos detenerse frente a su residencia, estaba lidiando con su padre, quien al parecer no quería brindarle su apoyo. Chouchou estaba enfadada, más de lo habitual, y no estaba de humor para recibir visitas inesperadas. Muchísimo menos él. ¿Por qué justo ahora? Justo cuando su vida estaba yendo hacia otra dirección. ¿No podía esperar un poco más? No, él quería regresar para dejar su mundo patas para arriba y nuevamente, irse para siempre. ¿Lo dejaría esta vez? No. 

—Estuve buscándote—llamó su voz serena.

Al girar hacia la voz no pudo evitar soltar un resoplido, acompañado de un gesto de disgusto, tapando su rostro con el abanico. No quería verlo, estaba más que claro, ¿cómo no podía comprenderlo? No quería. Mitsuki sonrió débil y se acercó. La sujetó de ambos brazos y luego de sus muñecas. La morena forcejeó irritada.

—¡No me toques!—se soltó y sin apartar la vista de su abanico, le dio la espalda—. Me he enterado que estás casado. Una de mis sirvientas averiguó de ti. 

—Chou, no es lo que...

—¡Sí lo es! ¡Eres un mentiroso!—bramó—. ¡Te odio! ¡Jugaste con mis sentimientos todo estos meses interminables! ¡Ya no quiero verte nunca más! 

La escuchó gimotear, sus lágrimas brotaron con vehemencia y notó su voz acongojada. De verdad que lo odiaba con todo su ser. Se sentía traicionada, herida, decepcionada. Todo junto. Sus palabras solo eran cuchillas que se clavaron en su pecho para no irse. Así se sentía. Y después de tantos meses intentando descifrar su silencio, ahora todo cuadraba, sus salidas, sus desapariciones, su misterio. Todo encajaba perfecto. Era el típico hombre casado que buscaba una amante. Eso era para él. Una amante. Nada más. 

Le dolía...muchísimo. Y merecía su odio.

—No podía decírtelo, no me creerías y...—se acercó para que se volteara a verlo. Al notar sus lágrimas en sus ojos almendras, sintió su corazón crujir—. Chouchou, sí me enamoré de ti. Solo que nuestro amor no es...

—¿Posible?—sollozó—. Eres un mentiroso. Te odio...No me amas, solo juegas conmigo. 

—Te amo—confirmó con voz seria. 

Y sus ojos se volvieron firmes, acercó su rostro, corrió sus flequillos hacia un costado, le sonrió débil y rozó sus labios. Sutil, afectuoso, lleno de amor. Solo que con un sabor amargo...a traición. Correspondió el beso, con lágrimas en sus pupilas y ganas de propinarle una bofetada, no lo hizo porque sus brazos fueron más fuertes y sus labios se aferraron a los suyos con intensidad. Queriendo transmitir cada sentimiento.  Ya no quería ser parte de esta tortura...merecía ser feliz. Merecía ser libre como una mariposa.

Y a pesar de que esa noche, la luna fue testigo del amor que se dieron, del cariño que se dedicaron debajo de las sábanas. Entre un gemido a otro, procurando que sus nombres quedaran grabados en sus memorias, los dos sabían que lo mejora era irse en un aleteo. Uno donde se separaran para siempre y jamás....regresaran. 

Entre un jadeo a otro, mientras sus pieles se rozaban con pasión, con deseo, con afecto. Haciendo el amor debajo de todas aquellas prendas. Sintiendo hervir su propia sangre y susurrándose el alma, esa misma pasión desenfrenada, se apagó. Para siempre....

Es mejor ser libre, padre. Me iré en un aleteo. 

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Mitsuki se retiró del aposento, le dejó un beso en su frente, un "te amo" al oído,  y una caricia llena de dolor. Perderla era más dolorosa que dejarla ir. Sabía que cuando una mariposa volaba, no solo se iba para siempre, moría en vida. Pues su amor no era duradero, era fugaz....siendo solo su aleteo, lo que dejara huellas imborrables. 


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NOTA:

Lo próximo será el epílogo...

Espero que lo hayan disfrutado :))



Doncella Mariposa (MitsuChou)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora