OBEDÉCEME

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—¿Amo?— la escucho llamarme tranquilamente.

Sin decir una palabra la tomo del cabello y hago que salga de la cama. Aun tirando de su cabello, hago que me siga todo el camino de vuelta al comedor, de vez en cuando soltaba algunos gruñidos y quejidos de dolor pero no suavizo mi agarre. Soy el Alpha y no puedo permitir ningún tipo de debilidad.

Las miradas temerosas de mis mascotas y la desaprobación en los ojos de Juno estaban sobre nosotros al llegar al comedor. Suelto sus cabellos y camino a mi silla para sentarme.

—Tome asiento, señorita Katherine.— la invita Juno con su característico tono suave y tranquilo.

La hembra se sienta al lado de Bonnie, frotándose el cuero cabelludo. Esperaba de alguna manera que saltara sobre mí y me clavara sus garras, sin embargo, no dijo ni una sola palabra. Instantes después una mucama acerca a mí un vaso con whiskey el cual bebo de un solo trago para relajarme, otra mucama se acerca con la botella y lo rellena lo más rápido posible. No me gusta que mi vaso se quede vacío por mucho tiempo.

Pronto se acercan más sirvientas dejando nuestra comida; el tintineo metálico de los cubiertos y su choque contra el plato comienzan a escucharse. Eran los pocos sonidos que toleraba escuchar en la mesa, las charlas me hacían sentir en una reunión con el Beta o el consejo.

Aproveché este momento para darle un vistazo más detallado a mi nueva adquisición; era un hembra con un cuerpo decente aunque algo delgado, estaba pálida como si nunca le hubiera dado el sol, no era fea pero parecía que había perdido expresiones en algún lugar. Su cabello estaba maltratado por la decoloración que ya estaba por debajo de sus hombros, su color natural; castaño claro, le queda mejor. Tenía un color de ojos bastante peculiar; dorado y estaban acompañados de unas ojeras que no me quedaban claro si eran por dormir poco o de desnutrición.

Entre más la observaba, más rara y exótica la veía.

No olvidaré como me hizo sacar mi cola y orejas al sentir su voz dominante en mi tímpano. No dejo de pensar que si hubiéramos estado más tiempo en ese estúpido juego, habría logrado intimidarme. Tiene fuerza.

Había otra cosa que no dejaba de dar vueltas en mi cabeza; ¿Por qué no huele a nada?. Lleva perfume encima pero su esencia; ese olor tan característico de las almas de los cambia forma, no estaba.

—Oye, tú— mis cuatro mascotas me dirigen sus miradas— ¿por qué no tienes olor?

—Si me lo permite, amo... es algo de lo que no quisiera hablar.— supongo que está molesta por como jalé su cabello.

—No te lo permito, respóndeme.— escucho como suelta un suspiro.

—Tengo un chip implantado, eso es lo que elimina el olor de mi alma.

La miré intentando intimidarla para que no me mintiera, pero esa mirada seria que me devolvía me decía que jamás me volvería a tener miedo.

—¿Por qué lo tienes?

—A mi antigua dueña le pareció buena idea.

Regresé a mi comida, como si no hubiera tenido esa conversación. Algo en esa hembra me llama, como si me escondiera algo. No sé por qué quise comprarla; cuando la vi bailar me sorprendió ver a una hembra de león en un lugar así. Los leones y los tigres somos prácticamente realeza entre los cambia forma. Se podría decir que fue un impulso, algo instintivo lo que me llevo a esa oficina con semejante cantidad de plata, cuando otra mascota, más dócil, más educada, mejor entrenada habría tenido un precio más bajo.

Ella no tenía malos modales y me hablaba con respeto, sin embargo... esa seriedad y su maldita serenidad no terminan de agradarme.

Doy un vistazo rápido al resto de mis acompañantes y veo como Bambie le hace muecas a la comida, odio tener que discutir con ella lo mismo cada vez que nos sentamos a comer.

La Hembra Dominante & El Macho Alpha [+18] [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora