Cap 2 : Indesición

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Cuando me levanté de la cama al día siguiente, me entraron ganas de volverme a dormir. Era sábado. No tenía ninguna intención de ver a aquel actor adolescente paseándose por mi casa a sus anchas, gracias a que mi ingenua madre se había dejado embaucar. Uff, de verdad, cuando me estreso me salen palabras finas y no me aguanto. Primero fui al baño que conectaba con mi habitación y me duché. Sí, me miré al espejo cuando salí de la ducha. No podía evitarlo, tenía que analizarme psicológicamente cada vez que me veía. Y nunca llegaba a nada… Me vestí y me peiné, y antes de salir de mi habitación respiré hondo. Procuraría no causar problemas esta vez. Abrí la puerta y bajé hasta la cocina, sabiendo que me iba a encontrar allí a la “feliz pareja”. Entré, pero di media vuelta en cuanto vi que Jonghyun estaba solo, tomándose algún líquido oscuro en una de MIS tazas. ¿¡Una de mis tazas!? -¡Oye, tú, suelta esa taza, es mía! -le grité, volviendo a entrar. Era de Star Trek, y aparecía mi personaje favorito. ¡Era sagrada! -Oh, lo siento, es la primera que he cogido… -Vale, eso ha sonado un poco friki, no suelo quitarle así las cosas a los invitados, pero es que él… no me gusta nada. -Espera, ahora cambio la taza… -No, no, no te preocupes. -rectifiqué. Quería empezar bien. -Siento los gritos de ayer… Es que a veces no me controlo. -Te entiendo, no tienes que disculparte. -dijo, cambiando lo que identifiqué como ¿Cola Cao? a otra taza normal y sosa. -No quiero invadir tu espacio. Es tu casa. -empezó a lavar mi taza en la pila. -No hace falta que la laves… -dije tratando de sonar amable, y cuando intenté quitarle la taza de las manos (empapadas de jabón y agua), nuestros dedos rozaron un instante, y sentí una conexión, que me llevó a mirarle a los ojos. Cuando vi que él también me miraba, me sonrojé, y me puse nervioso, y me temblaron las manos y se me cayó la taza. Pero él la cogió justo antes de que tocara el suelo. -Uff, por los pelos… Star Trek, ¿eh? ¿Te gusta Star Trek? Yo soy más de Spok, la verdad. Pero él tampoco está mal. -¿T-te gusta Star Trek? -pregunté sorprendido, y cuando escuché su dulce risa sentí algo dentro. -Sí, aunque haga películas de adolescentes, también tengo mi lado… interestelar. “Pero qué tonto eres.” me dije, mordiéndome el labio. “Estás sonando infantil… y él sólo te está siguiendo el juego...” -¿D-dónde está mi madre? -pregunté entonces, cambiando de tema. -¿Minhee? -dijo Jonghyun dejando de sonreír y bajando la mirada, atendiendo de nuevo a su taza normal y sosa, y dándome la mía. -Le han llamado de una entrevista urgente. Ha tenido que irse. -Ah, gracias. -caminé hasta la mesa que había, y me senté. Había una revista allí, una del corazón. Su titular era “ Kim Minhee, la cantautora del momento, se ha prometido con el joven actor Kim Jonghyun, después de dos desastrosas relaciones.” Eran portada. En ese momento, todo el buen rollo que estaba acumulando se perdió. Se me olvidó que quería empezar con buen pie y alegrar un poco a mi madre, y me subió el odio hacia aquel aprovechado en pocos segundos. -¿Por qué vas a casarte con mi madre? Sentí que levantó su mirada hacia mí, sin atreverse a responder enseguida. -Esa pregunta es un poco compleja… -¿Es por su dinero? -le interrumpí. -¿Por su fama? Por ambas cosas, ¿verdad? -En realidad… -No me digas que es porque la quieres, porque tú podrías tener a cualquier chica, de cualquier edad. No tenía por qué ser famosa, ni mayor que tú, ni mi madre… ¡¡¿Por qué mi madre?!! -sentí que de nuevo me estaba descontrolando, pero no pude evitarlo, y tampoco quise. -Te equivocas conmigo, Key, yo… -¡¡No me llames KEY!! ¡No me vuelvas a llamar así! -grité.- No finjas que quieres ser mi padrastro, porque ¡¡podrías ser mi hermano!! -solté mi taza en la mesa y salí, muy cabreado, de la cocina. -¡Espera, escucha! -rogó  Jonghyun, pero yo no le hice caso y subí de nuevo a mi habitación, cerrando la puerta con pestillo. Furioso y triste, para no romper nada, decidí bailar, así que conecte mi USB y puse una de las tantas canciones que me gustaban, bailaba demasiado bien y con un sonido, que seguramente lo escucharia media cuadra y molestaría a los demás, pero en ese momento no me importaba. Mientras la melodía sonaba, no pude evitar que las lágrimas corrieran por mis mejillas. “Soy tan débil… Soy tan débil… ¿Por qué no soy capaz de aceptar que mi madre se case con quien quiera? ¿Por qué desconfío tanto?” El baile que iba improvisando lograba liberarme un poco, diciendo sin palabras todo lo que sentía y todo lo que pensaba, en un código que sólo yo podía entender. Estuve un par de horas así, hasta que mis piernas me rogaron que parara, y mis oídos que los descansara, así que les obedecí. Apague la Laptop, ahora más tranquilo, y me senté en la cama. Respiré hondo y miré la hora: las once de la mañana. Aún no quería salir, así que no lo haría. Pero sabía que me había pasado mucho. “Me estoy volviendo un poco bipolar…” pensé, y tuve miedo de que mi otro yo fuera un asesino, o algo así, y me planteé esconder mi cuchilla de afeitar. Pero enseguida me di cuenta de que era una tontería. Respiré hondo de nuevo, cerrando los ojos. En ese momento, olfateé detectando un olorcillo a Cola Cao que venía de fuera de mi cuarto. Y justamente, llamaron a la puerta. -No hace falta que me abras. Como he visto que no has desayunado, te he traído una bandeja. La voy a dejar delante de tu puerta y tú la coges cuando quieras, ¿vale? “Él… ¿ha hecho eso por mí?” me sonrojé. Yo me habría mandado a la mierda directamente. Él era… realmente amable. -Ki.....Kim Jonghyun… -dije, de forma que pudiera escucharme a través de la puerta. -Perdóname. No lo podía creer. Realmente le estaba pidiendo disculpas. Realmente era bipolar, o al menos lo parecía. -Llámame Jonghyun, por favor. -escuché que decía. -Y no tengo nada que perdonarte. -¡Espera!-dije de nuevo alto, temiendo que pudiera marcharse. Me levanté, abrí el pestillo y le invité a pasar a mi cuarto. Cogió la bandeja del suelo y entró, sin parecer tenso ni dejar de sonreírme cuando nos vimos. Miré la bandeja: había magdalenas de chocolate, unas tostadas y, en mi taza de Star Trek, un Cola Cao. -Siéntate. -le dije, sentándome yo en mi cama, y él se sentó a mi lado, dejando la bandeja a un lado de la cama. -Lo siento… Me estoy viendo un poco bipolar… -Ten cuidado a ver si tu otro yo es un asesino, o algo. -rió, realmente como si fuera un ángel. Cuando vio mi mueca de preocupación, rió de nuevo diciendo: -¡No me digas que lo has pensado! -Pues sí… pero a mí me parece preocupante. -No eres bipolar, simplemente estás en una situación difícil. -Te estoy tratando muy injustamente… Es que tengo miedo de que le hagan daño a mi madre. -dije cogiendo una magdalena, y mirándole mientras hablaba. Era fácil hablar con él. -Come tú también algo. -le di una magdalena también, y nuestros dedos volvieron a tocarse. “¿Por qué me pongo tan nervioso cuando pasa esto?” -Gracias… ¿Cómo puedo llamarte? -Key. Olvida lo de antes. -dije bajando la mirada avergonzado. -De acuerdo,Key, yo sé por qué tienes miedo de eso. Y te comprendo muy bien, créeme. -No puedes saberlo… No lo sé ni yo. Supongo que es amor familiar… -No es sólo eso… tienes miedo de que la gente se acerque a ti por tu fama y no sepa ver quién eres realmente. No crees que nadie te quiera, y desconfías… y no quieres que le pase eso a tu madre. ¿A que he acertado? -me sonrió dulcemente, pero yo bajé la mirada. Tenía razón. Tenía razón en todo. -Todos… -empecé. -Todos se acercan a mí por quién es mi madre. Porque quieren un autógrafo, conocer a un famoso o saber… qué se siente al ser… hijo de Minhee. -dejé la magdalena, porque estaba empezando a descubrir mis verdaderas emociones. Vi que Jonghyun también la dejó. -Nadie se interesa en realidad por quién es Kim Ki Bum. Por cómo baila Kim Ki Bum o qué estudia. Kim Ki Bum.-hice una pausa, y empecé a sollozar. Nunca había pensado en todo esto. -En mi mundo, cuando crees tener un amigo, descubres que sólo era interés lo que le había acercado a ti. Cuando crees que alguien te ama, es mentira. O cuando crees que tienes a alguien a tu lado… es mentira. -No pude evitar empezar a llorar otra vez. “Soy débil… Soy débil…” Escondí la cara entre las manos. -Todo está lleno de mentiras, en mi mundo… -añadí, más para mí mismo, sintiendo que por fin había descubierto la verdad sobre mis desequilibrios mentales, y mi vacío en el pecho. -No llores, Key. -sentí que unos brazos fuertes y suaves me rodeaban, estrechándome con fuerza, y un perfume de frutos secos invadió mis sentidos. Jonghyun me estaba abrazando. -¿Por qué te estoy contando esto? -pregunté en voz alta, entre sollozos. -Tú podrías ser una de esas personas falsas e interesadas… Jonghyun agarró mis muñecas con fuerza y las apartó de mi cara, haciendo que tuviera que mirarle a los ojos obligatoriamente, aunque tuviera la cara llena de lágrimas. -Yo te comprendo. Soy un actor, y no demasiado bueno. Soy un actor comercial. ¿Sabes lo que significa eso? -hizo una pausa, mirándome compasivo. -Ni siquiera me escogen por mi talento. Sólo soy una imagen, un cuerpo bien cuidado. No quiero que llores por esto, Kibum. Cuando dijo mi nombre, sentí ganas de suspirar. Tenía razón. Él podía comprenderme, también podría estar como yo. Pero él era más fuerte que yo. Sus manos seguían agarrando mis muñecas, y no quería que las soltara, porque me gustaba aquella sensación. Sin embargo, me las soltó y, acariciándome una mejilla, me limpió las lágrimas. -Espero que Minhee te lo explique pronto todo… -susurró, y vi que en realidad estaba diciéndomelo como si no le pudiera oír, como si estuviera pensándolo. -¿M-me tiene que explicar algo? -pregunté, secándome la otra mejilla, sin apartar su mano de mi cara. Tras unos instantes (¿de duda en él?) bajó finalmente la mano, y me sonrió, sacudiendo la cabeza y diciendo: -Nada, déjalo. Bailas kuy bien, ¿sabes? -Gracias… En ese momento escuchamos la puerta principal abrirse en el piso de abajo. -Esa debe de ser Minhee. -dijo, mirando hacia fuera. -Anda, lávate la cara. Me entraron unas ganas inmensas de abrazarle, de sentir su olor y sus brazos a mi alrededor. Pero me decanté por levantarme de la cama. -Eh… Jonghyun. -me animé a decir. -He visto cómo mirabas el Cola Cao que me has hecho. ¿Quieres bebértelo tú? -¡Te lo agradecería muchísimo! Soy casi adicto al Cola Cao. -rió de nuevo. Cogí la taza y se la di, y él comenzó a beberla enseguida. -¡Muchas gracias! Entré a mi baño y cerré la puerta. De nuevo me miré al espejo. Mi rostro estaba lleno de lágrimas, mis ojos  estaban hinchados, y mi respiración agitada. Y mi mirada… era diferente. Alguien por fin había visto en mí por qué me comportaba de aquella manera, incluso antes que yo. Alguien me había comprendido mejor que yo. Alguien… me había sorprendido. Aunque aún no me fiaba del todo de él, Jonghyun había sido amable conmigo incluso cuando yo le había gritado y echado a patadas. Y había hablado conmigo… Había elogiado mi forma de bailar… Me sonrojé, y me eché agua en la cara para lavarla y enfriarla. ¿Qué me estaba pasando? De verdad no me comprendía. Tenía que venir un peliplata de ojos oscuros para decirme que lo que me pasaba era que temía que los demás no me quisieran. ¿Acaso no podía averiguarlo yo mismo? Estaba visto que no. ¿Y acaso tenía que venir él para que alguien que no fuera mi madre elogiara mi forma de bailar? Al menos tenía clara una cosa: Kim Jonghyun sólo llevaba dos días, o menos, en mi casa, y ya había introducido unas cuantas novedades, al menos, en lo que a mi mundo concernía. Cuando salí de mi baño, Jonghyun ya no estaba en mi habitación. Ni él ni su bandeja con mi desayuno. Bajé a recibir a mi madre, que supuse que estaría aún en la puerta, pero ya estaba en el salón, y cuando llegué sonriendo, ella estaba hablando con él, y me miró, también sonriente. Él aún bebía el Cola Cao. -Hola, mamá. -me acerqué, y le di un beso en la mejilla. (A mi maaadre, no os creáis cosas raras, ¿eh?) -Me alegro de que os llevéis bien, o al menos no tan mal como antes… -Se me ha ocurrido una idea fantástica. Esperad, voy a hacer unas llamadas. Kim Jong Hyun  se encerró en la cocina, con el móvil en la mano. Mi madre me miró con los ojos brillantes. Seguro que ya sabría lo que el chico planeaba. Pero a mí me daba igual, sinceramente. Me encontraba mejor tanto física como mentalmente y podría enfrentarme a lo que fuera, así que esperé pacientemente, mientras abrazaba a mi madre. -¡Qué raro estás, key! -exclamó mi madre, feliz. -¿A que sí? -reí, besándola en la frente. -No te preocupes, no es nada malo. -Ya lo veo, parece un buen cambio. -sonrió. -Estoy muy orgullosa de ti. Algún día serás grande. -Nunca podré superarte, mamá. -¡Ya lo creo que podrás! -rió. -Sé fiel a ti mismo, Key. Nunca dejes que los demás te controlen. …¿Y eso a qué venía? -¿Y esto a qué viene, mamá? -A nada, hijo, a nada. -volvió a reír. -Ya lo entenderás. A veces… mi madre me trataba como si fuera un niño, cosa que me fastidiaba bastante. ¿Que ya lo entendería? ¡¿Cuándo?! ¡¿Cuando tuviera canas y estuviera al borde de la muerte?! ¡¡Porque entonces entenderlo no me serviría de nada!! Pero me relajé porque no quería estropear la escena. -Espero que esta tarde no tengas planes, Key. -dijo Jonghyun, saliendo de la cocina, aún con el móvil en la mano. Por un momento se me cruzaron los cables (¡¡A CUALQUIERA LE PUEDE PASAR, ¿VALE?!!) y el corazón me empezó a latir con fuerza, y me sonrojé, pero cuando añadió: -Tienes una audición. -la sangre me bajó a los pies y casi me desmayo. ¿Una audición? No podía estar más contento.
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*U* empezará lo interesante en el siguiente capítulo (x

Mi padrastro ~ Jongkey [COMPLETO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora