¡Hola! Solo quiero aclarar que lo siguiente estaba planeado para ser el final de un fanfic que nunca terminé.
A continuación (suena bien fino eso ajjdjsk) pondré la descripción de ese fanfic para que se hagan una idea de lo que sucede.
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Foto porque soy muy floja, equisde.
Y bueno, eso sería todo uwu 💕✨
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Despertó con lágrimas en los ojos, la respiración agitada y el ligero recuerdo de haber visto la dulce sonrisa caramelo de su... ¿amigo? ¿Novio? ¿Acaso importaba eso ya? Lo amaba, lo amaba tan locamente. Estaba tan perdido en esos energéticos ojos azules, en su extraño sentido del humor, en su sonora risa que al llegar a sus oídos no podía evitar estremecerse por tan bello y feliz sonido. Su piel morena, con pequeños lunares esparcidos en cada espacio de sus brazos, cara y espalda. Amaba cada detalle de él, sea físico o emocional. Porque Lance era una maravillosa obra de arte. Era tan expresivo, tan sensible, tan imperfecto y paradójicamente perfecto a su manera.
Se sentó en la suave superficie que era su cama, se giró para tomar su celular, ahí estaba. La rosa blanca que el cubano le había dado a Keith al terminar su sueño. Entonces recordó lo que Lance le había dicho tiempo atrás: "Si un hombre atravesara el paraíso en un sueño y le dieran una flor como prueba de que había estado ahí, y si al despertar encontrara esta flor en su mano... ¿entonces qué?"
Esa era la prueba de que el paraíso existía. Una simple rosa blanca que le había dado el chico del cual se había enamorado meses atrás. Porque estar con él era como el paraíso. Cada mala broma, cada sonrisa, cada abrazo y cada caricia se habían convertido en su nuevo sueño. Un sueño del que esta vez no volvería a escapar.
